Creepypastas (Personajes)

The Lonely Hunter

William G. Wolf era un adolescente un tanto extraño: no tenía novia, no le gustaba relacionarse ni conseguir amigos como a las demás personas, era algo serio y tenía fuerte carácter; en sus estudios tenía calificaciones aprobatorias y contaba con una buena relación familiar. Él se mantenía al margen con sus padres; después de todo, era hijo único. No le gustaba meterse en problemas en ningún lugar, podría considerarse un chico muy tranquilo. Gustaba de hacer distintas actividades, pero lo único que le apasionaba era sentarse a escuchar música mientras contemplaba su alrededor. En la escuela, él era el muchacho "observador" de su salón de clases, ya que mientras todos preferían salir en grupos y socializar, Will sólo los observaba.

A sus catorce años, él contaba con una forma de pensar bastante singular para muchos. Era un amante de los animales, los adoraba; consideraba que éstos eran mucho mejores que las personas. Los animales no destruyen, sólo se guían por su instinto para lograr existir... por otro lado, las personas persiguen la destrucción para alcanzar su propio bien. Le enfurecía que el ser humano usara animales para experimentos o maltratos con fines de entretenimiento; lo odiaba con toda su alma.

En ese entonces él asistía a la secundaria. Frecuentaba la soledad en los descansos, pero un día, mientras estaba sentado en la esquina como ya le era costumbre, llegó un chico. Al observarlo un rato mientras éste hablaba con otros compañeros de su clase, se percató de que ellos tenían algunas cosas en común... sin embargo, William decidió ignorarlo; entonces el chico se acercó a él y le habló con tono amigable.

-Parece que no eres de hablar mucho.

Al principio, el alejado joven no mostraba ningún interés en abandonar la soledad a la que ya estaba acostumbrado; pero a pesar del rechazo, el chico cuyo nombre era "Aaron" no dejó de intentar sacarle un tema de conversación, e insistió tanto que se terminó convirtiendo en su mejor y más grande amigo, pero... ¿Por qué William Wolf, un chico acostumbrado únicamente a la compañía de sus pensamientos, aceptó ser amigo de aquel chico? Tal vez fue el ver cómo lo trató incluso notando que era algo apático ante todos, o el que, al igual que él, tenía pensamientos peculiares aunque pero con puntos de vista diferentes. Era divertido dialogar entre ellos reinaba un humor pesado pero amable. Era risueño y nunca tomaba nada en serio; pero cuando lo necesitaba, apoyaba a William de alguna manera incluso si él no quería ser ayudado o no se lo decía directamente.

Aaron era un chico de baja estatura, de cabello desaliñado y castaño, tez blanca y ojos cafés; era todo lo contrario de él. William era medianamente alto, tenía el cabello largo y negro, su tez blanca (como único rasgo en común) y sus ojos castaño claro, casi color miel. Se podría decir que Aaron era la primera persona que no consideraba un hipócrita... o eso llegó a pensar.

Aún con todo, había algo que Will odiaba: que lo dejaran solo sin razón alguna. Aaron se lo había hecho en varias ocasiones, tal vez no a propósito; sin embargo, él lo pasaba por alto y no se enojaba, o por lo menos no lo expresaba. Y es que la razón por la que odiaba tanto eso era porque al sentir mucha soledad y amargura, empezaba a escuchar voces en su cabeza que debatían de todo: ¿Por qué todos eran hipócritas? ¿Por qué todos son falsos? ¿Por qué no aceptan lo desconocido? Esas preguntas sólo lo torturaban. El verdadero motivo de su enojo no era el estar solo, sino la acción tan desinteresada al dejárselo; eso desencadenaba dicho conflicto.

William veía el mundo como una escoria o más bien, que las personas en él lo estaban convirtiendo en tal, pero... ¿Qué podía hacer él? Pasaba en el tiempo con la misma rutina: observar su salón, a sus compañeros, e incluso se preguntaba si tendrían una mejor relación si pensaran del mismo modo desinteresado. Eso lo atormentaba. Desear un mundo como el que formaba en su cabeza, pero en el fondo anhelar ser como los demás, tratar de no pensar tanto en todo y dejarse llevar, ya que por eso él no se llevaba bien con todos.