Capítulo 17: Regreso al instituto.

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Allí se encontraba el cuerpo del propio Hanae sobre la cama, el azabache que permanecía en la puerta observándose a si mismo suspiró -Es raro verse desde aquí- Se dijo acercándose un poco y escuchando el ruido de la máquina, movió curioso sus orejas mientras acercaba una mano hacia el brazo de su cuerpo, con cuidado tocó su piel aunque la traspasó -Que extraña sensación-

Con su otra mano la llevó hacia su cara y de igual manera la traspasó, era extraño ya que los Yokais no traspasaban humanos -Bueno hay que intentar- Se separó un poco y al estar a una distancia necesaria, saltó hacia su cuerpo.

Al desaparecer por completo en su cuerpo, pasaron unos minutos hasta que abrió sus ojos y se levantó con rapidez algo agitado, paseó la mirada por su habitación escuchando como el aparato a su lado dejaba de marcar las pulsaciones -¡¿Eh?!- Se asustó quitándose el aparato del dedo -¿Qué pasa?-

Al otro lado de la puerta se escucharon pasos apresurados subir por las escalas, y al abrir la puerta el azabache observó a su madre al otro lado -No puede ser- Dijo tapándose la boca y comenzando a llorar.

-Hola mamá- La saludó con alegría mientras esta corría hacia el y lo abrazaba -Ya volví-.

-Mi hijo...- Susurró temblando de alegría -Mi bello hijo está aquí-

-Te extrañé mamá- Dijo el azabache comenzando a llorar y sonriendo -No sabes cuanto...-.

Pasaron unos momentos así, hasta que la madre de Hanae se separó y llamó a los médicos para contarles la noticia; a la hora llegaron algunos médicos para quitarle todas las máquinas y hacerle algunos chequeos.

Para sorpresa de los mismos, los músculos del chico no estaban débiles y caminaba con normalidad, al ya terminar de hacerle los chequeos se marcharon dejando a madre e hijo en paz.

-Hanae ¿Quieres comer?- Preguntó la madre del azabache con una sonrisa -Te voy a preparar algo especial-.

-Sí, tengo mucha hambre- Respondió Hanae un tanto apenado.

-Bien iré a la cocina- Dijo abriendo la puerta y saliendo del cuarto dejando a Hanae solo.

Con tranquilidad, el azabache se recostó en la cama observando el techo -Al fin volví a estar en mi cuerpo- Se dijo sonriendo, aunque poco a poco la sonrisa se borró y con un suspiro se movió hacia un costado.

Aún sufría por la perdida de su hijo, aunque Ámbar le ayudara a reflexionar y sanar su corazón, esa imagen de él dejando que Sejiro le diera aquel golpe lo perseguía.

-Soy un idiota...- Susurró haciéndose bolita en el mismo lugar.

Tras pasar unos minutos la madre de Hanae lo llamó para comer desde la cocina, sin tener mucha prisa el azabache bajó y se sentó en su lugar.

-Ta-chan comida especial para mi gatito- Dijo la madre haciendo que Hanae riera al ver unas tortitas con formas extrañas -Traté de hacer gatos pero no me salieron-.

-Se ven buenos, aunque no entiendo el porqué querías hacer gatos- Dijo entre risas mientras picaba uno y se lo llevaba a la boca.

-Porque mi hijo se veía adorable con esas orejitas de gato- Respondió formando una sonrisa mientras Hanae casi se atragantaba por un pedazo de tortita -Lástima que ya no las tienes, parecerías un tierno lirio-.

-C-Creo que era una ilusión mamá y deja de hablar el lenguaje de las flores- Dijo algo nervioso mientas tomaba un sorbo de agua y pasaba el susto de ahogarse.

-Pero si se veía tan real hasta lo abracé- Formó un leve puchero observando como su hijo tomaba más agua -Y tú amigo de cabellos rubios es un galán, estaba preocupado por ti en todo momento- Dijo haciendo que Hanae escupiera el agua por completo -¿Cómo se llamaba?-.

A tu lado -Fugeki na Mononokean-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora