Capítulo 14: Por un malentendido

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Varios días pasaron desde que Hanae hizo aquella visita a Obaaba, todo transcurría con normalidad en los trabajos de la Mononokean, aunque el azabache había dejado de prestarle atención a su entorno, encerrándose completamente en sus pensamientos.

La razón de estar tan distraído, era gracias a no tener una idea clara de como decirle a su rubio de aquella noticia, cada idea era desechada al instante sin siquiera utilizarla y eso le frustraba -Abeno-dan ¿Cómo podría ser exorcizado?- Preguntó el yokai que residía en aquella casa de humanos -Ya no quiero molestar a los humanos y mucho menos hacer que pasen un mal rato-.

Con tranquilidad, el rubio hizo una reverencia haciendo que el yokai lo mirara impresionado -Es algo muy sencillo de hacer, yo cumpliré sus deseos Shita-dono- Dijo Itsuki haciendo que la especie de gato se abalanzara sobre él.

-Muchas gracias, le debo muchas cosas Abeno-dan- Agradeció Shita moviendo su cola de color crema y pasaba su lengua por la mejilla de Itsuki -Usted es un gran hombre-.

-Shita-dono... Podría quitarse por favor- Pidió con cortesía observando disimuladamente a Hanae, que desde la visita a Obaaba no era el mismo -Debo exorcizarlo antes de que llegue el dueño de esta casa-.

-Oh claro Abeno-dan- Dijo apartándose del rubio y observando al azabache mirar a un punto muerto -Ashiya-dan ¿Se encuentra bien?-.

Un silencio abarcó el lugar mientras Shita esperaba la respuesta de manera paciente, aunque esa paciencia se agotó rápidamente haciendo que sus ojos azules se tornaran rojos -Oye gato negro te estoy hablando- Dijo muy molesto comenzando a ganar tamaño alertando a Itsuki -Nadie me ignora-.

-¿Eh? ¡Waa!- Hanae dio unos pasos hacia atrás mirando al cliente sin poder creerlo, ya doblaba el tamaño de él y se acercaba gruñendo -Gomen nasai, gomen nasai-.

-Tranquilo Shita- Dijo Itsuki colocándose al frente de su azabache para protegerlo, aunque fuera un cliente no le permitiría que le hiciera ningún tipo de daño a Hanae -Así no te puedo enviar al inframundo, debes calmarte-.

Al escuchar esas palabras bufo mientras se sentaba en el suelo -Esta bien pero no volveré a mi tamaño normal hasta que Ashiya salga de aquí- Dijo mirando a otro lado molesto, el rubio le imploró al azabache con la mirada que siguiera la petición del yokai.

Sin esperar a que lo dijera, Hanae salió de la casa dejando a Itsuki adentro; el azabache se recargó en una pared observando las nubes pasar con lentitud sobre su cabeza, pasaron unas horas hasta que el rubio salió al ponerse el sol.

-El trabajo está hecho- Dijo al ver que Hanae no le prestaba atención, estaba preocupado ante aquel comportamiento tan lejano, no era normal en él -Ya podemos irnos- Vio como ni esas palabras le hicieron moverse, suspirando acorraló al azabache contra la pared -¿Qué te ocurre Hanae?-.

-No m-me ocurre nada- Dijo nervioso al sentir tan cerca a su jefe, se estremeció ligeramente al sentir como la mano de Itsuki acariciaba su mejilla con suavidad -E-Estoy bien-.

-No... No lo estás- Dijo con desilusión al ver que no quería contarle que ocurría, se separó del azabache frunciendo el ceño, el sabía que le ocurría algo pero le molestaba que no confiara en él -Vamos, quiero caminar por la ciudad-.

Al ver como su rubio se alejaba Hanae bajó sus orejas triste, sentía miedo al pensar en como reaccionaría ante la noticia, pero lo que más miedo le daba era que lo abandonara; con pasos lentos siguió a Itsuki en completo silencio, mientras el otro sólo caminaba sin rumbo.

Al caer la noche, Hanae e Itsuki seguían sin un rumbo definido por la ciudad, aunque desde la oscuridad unos ojos vacilantes de color azul, estaban completamente atentos a los movimientos del azabache; aquella pequeña bestia que corría entre las sombras sin ser detectado, esperaba el momento indicado para comenzar su movida.

A tu lado -Fugeki na Mononokean-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora