Capítulo 7: Problema gatuno.

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Las horas pasaron con lentitud, aunque desde la perspectiva de Hanae aquel día era espléndido, desde aquel templo observaba como los pájaros danzaban en el jardín, el cual era muy colorido por la variedad de flores y su césped bailaba con la brisa cálida.

Un suspiro salió de su boca al ver a su rubio perderse aquello, era cierto que estaba agotado de usar tantas veces la puerta al inframundo; pero había exagerado un poco con la Yokai. Con delicadeza acarició su rostro, dándose cuenta que su piel era suave.

De cierta forma se sentía feliz, con cuidado se acercó a Itsuki deleitándose con su cara -Se ve tan calmado e inocente- Se dijo mientras lo miraba atentamente, con mucho cuidado se recostó en el pecho del rubio, tenía mucha curiosidad y no sabía el porqué, además que sentía como algo se movía en su espalda baja.

Con miedo a que fuera un fantasma, lentamente se dio la vuelta y vio como una cola de gato se movía de un lado para otro, al rato se percató que era suya ya que la movía a voluntad, con cuidado se levantó de Itsuki y salió del templo hacia el jardín.

-¡¿Qué es esto?!- Se preguntó alterado el azabache, era lo último -Mo ahora falta que me convierta en gato-.

Peludito lo vio desde el techo, aunque siguió indagando por aquel templo. El pobre azabache entró en el templo y caminó por aquel lugar hasta que encontró un espejo -Esto debe ser una broma- Susurró al ver como sus dientes eran un poco más afilados y en sus ojos, específicamente en el iris, tenía una leve raya negra en el medio.

Regresó al cuarto donde dormía Itsuki y se posicionó en el pecho del rubio -Bueno ni modo- Dijo moviendo su cola, mientras hacía círculos con su dedo en el pecho del otro, al rato se durmió como el propio niño, con los latidos del corazón de su rubio.

Ya llegando la noche el rubio abrió sus ojos con lentitud, un dolor de cabeza le comenzó a dar con sólo abrir sus ojos y sentía una leve opresión en su pecho, definitivamente creía que iba a morir, hasta que bajó la mirada encontrándose con la tierna y adorable cara que tenía el azabache dormido.

Sin saber el porqué, Itsuki acercó su mano a la cabeza de Hanae, con delicadeza acarició sus cabellos negros hasta llegar a sus orejas de gato; al comenzar a acariciarlas, pudo observar que eran muy suaves.

Una sonrisa se formó en el dormido Hanae mientras temblaba de placer ante la caricia, de cierta forma el rubio se sonrió, desde que Hanae tenía ese aspecto, él siempre había querido tocar sus orejas -Parece que te gusta ¿Eh?- Susurró mientras seguía con la caricia, al instante el azabache abrió los ojos lentamente.

Al sentir las caricias por parte del rubio se sonrojó -I-Itsuki... ¿Ya estas mejor-Nya?- ¿Había soltado un maullido? Esto debía ser lo último, de forma rápida se cubrió la boca avergonzado.

-¿Acabas de maullar Hanae?- Preguntó el rubio con tranquilidad, aunque aquello le pareció lindo, al momento vio la cola de su azabache moverse de un lado para el otro... Espera ¡¿Cola?! -T-Tienes cola-.

-No sé que ocurre- Dijo Hanae mientras sin querer enterraba sus uñas en el pecho de Itsuki, el rubio se quejó un poco al sentir aquello -L-Lo siento-Nya-.

-No te preocupes- Dijo tragándose el regaño que le iba a dar al minino Hanae, el rubio estaba preocupado aunque ese aspecto le era adorable... Además... Él dudaba resistir -Oye Hanae...-.

-¿Qué pasa-Nya?- Preguntó el azabache con interés mientras echaba para adelante sus orejas escuchando a su rubio y movía su cola.

Al ver aquello ya estaba perdiendo el control, se acercó a su oreja -Me encanta tu apariencia- Dijo con la voz gruesa y sensual, haciendo que un escalofrío de placer invadiera al minino -No sabes lo difícil que es para mi controlarme ahorita-.

A tu lado -Fugeki na Mononokean-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora