Una pequeña vela...

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(...) al final de mi barrio había una casa gigante (o por lo menos era grande en comparación con las demás) de la cual salía música y gritos: estaban haciendo otra fiesta...De la inmensa puerta, hecha de roble, salio una pareja muy, pero muy ebria (aparentemente); ese dúo se apoyó en una de los pilares que sostenían el porche de la enorme casa y comenzaron a besarse mientras él le subía la blusa de manera casi desesperada, ella por su lado solo se entretenía jalando el pelo castaño o aferrándose a su cuello con ambos brazos. De la casa salieron cuatro hombres muy borrachos puesto que se tambaleaban de manera muy divertida (por lo menos a mi parecer). Y así fue saliendo todo tipo gente hasta que la musica cesó por completo y las luces de múltiples colores se apagaron (cuando esto ocurrió ya eran cerca de las 04:23 a.m) y yo seguía aquí, despierta, a la luz de una pequeña vela (mas pequeña que mi dedo anular) pero que alumbraba lo suficiente como para ver las cuerdas de mi guitarra vieja y gastada...

Mi casa era la segunda a la izquierda apenas llegando al  vecindario. Mi casa, tal y como las demás de la calle, era pequeña: le faltaba el tamaño como para compararse ligeramente a la mansión del final del barrio, pero tenia el porte suficiente para tener un living-comedor, un baño (sin tina, lamentablemente), una cocina y una habitación de tres x dos metros. Era suficiente para mi.

Por lástima, la luz de esta diminuta vela se acabará en algún momento, tenía que conseguirme otra...Eso solo significaba hacer una visita a un vecino (un muy extraño vecino de 1.83 de porte, de cabello azabache y moreno), que por azares del destino vive al final del barrio, en esa enorme mansión, en un mundo diferente al mio, todo por una pequeña vela...

En busca de la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora