Capítulo 13: Yo estoy...

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El eterno pasillo de aquel mundo, hacía que Itsuki perdiera la paciencia, temía que su azabache empeorara y por esa razón corría tan rápido como podía atrás de Sechf; ninguno de los dos había hablado en el trayecto, hasta que el yokai se detuvo frente a una puerta de color esmeralda.

-Ya llegamos- Dijo sin mucho aliento mientras abría la puerta, una luz cegadora iluminó las paredes grises cegando a Itsuki, al acostumbrarse a la luz observó aquel campo con asombro -Bienvenido al mundo que creó mi abuela-.

De cierta forma el rubio se sorprendió ante aquello ¿Cómo era eso posible? Hasta varios Yokais danzaban por el campo felices, pero no era momento de admirar aquello -Llevame con Obaaba-sama por favor- Pidió Itsuki observando a Hanae inconsciente.

-Ven, es por aquí- Dijo Sechf indicándole el camino a su amigo, al poco rato ya se observaba una edificación de gran tamaño y paredes blancas -Ese es el hospital que la vieja fundó, es el mejor en todo el inframundo-.

Y sin esperar los dos entraron en el edificio, observando como todas las enfermeras estaban danzando de un lado para el otro, parecía que tenían mucho trabajo. El rubio avanzó hacia la recepción y vio a una muchacha atendiendo aquel lugar -Hola señorita, quiero ver a Obaaba-sama- Dijo Itsuki algo agitado pero tratando de sonar tranquilo.

La yokai levantó la vista observando a Itsuki -Lo siento señor, ella no le atenderá ya que está encerrada en su consultorio- Dijo con suavidad regresando a su trabajo.

-¿Ha? La necesito ver de manera urgente- Continuó el rubio frunciendo levemente el ceño -¡Usted debería llamarla!-.

-Itsuki, debes calmarte- Le susurró Sechf al ver como alzaba la voz, aunque el otro no le prestó atención.

-¡Quiero ver a Obaaba-sama!- Dijo furioso el dueño de la Mononokean, mientras varias enfermeras se detenían a verlo -Usted no me impedirá aquello- y tras eso comenzó a correr por el hospital en busca del consultorio de la doctora.

-¡Detengan al rubio!- Gritó la administradora a todas las enfermeras.

Allí comenzó una persecución por todo el hospital, el rubio buscaba en cada rincón del edificio a la doctora, pero al ser tan grande el hospital siempre terminaba en el lugar que comenzó. En la tercera vuelta las enfermeras le cerraron el paso, rodeándolo -¡Dejenme pasar!- Gritó abrazando más a Hanae.

-¡No!usted debe irse- Habló la recepcionista molesta y cansada.

Ante tales gritos, una mujer de cabellos morados recogidos con una cola de caballo, ojos color esmeralda y lentes; trataba de leer unos expedientes con calma, pero gracias a el alboroto su concentración era casi nula -Ya estoy harta- Dijo la mujer de grandes atributos y bata blanca, mientras se levantaba con rapidez y dejaba los papeles en su escritorio.

Salió con pasos decididos hacia el origen del ruido frunciendo el ceño, al llegar y ver el tumulto de enfermeras -¡¿QUÉ OCURRE AQUÍ?!- Gritó muy fuerte mientras las enfermeras le abrían el paso, la mujer caminó hacia el centro sin mirar a Itsuki -¡Ustedes no saben que aquí hay pacientes recuperándose!-.
Todas las enfermeras se quedaron mudas al escuchar los gritos de la mujer.

-Obaaba-sama... Baje la voz- Dijo la recepcionista algo asustada ante la fuerza que tenía su jefa, esta era de temer.

Un largo suspiro salió de la mujer, mientras se calmaba -Regresen al trabajo- Dijo arreglando sus lentes y apartando su mechón del ojo, al ver que todas se fueron observó como su nieto la miraba -¿Qué haces aquí Sechf?-.

-Hola vieja- Saludó el chico recibiendo de su abuela un golpe en la cabeza -Moh ya no soy un crío abuela- Dijo acariciando su cabeza.

-Eres idiota, no me dijiste que me visitarías- Dijo levantando el puño haciendo que Sechf retrocediera, al instante desvió la mirada hacia al rubio que la observaba en silencio, pero al bajar la mirada al chico que llevaba en brazos; dejó a su nieto y se dirigió hacia ellos -¿Qué le ocurre?-.

A tu lado -Fugeki na Mononokean-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora