De mal en peor, pero con esperanzas de que esto mejore

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Me tocó irme a pie. ¿Por qué? Porque a Patricia le dio la tontera y me echó la culpa de que la máquina se descompusiera. Para colmo me despidió.

¡Me despidió! ¡Me despidió después de haber trabajado una hora extra!

Por suerte me dio la paga de la semana...

Admito que sentí un poco de decepción por no haber encontrado un reluciente Z06 blanco en la esquina esperándome.

Este día no puede ir peor.

¡Dios! Me duele la cabeza y la garganta. Cierto, aun estoy mojada y con la brisa es mas que seguro que pronto me resfriare...

Es mejor apurarme. Me quedas solo tres cuadras y ya estaré en casa, en mi cama calentita, tomando una rica y humeante taza de té.

-Pero si aquí está la hermanita perdida.- Dijo una voz masculina bastante grave.

-Y esta sola.- Acotó otra voz.

Me volteé, encontrándome con los tipos del otro día, los que golpearon a Sebastián.

Pero esta vez sólo son dos. Y ambos tienen moretones por varias partes del cuerpo.

-Dejenme tranquila.- Le digo y vuelvo a caminar. A penas di unos pasos siento que el piso se me mueve; estoy algo mareada.

-Oye, chiquilla, ¿Estas enferma?-

-Si es así, ¿Que importa?- Quiero salir de aquí.

-Importa mucho, así podremos llevarte mas fácil al auto y hacer... Ya sabes.- Se carcajea de manera macabra y no quiero voltear. Sigo caminando.

-¡Vamos! Te gustará.- Dice el otro sujeto, riéndose también.

-Por cierto, tu hermano te mandan un regalo.- ¿Mi hermano? Sin aguantar la curiosidad, me giro (grave error), sólo para recibir un golpe a puño cerrado en mi mejilla izquierda. Estoy tan mal que no puedo seguir de pie y caigo al suelo. ¡Mierda! Esto duele mucho.

Los tipos comenzaron a reírse de mi. Pero callaron de repente.

Levanté la mirada para ver a otro hombre que golpeaba a uno de ellos. Mi "salvador" es castaño, mientras que los otros tipos son unos rubios teñidos, con expansiones en la orejas.

El castaño golpea hasta dejar inconsciente al rubio que me golpeo. Liego agarra al otro de la camisa y de alguna manera lo estrella contra el suelo. Él se pone encima, aun agarrándole la camisa.

-¡¿Con que regalo mio, eh?!- Dice el hombre con la voz llena de ira.- Querrás decir regalo de Ricardo, ¿no?-

El rubio solo miraba aterrorizado.

-¡DIME DE UNA PUTA VEZ SI FUE RICARDO O NO!- Le exigió azotándolo contra el pavimento. El rubio apenas y pudo asentir. -Dejale bien claro que no quiero que se vuelva a acercar a mi o a mi hermana. Di le también que su cagada de dinero ya esta en su cuenta bancaria. ¡Ahora vete!- Le gritó y el rubio, tomando a su acompañante, se fue.

Me dolía toda la cabeza... Creo que tengo fiebre. Y el golpe no ayuda para nada, tal vez me salga un moretón.

-Melissa.- Dice el sujeto con total preocupación.- Hermanita, tranquila, ya estoy aquí...- Me susurró al momento de cargarme y llevarme a un auto.

Pero ahora todo esta negro.

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Me despierto algo desorientada. Esta no es mi pieza. La mía es de color marfil, no azul... Y tampoco es la pieza de Tiago.

Algo asustada veo mi ropa y me fijo que estoy con una polera enorme de color negra que me llega a los muslos. Pero aun sigo con ropa interior.

Intento levantarme, pero me siento muy mareada.

-Yo que tu no lo haría.- Me dice una voz proveniente de la puerta.

-¿Daniel?- De seguro tengo los ojos increíblemente abierto por la impresión.

-El mismo.- Me dice sonriente. Pero esa sonrisa se desvanece dando paso a una mueca llena de preocupación. Se acerca a la cama y se sienta en la orilla de la misma.- Lo lamento mucho...-

-¿Que lamentas? ¿El haberme abandonado a nuestra madre y a mi? ¿El que no hayas estado en el funeral de ella? ¿El no haberme acompañado en mi vida? O ¿El que tus"amigos" hayan golpeado a Sebastián y a mi? -Le dije con todo el odio que pude transmitir.

-¡Por todo!- Dijo y escuché un sollozo.- Por todo...-Dijo como un quejido antes de levantar su cara y ver sus ojos (casi iguales a los mios) salpicados en lágrimas.

-Idiota... Sabes que si lloras, también me harás llorar.- Le dije secándome una lágrima traviesa.

-No quiero que llores, no quiero que sufras... No quiero que te sientas sola... No de nuevo.- Dijo desesperado antes de abrazarme y aplastarme contra su fornido pecho.

Extrañaba esta sensación.

-¿Que quieres decir?-

-Melissa, por favor deja que me explique... Luego de que termine tu tomas las decisión; si me aceptas o si me echas de tu vida... Permanentemente.- Dijo serio, sus ojos estaban rojos por las lágrimas y su voz sonaba forzada. Se merece dar una explicación.

-Esta bien... Pero antes, da me una sopa y unos remedios. Ya no soporto la cabeza.- Y no bromeaba, me dolía mucho.

-Claro que si, pequeña.- Dijo antes de besarme la frente para luego salir de la habitación.

Ahora si que no pude retener las lágrimas... Lo extrañaba...

Extrañaba a mi hermano.

-Me has hecho mucha falta, Daniel.- Murmuré.




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Aclaración: El nombre de Daniel (hermano de Melissa) tiene acento en "Da". Por si acaso n.n

En busca de la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora