† Capítulo 2 †

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Marine no entiende porqué su tía no deja que ella conviva con sus invitados.
Es una niña buena, hace caso y se queda ahí quietecita cuando se le pide,¿ a caso su tía no la quería?

No tenía ganas de ver la televisión. Agarró a su amado Sr. Bunny y se durmió.

***

Scarlet despertó al rededor de las 10:30 pm. Una de las trabajadoras la había despertado para que cenara.
- Srita. Scarlet, ¿no va a cenar algo? -
Dijo la muchacha asomándose por la puerta, en voz baja, con miedo.
- No tengo hambre Lucy, gracias -
- Pero no prueba bocado desde que desayuno, el doctor le dijo que tenía que comer bien srita. Scarlet-
- Simplemente, no tengo hambre Lucy, gracias-
Scarlet sólo escuchó como la puerta de su recámara se cerraba lentamente. Se levantó de la cama y se dirigió a su buró, a cepillar su cabello, así como lo hacía de costumbre para ponerse después su ropa de dormir.

Miró en el espejo a una chica delgada, pálida. Sus hermosos y grandes ojos verdes se veian cansados. Quería sentirse amada, gustarle a un chico apuesto y llenarlo de amor y de besos, casarse para después formar una familia. Admiraba el matrimonio de sus padres y así ella quería vivir.
Autolesionarse no estaba en sus planes, pero no podía evitarlo.
Esas voces, esas voces que no dejaban de gritarle, como una película de terror. Los lápices de colores que estaban en un botecito adornado con listones, empezó a clavarselos en las piernas .
Se tiró al suelo ,golpeaba su cabeza, jalaba sus cabellos. Lloraba de impotencia. Tenía que tomarse sus pastillas. Las buscó pero ya el bote estaba vacío.
- ¡Tía, tía ayúdame! ¡Ya no puedo más... !-
Sentía la sensación de como gusanos se movían debajo de su piel; y podía verlos, ya eran visibles. Rascaba con desesperación sus brazos para poderlos sacar, fue entonces cuando su ropa de dormir ya estaba manchada por el color de su sangre carmesí.
La música proveniente de la sala se mezclaba con sus gritos de ayuda,y en la puerta,solo podía ver la figura de su madre...
Se pusó de pie, quería ir con ella, sus piernas no reaccionaban, su vista se nubló...
Scarlet cayó al suelo nuevamente ,producto de todas sus alucinaciones.

En la sala

- Ya no aguanto a Scarlet- decía Sophia con copa en mano.
- ¿Scarlet?  ¿No se supone que ya es una adulta para que la andes cuidando? - le contestó uno de sus compañeros de trabajo.
Riendo y dando un trago de vino, Sophia contaba - No, ella carece de sus facultades mentales - señalando con el dedo parte de su cabeza. - Está loca- rieron todos.
- ¿Y porque no te la llevas a un hospital psiquiátrico?  Scarlet ya no es una niña, si no hubieras aceptado el cuidar de ella, el juez que llevaba el caso la hubiera mandado directamente a uno. - añadió una mujer que se había unido a la plática.
- ¿Hospital psiquiátrico? -
- Si, hay uno a unos kilómetros de aquí, el Hospital Psiquiátrico Pennhurst. Atienden a personas con mal formaciones, o locas como lo esta tu sobrina. Llévala, te quitarás un problema de encima-
Sophia no lo dudaba. Era perfecto el plan. Jamás había con vivido con su sobrina lo suficiente hasta que su hermana y cuñado murieron. Se arrepentía de haber aceptado cuidarla. ¿Qué podía perder? Scarlet ni la extrañaría.

La música y las risas desaparecieron en la madrugada. Sophia se preparaba para dormir.
No había ruido extraño en la recámara de Scarlet, así que no le preocupaba.
Se apagaron las luces. Mañana sería el día.

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