Capítulo 9: Todo a su tiempo.

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Una pesadilla, esa palabra tan simple que asustaba a cualquiera, era lo que tenía el pobre azabache, su piel perlada por el sudor, las lágrimas descendiendo por sus mejillas, los movimientos bruscos y los pocos balbuceos que se escuchaban alertaron al rubio.

Era, aproximadamente, las dos de la madrugada, cuando Itsuki sintió aquellos movimientos bruscos de Hanae entre sus brazos; abrió los ojos con rapidez observando aquella batalla imaginaria que hacía el azabache -Hanae...- Le susurró algo adormilado con una voz ronca.

-No...- Dijo Hanae mientras se trataba de liberar de los brazos del rubio -¡Déjame!- Gritó soltando más lágrimas.

Itsuki estaba preocupado, movió al azabache con rapidez -¡Hanae!- Le llamó algo agitado, al cabo de un rato, abrió los ojos con una respiración agitada -Tranquilo Hanae soy yo Itsuki...- Dijo el rubio observando como su azabache comenzaba a sollozar, lo acercó más hacia él y lo abrazó con fuerza -Ya todo estará bien... fue sólo una pesadilla-.

-I-Itsuki no me dejes...- Dijo ocultando su cabeza en el pecho de este mientras lloraba en silencio, el menor agradecía aquel cálido abrazo el cual le ayudó a relajarse poco a poco -Ya me siento mejor-.

-Debemos dormir- Dijo Itsuki observando el cielo aún oscuro por la ventana, Hanae tenía miedo de volver a tener esa pesadilla así que negó con mucho miedo -Shhh yo estoy aquí, nunca me iré-.

-Te amo Haruitsuki- Susurró algo somnoliento el azabache esbozando una sonrisa, pasó poco tiempo antes de volver a caer dormido.

El rubio le dio un beso en la frente con suma delicadeza -Yo te amo más... Descansa- Dijo cerrando sus ojos mientras lo observaba, se volvió a dormir aunque el contrario abrió sus ojos, sólo se había hecho el dormido para que su rubio descansara tranquilo.

Hanae esperó un rato para poder separarse de los brazos del otro, se levantó del suelo y salió de la habitación sin hacer ningún ruido; caminó un rato por la casa de Koura, hasta que vio una puerta que llevaba a un jardín.

Sin esperar, caminó hasta salir al exterior quedando maravillado, toda la vegetación de aquel lugar se iluminaba al estar en contacto con la oscuridad, dándole un brillo tenue al lugar, el azabache caminó unos pasos haciendo que unos Yokais, con forma de caballitos de mar y de un color azulado brillante, volaran a su alrededor ¿No podía ser más bonito el inframundo?

Se sentó en el césped de color verde neón admirando aquel lugar, todo le parecía curioso e interesante al azabache, tanto que movía su cola y observaba todo con detenimiento -Es... Tan tranquilizador- Dijo Hanae recostándose sintiendo sus ojos cerrarse, no quería, luchaba por mantenerlos abiertos; pero en un instante cayó rendido volviendo al mundo de las pesadillas.

Varios caballitos de mar se posaron en el azabache preocupados, otros cerraron las puertas del jardín con llave -Él descansar debe- Dijo una voz diminuta de parte de uno de los caballitos -Sino pesadilla hacer mal a él, perseguir siempre-.

Muchos Yokais asintieron -¿Qué tendrá de pesadilla?- Preguntó otro caballito observando al azabache sudar -Sufrir parece- Muchos asintieron y otros veían en silencio aquello.

En la pesadilla de Hanae, se encontraba corriendo de manera desesperada por una profunda oscuridad, no entendía el porqué, sólo corría. Estaba cansado su pecho le oprimía y sentía que iba a desfallecer, cuando vio por fin luz, un error en sus pasos hizo que tropezara cayendo al suelo.

Miró con temor como la luz que trataba de llegar se alejaba, trató de enfocar su mirada observando que era su rubio de espaldas -¡ITSUKI!- Gritó con fuerzas, pero al tratar de levantarse varias manos le agarraron los tobillos -¡¡Ayudame!!-.

A tu lado -Fugeki na Mononokean-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora