¿Qué pasó?

9 3 5
                                    

Me sentía muy mareada. Según Daniel tengo fiebre, me dijo que puedo descansar en su habitación. Y eso hice, no se cuánto dormí, pero ya estaba comenzando a anochecer. Fueron muchas cosas para un solo día:

-Tiago y yo nos besamos
-Sebastián y Tiago me ordenan vivir con ellos.
-Vi a mi regordete jefe.
-Me despiden del lavado de autos.
-Me encuentro con los estúpidos que golpearon a Sebastián.
-Mi hermano me defiende.
-Estoy enferma...y muy cansada.

Cuando ya me estoy volviendo a acomodar para dormir, mi celular suena. Con pereza estiro mi mano y lo alcanzo.

-¡¿23 llamadas perdidas?!- Grite "bajo". Todas son de Tiago...

¡Diablos! Se me olvido decirles...

Me está llamando de nuevo.

-¡Hasta que por fin agarras el maldito teléfono Melissa! ¡¿Sabes lo preocupado que estaba?!- Me dice Tiago.

-¡Yo también estaba muy preocupado!- Dijo Sebastián.

-¡Presta para acá el celular!-

-¡Yo también quiero hablar con mi cuñada!-

-¡Aun no es tu cuñada!-

-¡Eso es tu culpa!-

-¡No!-

-¡Que si!

-¡NO SEAN INFANTILES Y PONGAN EL MALDITO CELULAR EN ALTA VOZ!- Les grite ya harta. Me duele mucho la cabeza.

Escuché como presionaban un botón.

-Ahora... ¿Donde diablos estas?- Me preguntó frustrado Tiago.

-Si te digo, te vas a preocupar mas... Y capaz que te enojes.-

-No lo haré...-

Solté un suspiro; yo se que se va a enojar.

-Estoy con mi hermano.- Hubo silencio en la línea.

-¡¿TE SECUESTRO?! ¡¿TE HA HECHO ALGO?! ¡¿POR QUÉ NO CONTESTAS MELISSA?!- Grito Tiago.

-Por favor... No grites...me duele la cabeza.- Me quejé, él de inmediato hizo silencio.- Me sentí mal ayer por la tarde y luego surgió un accidente que te contaré mañana cuando los vea, y me encontré con Daniel y pues...ahora estoy en su casa, departamento, cabaña, cueva, no se lo qué sea...-

-Esta bien...Bueno, no esta bien, pero lo acepto.-

-Lo tenias que aceptar de todas formas.-

-Como sea... Cuidate.-

-Claro... Hasta mañana.- Y corte la llamada.

Por suerte hoy es sábado... ¿Es sábado? Ah...si...es sábado. Todo un día de descanso perdido.

-¿Pequeña? ¿Todo en orden?- Pregunta Daniel entrando a la pieza con una bandeja.

-Extrañaba que me dijeras "pequeña". Pero ya no lo soy, he crecido.-

-Claro que has crecido... Pero lo has hecho sin mi... Y me siento mal por eso.- Se sentó en la orilla de la cama y me ofrece galletas (Mis favoritas).

-Creo...creo que ya estoy lista para escuchar. Y entender.- Le dije sonriendole. Él me devolvió la sonrisa, que de inmediato se apagó.

-Todo paso cuando tenías 11 años y yo 16; ¿recuerdas esos tiempos?- Me preguntó mirando por la ventana, como si desease volver a esos momentos.

-Si...- Suspire.- Los recuerdo muy bien.-

-Tu corrias por la casa tratando de pegarme chicle al pelo.- Se rió.

-Y tu dormías al lado de mi cama en cada tormenta.-

-Y ambos nos apoyabamos cuando discutíamos con John.- Volvió a reírse.

-Los extraño... Te extrañaba a ti.-

-Igual te extrañe bastante, pequeña.-

-Ya, ya; no nos pongamos cursis. ¿Qué fue lo que pasó?- Dije recordando los malos ratos que me hizo pasar.

-Cuando tenia 16 años, nuestra vida era perfecta... Demasiado para ser real. Me fijé en esto cuando John cayó enfermo.- Por alguna razón, Daniel no le decía muchas veces "papá" a John, por lo cual lo llamaba por su nombre de pila.- Aunque de seguro esto ya lo sabias. De John dependía nuestro sustento económico; cuando murió fue que mamá comenzó a trabajar. Mientras tú comenzabas el colegio, mi mamá iba a trabajar en el mercado, vendiendo esa mermelada casera que tanto nos gustaba. Por mi parte, iba al liceo, y apenas terminaban las clases me iba al supermercado a trabajar también, trabajaba envolviendo las cosas.-

Sabia que mamá trabajaba, pero pensé que era solo media tarde, no un horario de 8 horas... Tampoco sabia que Daniel trabajaba... ¿Cuántas otras cosas me he perdido?

-Bueno... No ganaba mucho, pero algo es algo. Pero un día, hubo una señora, se llamaba Erika y era muy guapa.-Yo fingí una tos y el soltó una carcajada.- Pero era muy mayor y además estaba casada.-

-¡No me digas que te enamoraste de esa tal Erika!- Le apunte con mi dedo.- Tal vez por eso nos abandonaste a mi y a nuestra mamá... ¡Nos abandonaste por una mujer! Y non por una cualquiera, ¡Si no por una mujer mayor!- A veces hablaba conmigo misma y luego le regañaba.

-Oye, oye... Tranquila.- Dijo con una sonrisa (¿Nunca se cansa de sonreír?) mientras ponía ambas manos en modo rendición.- No me gustaba... Lamento decir que solo me enamoré una vez hasta ahora y... Que estoy con el corazón algo destruido.- Aceptó, al fin quitando su sonrisa; lo cual provocó un sentimiento de ahogo en mi corazón. ¿Qué le habrá pasado?

-¿Qué sucedió con esa chica?- Pregunte algo preocupada. Sin quererlo, él tocó mi lado sentimental.

-¿En que momento dije que se trataba de una chica?- Dijo aun serio.

¿Es gay? ¡¿ES GAY?!

-¡¿ERES GAY?!- Dije (mas bien grite) muy sorprendida.

-Nop.- Soltó mientras se reía más y más.- Sigues igual de ingenua.-

Esta situación me hace recordar el día en el cual conocí a la prima de Tiago... Y a si novia. Que buenos recuerdos.

- Si, si, como sea.- Dije agitando mi mano como si le intentara pegar a una mosca inexistente.- ¿Que pasó con ella... O con él?-

-Ya te dije que no soy gay... Además es una historia por día; como cuando eramos niños.- Volvía a sonreír.

-Entonces... ¿Que paso con la tal Erika?-Pregunté curiosa (otra cualidad mía).

-Pues... Había comprado un plasma, un sillón grande y una mesa de centro; todo junto. Apenas vi que no podía envolverlos o algo parecido, por la puerta entraron dos gorilas enormes.-

-¿Gorilas?-

-Eran como guardaespaldas; eran muy anchos y así de grandes.- Especificó al momento que hinchaba su pecho y expandía sus brazos.- Pero no eran tan guapos como yo, claro esta.- Dijo altanero. Y luego besó su bícep derecho (que admito; estaba dotado de algunos músculos).

-Claro, claro súperman; sigue diciéndote eso, tal vez algún día pase.- Le dije picándole en las costillas.

-¿Quieres saber la historia o no?- Preguntó "molesto".

A modo de respuesta, solo asiento con la cabeza...

En busca de la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora