Capítulo 4: La disculpa.

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En la tarde de ese mismo día, un rubio se encontraba parado en la entrada de la casa de Ashiya, estaba cansado y el único pensamiento que se le pasaba por la cabeza era el porqué no utilizó la Mononokean para llegar... Cierto An le dijo que si no traía a Hanae no lo dejaría usarla como transporte; tocó el timbre decidido, rogando que fuera su azabache, aunque al pensar en su azabache negó rotundamente diciendo que eran hombres, lo común.

Al oír como los pasos se acercaban, trató de no tener mala cara y sonreír, pero esa sonrisa se le borró al ver las lágrimas de la madre -Oh tu eres aquel amigo de Hanae- Dijo limpiándose las lágrimas y tratando de sonreír -Por favor pasa...- Y así como lo dijo Itsuki entró.

-¿Se encuentra bien?- Preguntó el rubio algo preocupado por el estado de la madre de Hanae.

Lentamente comenzó a negar mientras volvía a llorar -No, no me encuentro bien- Dijo casi desmayandose pero Itsuki la agarró con fuerza, la apoyó en la pared mientras la veía -Esta mañana... Encontraron a mi hijo en un callejón en estado de coma y me...- Soltó dolida, aunque no sabia que el rubio se había desconectado de sus sentidos al escuchar la palabra coma.

-¿Puedo verlo? Por favor- Pidió Itsuki después de un rato, la madre asintió mientras lo guiaba hacia la habitación de su hijo, con cuidado él abrió la puerta, parecía que su cuerpo no quería verlo.

Al abrir por completo la puerta, observó con tristeza como su empleado estaba conectado a una maquina que lo mantenía vivo, los ojos del rubio se le comenzaron a llenar de lágrimas mientras caminaba hacia él -Me alegra que mi hijo tenga un amigo así- Escuchó a la madre mientras cerraba la puerta.

Al estar completamente sólo, Haruitsuki liberó las lágrimas contenidas mientras agarraba aquella mano suave entre las suyas -Discúlpame... No fue mi intención gritarte, por favor levántate y sigue a mi lado...- Dijo con la voz rota, el no era una persona que lloraba pero el verlo a él así, le destrozaba el corazón -Quiero ver aquella sonrisa, que tanto me gusta dibujada en tus labios-.

Justamente en ese momento, el nuevo Hanae caminaba hacia su casa derrotado, abrió la puerta y la cerró con cuidado; pasó a la cocina observando a su madre llorar en frente de un cuadro de su familia, el azabache se acercó hacia ella y con lentitud tocó su hombro.

Había logrado llamar su atención, pero la mujer mo veía absolutamente a nadie, Hanae se sintió vacío al ver que ni su propia madre lo veía -¿Así se siente un Yokai? Es triste- Dijo con lágrimas a punto de salir pero se las limpió.

Subió por las escaleras con pasos lentos hasta su habitación, se quedó un rato con la mano en el pomo de la puerta, al rato decidió entrar; quedando petrificado al ver a su jefe tomando su mano del cuerpo anterior.

El rubio, al escuchar la puerta abrirse, creía que era la madre la cual lo iba a despachar; pero al darse la vuelta se quedó helado al ver a Ashiya completamente despierto y de pié.

Parecía que ninguno de los dos creía lo que veían sus ojos, por un lado Hanae se impresionó por ver aquellas lágrimas por parte del rubio e Itsuki no entendía el porqué habían dos Ashiya, más que todo ¿Por qué el segundo tenía orejas de gato?

-Pfffff jajajajajaja Abeno-san ¿Estabas llorando?- Se comenzó a reír Hanae con nerviosismo ya que la verdad le conmovía aquello, él estaba llorando por él no había duda.

-Tch sólo fue una basura Ashiya- Dijo limpiando sus lágrimas de forma brusca, al terminar se acercó a Ashiya y con fuerza le agarró una oreja -Vamos de inmediato a la Mononokean-.

-Ite A-Abeno-san eso duele- Se quejó mientras el rubio lo arrastraba hacia la puerta de su cuarto -Yo sé caminar, no soy un niño-.

-Sí que lo eres y sobretodo uno de cinco años- Dijo con tranquilidad parando al frente de la puerta -Mononokean ven- La invocó con rapidez y abrió la puerta observando la sala del té, el rubio lanzó al azabache a su interior y después el entró.

