-Ese día no le dije en que trabajaba. Solo le dije que estaría una semana en la ciudad. Nos habíamos enamorado. Sé que suena raro e imposible, pero confirmé que el amor a primera vista si existía. No había momento del día en el que no estuviéramos juntos. La conocí mejor y ella a mi. La semana se había acabado y le rogué a Ricardo que me dejara estar en Venecia unos días más, por muy extraño que parezca aceptó. Me podía quedar tres días más. Verónica y yo los disfrutamos al máximo. Íbamos a las ferias, teníamos paseos nocturnos, la llevaba a cenar, nos besábamos y nos abrazamos sin descanso. E incluso hicimos el amor. Todo en tres días. Vivimos una novela se amor en solo 72 horas. La amaba y ella me amaba a mi. Tanto que se fue a Alemania conmigo. Ella se fue a vivir a mi departamento, tomábamos turnos para cocinar y dormíamos juntos. Así fue por un año; varias veces falté al trabajo solo por quedarme con Verónica. Y Ricardo se fijó en eso. Me dijo que debía estar 100% comprometido con el trabajo. Me negué y Ricardo se enojó. Ese iba a hacer mi último día; hice mi última lista y me despedí de todos.-
-¿Y renunciaste y viviste feliz con Verónica?- Le pregunté ansiosa. Seria un bonito final.
-En realidad no...- Se acostó boca arriba.- Al salir del edificio central me encontré con Jorge, me dijo que le parecía extraño que Ricardo me dejara ir tan fácilmente, en comparación a lo que le hizo a él. No le preste mucha atención, me despedí y me fui. Llegué a mi departamento y vi a Verónica sentada en el sillón, algo me escondía, lo supe porque no me miraba a los ojos. Estaba nerviosa... Esa noche me dijo que mañana me daría una noticia. Pensé lo peor, quizás me abandonaría, tal vez se enteró de mi antiguo trabajo, probablemente me ha mentido todo este tiempo... Todas esas absurdas suposiciones se fueron por el caño cuando me sonrió, solo como ella sabe hacerlo.- Una sonrisa abarcaba su rostro, creándole hoyuelos en sus mejillas. Sus ojos brillaban aun mas que antes; supongo que se habrá emocionado... ¿Qué habrá sido de esa chica?
Miré el reloj colgado en la pared, pasaban de las una de la mañana... En él no se notaba ni una pizca de sueño, y el mío se había espantado hace rato.
-En esos momentos tenía 21 años... Al día siguiente me desperté con un mal presentimiento, algo iba a pasar pero no estaba seguro de qué... Era mi primer día sin trabajar para Ricardo, lo disfruté con Verónica, vimos películas todo el día, comimos, jugamos, etc. Ya era de noche y salí a comprar algo para cenar. El viaje nunca se me hizo más largo. Cuando volví al departamento me encontré con la puerta abierta.- Detuvo abruptamente su relato para apoyar su antebrazo sobre sus ojos, siguió hablando con las voz algo apagada y forzada.- Cuando entre... Vi a Verónica en el suelo, rodeada de sangre... No recuerdo muy bien qué fue lo que pasó, todo fue muy rápido y antes que pueda meditar la situación ya estaba en el hospital, esperando que el doctor saliera y me dijera que Verónica estaba bien... En el fondo de mi mente quería que eso me dijera. Pero lo que me dijo fue peor, mucho peor... Y se enterró como un cuchillo en mi corazón, igual a la realidad que consumió de forma insensible mi vida...- Eran pocas las veces en las que Daniel sacaba su lado poeta, él siempre quiso ser escritor ( nunca se lo comentó a nuestros padres, de alguna manera sabia que no lo apoyarían), pero lenguaje siempre fue su fuerte, y no tenía cuaderno sin algún poema.
-¿Qué fue lo que te dijo el doctor?- Le pregunte lo mas suave que pude. En respuesta soltó un sollozo. Estaba llorando (aun tenia su antebrazo sobre sus ojos), se le notaban los rastros de lágrimas, las cuales se acumulaban en su polera.
-Me dijo que Verónica debía ser operada. No me explicó de qué trataba esa operación, solo me dijo que era mejor que lo hiciera en su ciudad natal, por la facilidad de pago. Le pregunté que le pasaba a mi mujer... El doctor se quedó callado. Yo me sentía impotente. El doctor volvió a tener mi atención, diciéndome que podría entrar a verla. Cuando entré a la habitación, la encontré acostada, con unos tubos inyectados en sus brazos y con un aparato extraño conectado a su nariz que le proporcionaba oxigeno. Corrí hacia ella y la abrase. Sentí que se me iba de a poco... Lo sentía de alguna manera. Le exigí que me dijera qué pasó, pero no lo recordaba. Me dijo que quería irse de nuevo a su hogar. Yo pensé que hablaba de nuestro departamento, pero se refería a Venecia. Le dije que iría con ella pero Verónica no lo quería así. Empezó con un discurso de que nunca quiso esto, que mi trabajo era peligroso, que...que yo no valía la pena.- A este punto estaba con la mandíbula apretada, tratando de contener las lágrimas que caían sin permiso.- Y se fue. Se fue sin despedirse, desapareció de mi vida... Yo intente seguir, vaya que lo intenté. Pero me costó mucho. Empecé siendo chofer ahí mismo en Alemania, gané el dinero suficiente para irme al Caribe. Pero el día anterior a mi vuelo, me llegó un e-mail de un desconocido. Tan solo decía: "Por no cooperar". Traía dos vídeos adjuntos, mi curiosidad fue mayor y los vi; en el primero salían unos "cazadores" que había visto hace años, entraron a mi departamento rompiendo la cerradura. Fueron ellos quienes apuñalaron a Verónica, ¡y lo grabaron todo, los malnacidos!.- Se levantó de la cama y se paseaba de un lado a otro, mientras se tiraba el pelo. Las marcas de sus lágrimas seguían ahí, intactas sobre sus mejillas.- ¡Grabaron cada golpe, cada puñetazo, cada grito ahogado... Cada gota de sangre que corría por su frente! Y eso no fue lo peor... Lo que superó con creces fue el otro vídeo, eran los mismos "cazadores" amenazando al doctor que atendió a Verónica, uno tenia una pistola apuntando directamente al entrecejo del hombre y el otro grababa, a la vez que le hacían preguntas. "Diganos doc... ¿Qué clase de operación tiene que hacerse Verónica Monteyo?".- Citó con rabia a uno de esos cazadores, Daniel apoyó sus manos y su frente en la pared.- Y el doctor dijo que la operación que debía hacerse era un aborto terapéutico...-
Ella... Verónica estaba embarazada. Y con los golpes, con ese ataque... Su bebé... Mi sobrino murió.
-Ricardo lo mato.- Murmuró Daniel, dándose vuelta dejando ver su rostro desfigurado por la furia.
Sus puños estaban apretados dejando sus nudillos blancos por la presión ejercida, en su cuello se asomaba una vena que palpitaba con intensidad, las marcas de las antiguas lágrimas seguían ahí, sobre sus mejillas ahora rojas por la rabia e ira.
-¡Él asesinó a mi hijo!- Su grito rebotó en estas cuatro paredes, y luego se perdió en la profundidad de la noche.
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En busca de la luz
Teen FictionUna vela, una lámpara, el sol, una luciérnaga, nuestra alma; todo aquello da luz, espanta a la oscuridad e invita a la sombra a acompañarnos... Pero, ¿qué pasa con las personas que no pueden invocar a la luz porque no la tienen? La tienen que buscar...