† Capítulo 1 †

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29 de Mayo, 1967

Scarlet se miraba al espejo fijamente como lo hacia todas las mañanas después de levantarse y tomar un baño.
Con su pequeño cepillo color rosa empezaba a desenrredar su largo y tupido cabello negro.
A veces en su sano juicio deseaba el poder salir y estudiar como todas las adolescentes que veía pasar por su ventana, dejar de depender de alguien, dejar de tener dos personalidades y sobre todo, dejar de auto lesionarse y escuchar esas voces que la insitaban a hacerlo.

Su niñez, recuerda,tampoco fue fácil.
Se educó en casa. Nunca tuvo amigos más lo que ella misma veía ,y apesar de las dificultades que padecía, sus padres la llenaron de amor y cariño,la amaron hasta el final,hasta cuando esos malditos los asesinaron frente a la pobre Scarlet.

Desde entonces, su tía materna Sophia "cuida"de ella. Sophia es periodista. No se a casado. Vivía sola y necesitaba una compañía, y esa compañía creía la había encontrado en su sobrina.

Scarlet se dirige al cajón de su buró y saca su pequeño bote blanco de haloperidol, ese tratamiento que sigue para su esquizofrenia.
Mira los rasguños que tiene en las piernas. Se los hizo la noche anterior. Tiene que ocultarlos,sino su tía la regañará, y a Scarlet no le gusta que le griten.

Busca un sueter y un pantalón negro, está de luto, extraña a sus padres, quiere sentir el cariño de su madre,los abrazos de su padre ,quiere estar como antes.

-¿Scarlet?  Scarlet voy a entrar- Dijo Sophia del otro lado.
- Pasa tía. Buen día -
- ¡Hay niña ya vístete diferente por Dios! Tus padres ya no estan, ya supéralo querida. - dijo mientras que se agachaba ala altura de Scarlet.
- No tía, mis padres estan conmigo, cuidan de mí - Scarlet bajó la mirada, como queriendo llorar.
- ¡No,no, no!  ¿No llores si?  Hoy vienen visitas por mi trabajo. -tomó el rostro de su sobrina - ¿Recuerdas que tienes que hacer Scarlet? -
- Si, -suspira mirando con tristeza los ojos fríos de Sophia- Tengo que quedarme aquí, encerrarme y no salir hasta que tus visitas se vallan. Así, como
si yo no existiera. -
- ¡Exacto!  Como si no existieras, y tambien,si se te vienen tus locuras de tu otra personalidad, ponte a jugar, están ahí tus juguetes. - señaló a un montoncito de peluches que Scarlet tiene en su cama.
- ¡Con el sr. Bunny! - esa tristeza se había desaparecido de su rostro, empezando a dar pequeños saltos como una niña.
- Si, si, con tu peluche, anda, vamos a desayunar -

Las trabajadoras de la casa de Sophia empezaron a recoger lo que ella y su sobrina habian dejado en la mesa.
Scarlet se dirigió al columpio que de mala gana su tía aceptó ponerle, pues a ella le encantaba ir a parques con sus padres y jugar en los columpios, pero tan egoísta,Sophia nunca quería llevarla así que optó por que le pusieran su diversión en el jardín trasero,debajo del árbol más grande de toda la casa.

- Extraño a mi mamá, a mi papá, porqué se tuvieron que ír ,quiero estar de nuevo con ellos y abrazarlos, besarlos... -

Scarlet no comía lo que el doctor le había indicado. El estado de su salud era evidentemente malo.
Estaba delgada, palida, en todo el día sino estaba jugando, dormía, o miraba la serie de televisión que le encantaba a ella y al sr. Bunny.

- No, no otra vez no, Dios, ayúdame... -

Marine, la pequeña Marine. Es una niña de 7 años. Ha quedado huérfana. Sus padres fueron asesinados y tras ese suceso, ella depende de su Tía, Sophia.

Si, Marine es el nombre que adopta Scarlet cuando sufre de ese Transtorno de personalidad que la agobia desde su infancia.
No recuerda lo que la "otra persona" dice, hace o ve. Un alivio pues no le atormentan las imagenes de sus padres agonizando. A llegado a no reconocer a su tía, a los doctores, a las trabajadoras.

- ¡Tía, tía,iré con sr. Bunny, veremos la televisión ! - gritaba la pequeña Marine por toda la casa.
- Scarlet ya estan por llegar mis invitados, ya vete a tu recámara -
- ¿Scarlet?  Jajajaja no tía, soy Marine-
- Otra vez- Tapó su frente con una mano - Ok, Marine, ve, anda, súbete a tu recámara ya sabes que hacer -
- Tía, tía no se ,no se que hacer... -
- ¡Estúpida loca lárgate a tu recámara y no salgas! -
- ¡Tía, Tía no me digas así! -
- ¡Desaparece de mi vista, que esperas muévete! -
Los gritos de Sophia hicieron que los ojos de Marine se inundaran de lágrimas. La pobre sólo salió corriendo hacía las escaleras.

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