-Es muy brusco Abeno-san- Dijo el azabache con un puchero, mientras se acariciaba su oreja ya que le dolía, un tintineo llamó su atención -"¡Hanae <(^.^)/! Que alegría... Espera ¿Qué es ese nuevo look?"- Leyó el azabache mientras se sentía presionado.

-Eso mismo le quería preguntar yo- Dijo Itsuki con una mirada sombría mientras se sentaba al frente de él -Habla-.

-Eh... Ah... Uh Abeno-san pues ummm- No sabia que decir así que comenzó a caminar por toda la sala del té histérico, ya pasado un tiempo Itsuki perdía la paciencia cada vez más hasta que dio un golpe en el suelo, con esto detuvo a Hanae haciendo que se sentara -¡Hai!-.

-Deja ya de caminar y dime de una maldita vez lo que sucedió- Dijo con malhumor, mientras peludito se le colocaba a Hanae en las piernas.

-Bu-Bueno es algo cómico- Dijo con miedo en su voz aunque al ver la mirada de Itsuki se tragó esas palabras -Pues un demonio me pidió ayuda, yo como siempre le dije que sí-.

-Aja- Dijo Itsuki para que Hanae continuara, aunque estaba algo molesto porque no le dijo, pero al escuchar lo siguiente esa molestia empeoraría -¿Qué más?-.

-Bueno el Yokai me llevó a un callejón sin salida- Dijo Hanae con inocencia -Me puso contra la pared- Ya Itsuki frunció el ceño tras escuchar eso -Y me besó dándome una mordida en el cuello, después de eso me desmaye- Listo el rubio estaba enojado -Abeno-san ¿Qué ocurre?-.

-Ese bastardo ¿te dio un beso?- Preguntó tratando de no alterarse pero ya tenia ganas de matar a ese demonio.

-Sí y casi me obligaba que lo hiciera con la lengua- Dijo de manera inocente el azabache.

-Maldito- Dijo por lo bajo mientras se culpaba por no ser el primero, aunque dijera eso se quedó quieto -Ashiya... Debes quedarte conmigo hasta que encuentre la forma de devolverte a tu cuerpo ¿Está claro?-.

-Claro como el agua- Dijo Hanae con una sonrisa aunque esta se borró al instante, recordando lo sucedido del día anterior -Abeno-san ¿Aún sigo trabajando para usted?-.

-¿Ha?- El rubio observó la mirada de tristeza de Ashiya, él suspiró con tranquilidad -No puedo despedirte, me debes dinero- Dijo mintiendo sobre su verdadero propósito, aunque Hanae se levantó de su lugar y abrazo con fuerza a Itsuki.

-¡¡Gracias!!- Dijo con una sonrisa, Itsuki iba a protestar pero se sentía bien el abrazo.

-Discúlpame Ashiya- Dijo con tranquilidad mientras suspiraba y sonreía de lado -De verdad no quería herirte, sólo que me preocupé-.

-Disculpa aceptada Abeno-san- Dijo Hanae con un rubor en sus mejillas al ver en que posición estaba, se separó de Itsuki apenado.

-Mañana irás al colegio conmigo, de manera normal- Dijo Itsuki con tranquilidad mientras preparaba té, peludito volvió al hombro de Hanae quedándose dormido.

-Sí...- Dijo ido mientras acariciaba el pelaje de peludito ¿Se le había olvidado decirle ese detalle a Itsuki, de que nadie lo veía? No, el no le diría, eso es lo menos que podría hacer; aún así se alegraba al ver que él lo podía ver, ya que sino se hubiera suicidado.

-Puedes ir a dormir si quieres, por allá es el cuarto- Dijo Itsuki tomando el té, Hanae entró a aquel lugar donde el mismo le había prohibido entrar desde un comienzo, cerro la puerta de la sala del té y caminó por esa casa donde todo le recordaba la era feudal.

Llegó al único cuarto donde él suponía que dormía Itsuki, entró y se acostó en la gran cama del rubio junto a peludito -Buenas noches peludito... Mañana será un día interesante- Y tras eso se quedó profundamente dormido junto a peludito.

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Continuará...




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