Creepypastas (Personajes)

Alice Fantasy

Mi nombre es Alicia. Alicia Gutiérrez Guzmán. Vengo de España, Real Madrid, tengo diecinueve años. He terminado a los diecisiete la secundaria y alistándome para estar en la universidad. Estoy tan entusiasmada por ser alguien en un futuro no tan lejano. Eso le pasa a cada uno, ¿no?

Mi aspecto físico es de pelo castaño, ojos verde esmeralda; usaba lentes a menudo por las pequeñas fallas en mi visión de pequeña. Mis padres, bueno, mis padres eran los mejores, me apoyaban. Decían que era su única hija que lo enorgullecía. Sus padres eran Tatiana Rosa Guzmán y Marcos Gutiérrez Mendoza, pero cuando cumplí los diez me abandonaron, nunca encontré la razón del por qué me dejaron sola, pero una amiga de mi madre, llamada Vanessa, cuidó de mí como si fuera su hija; o al menos su sobrina, con eso seguí con valor.

Cuando cumplí los quince, Vanessa se encargó de una guardería que de nombre es "Sandoval" donde trabajaba y me hizo su ayudante. Para mí no fue buena idea, pero con el tiempo me encariñé de los niños. A decir verdad, los niños para mí son un amor y el cariño de los padres. Cada vez que iba a la guardería los niños me miraban y me abrazaban. Yo era como una madre para ellos y eso me hacía sonreír. Yo era feliz de nuevo.

(17/06/1999) (Hora: 14:00 pm)

Estaba entrando a la guardería y como de costumbre los niños vinieron y me dieron la bienvenida, yo les sonreía como siempre, toda alegre y llena de energía para hacerlos felices y ver esas caras que me gustaba ver, hasta que...

—Alicia, ¿puedes venir un momento, pequeña? —Vanessa estaba en la puerta de sus oficina mirándome con una seriedad que nunca me gustó ver en ella.

Yo le respondí algo nerviosa y tartamudeando.

—Ah... e-está bien, Vane... —Miré por un momento a los niños y les hablé con voz suave—. Pequeños, vallan a jugar, yo los alcanzo luego, ¿sí? —Al ver que los niños me sonrieron y me obedecieron camine donde estaba Vanessa, preguntándole con un tono algo preocupada—. ¿Pasa algo, Vanessa? —La miré y ella comenzó a hablar.

—Alicia, ¿me puedes hacer un favor? —Yo asentí con una pequeña sonrisa para darle a entender que podía contar con mi ayuda para lo que fuera. Ella caminó hasta detrás de su escritorio de trabajo y miró por la ventana de su oficina—. Tengo que ir por un rato al hospital, es algo urgente...

Abrí mis ojos algo sorprendida y preocupada al mismo tiempo.

—¿En serio...? ¿Te pasa algo? ¿Qué tienes? ¿Es malo? —le pregunté asustada.

—Alicia, es algo que me llamaron. Es por un amigo... no es nada malo, ¿sí? Tranquila, no es grave, cielo.

Yo solo atiné a suspirar aliviada. De verdad me había preocupado y asustado por nada.

—Ah... está bien, ¿y cuál era el favor?

Vanessa se acercó y me agarró de los hombros mirándome de manera seria.

—Alicia, ¿te puedes quedar aquí unas horas a cuidar a los niños, por favor? ¿En serio me harías ese favor? —dijo ella sin quitarme las manos ni esa seria mirada de encima. Yo asentí y le sonreí alegremente.

—¡Claro! Con gusto me quedo para cuidarlos. —Vanessa me miró de tal forma, como preguntándome si estaba realmente segura—. Vane, sabes que no soy ese tipo de personas que se niegan. Me conoces desde los diez. Te haré este favor porque te quiero a ti y a los niños.

En ese momento soltó un enorme suspiro de alivio y me abrazó fuertemente, alegre.

—Gracias, niña. ¡Te debo una grande! —Me dejó de abrazar para luego tomar su bolso—. Llegaré en unas horas, ¿está bien?