Capítulo 5

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Dimensión Alternativa

Subo las escaleras y me dirijo a mi habitación. Sinceramente, es bastante sencilla. Las paredes blancas, una cama de matrimonio, mi gran armario blanco, un pequeño escritorio con un portátil de casi 5 años de antigüedad, un televisor un poco viejo pero lo suficientemente grande como para jugar a la PS3. Si no fuera por el desorden parecería muy vacío.

Desde pequeña me fascinaba el mundo de los videojuegos, mi hermano Kaidan y yo pasabamos horas jugando. Mis favoritos siempre han sido los de rol, pero en especial aquellos que tenían una gran historia y podía tomar decisiones importantes que afectaran a ella. Una de mis sagas favoritas de videojuegos siempre será Mass Effect. Recuerdo que era incapaz de tener un romance con uno de los personajes porque tenía el mismo nombre que mi hermano y tambíen recuerdo que fui incapaz de sacrificarlo en el primer juego por el mismo hecho.

Quién iba a decir que en la realidad, iba a acabar abandonándolo. Todos me dicen que no me culpe, pero no puedo evitarlo.

Abro el espacioso armario y cojo un vestido ceñido de espalda abierta de color vino y unos tacones de vértigo negros. Con la ropa en la mano, me dirijo hacía mi minúsculo baño y me introduzco en la bañera, un poco pequeña a decir verdad. Me encantaria tomarme un baño relajante de esos que salen en las películas, pero no tenemos termo, así que me conformo con una ducha rapída. Al terminar de secarme me visto, me vuelvo a hacer mi maquillaje dramático, y por último, retoco las ondas de mi cabello castaño. Bajo las escaleras y espero a Raphael en mi sofá color café de segunda mano mientras miro el maravilloso canal de la teletienda. Os preguntaréis, "¿no está preocupada por su madre? Lleva prácticamente todo el día fuera..." Pues la respuesta es que, si mi madre fuera otra persona distinta, me preocuparía, pero conociéndola, estoy segura de que andará en algún bar de poca monta.

El cláxon del Toyota de Raphael me saca de mis pensamientos. Salgo de casa y entro en el viejo pero tuneado Toyota, como no, mi querido Raphael me ha guardado el asiento del copiloto. Detrás están Connie con un vestido rojo tres tallas menos de la suya, Angela con un vestido dorado que realza su belleza afroamericana y Mark va... Bueno, con su sudadera de siempre y unos jeans desgastados.

—¡Fiesta! ¡Wow, si! —El entusiasmo de Connie nos anima a todos, a decir verdad.

—Tan bella como siempre, mi querida Alycia. —Al terminar la frase, Raphael me besa la mano.

—Tú tampoco estás nada mal, mi querido Raphael. —Se ha rapado su cabello negro y se ha recortado su barba de chico sexy para la ocasión.

Pone a todo volumen una de esas canciones comerciales que te dan ganas de bailar como un adolescente y, mientras ellos cantan, yo como ya habréis imaginado, estoy mirando por la ventanilla.

Mi relación con Raphael, es pues, la de dos amigos que se adoran. Es un persona importante en mi vida, vivió conmigo lo que ocurrió con Kaidan, y siempre ha estado cuidándome. Siempre ha sido como un miembro más en la familia y quería a Kaidan tanto como yo, prácticamente somos hermanos.

Llegamos a la gran mansión acristalada de El Ruso. Es simplemente espectacular, una obra de arte arquitectónico. Tiene una enorme piscina con jacuzzi, un bar alucinante, cabina de DJ, etc. Es extraño como siempre que vengo aquí, me sigo impresionando como la primera vez.

—¿Cómo están mis americanos favoritos? —El cabello platino del ruso es tan perfecto como sus ojos azul hielo.

—Cariño, ¿que te parece si subimos a la habitación? —Me gusta Angela, no pierde el tiempo. Siempre ha sido una chica directa y decidida, aunque algunos la catalogan de "fácil" no me lo parece, se va con quien quiere, no con cualquiera.

Angela y el Ruso desaparecen de nuestra vista mientras que Connie, Raphael, Mark y yo pasamos por el gran patio para llegar hasta el bar que está al lado de la piscina.

—Alycia, no te lo vas a creer, ¡Liam ha venido! —Suelta un gritito de emoción.

—Supongo que te refieres al motorista harapiento... Corre, eres libre para irte con él. —Ella sabe que me parece una mal chico, pero sé que no me hará caso.

—Te adoro. —Me planta un beso en la frente y va corriendo hasta su objetivo.

—¿Qué quieres beber Alycia? —A pesar del aspecto de chico de barrio de Mark, siempre ha sido una persona muy educada y servicial.

—Sorpréndeme, amigo mío.

—¿Alycia, conoces a ese chico de allí? No para de mirarte desde que llegamos. —Raphael señala hacia una de las palmeras, en la que un chico rubio de ojos color miel, me está observando fijamente.

—No. —Le respondo a Raphael mientras me dirijo hacia el sujeto. Hay algo en él que me inquieta. No es el típico mirón, lo noto.

—Un placer que podamos conocernos al fin, Alycia. —Me extiende la mano.

—¿Y tú eres? —Le extiendo la mano también. No me sorprende que sepa mi nombre, bastante gente me conoce.

—¿Tengo que volver a dejarte una nota debajo de la almohada?

—Espera, espera, ¿eres A.F.? —La verdad es que estoy un muy desconcertada. No esperaba encontrármelo aquí y menos ahora. Me ha pillado con la guardia baja.

—Bueno, en realidad me llamo Alistair
Fitzgerald, pero sí, soy el misterioso autor de tu nota.

Nothing Gold Can StayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora