Sam

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Un cálido día de verano de finales de Junio, llegaba el día de mudanza hacia el nuevo hogar de la familia Witkinson. Tenían todo listo y empaquetado en el camión de la mudanza.

Cuando llegaron a su nueva vida, Sam hizo una mueca de desagrado, ya que a sus diecinueve años dejaba atrás gran parte de su vida. Sam era un joven bastante independiente y solitario. La madre de Sam, Marta, le llamo pidiéndole que le echase una mano con las cajas de la mudanza, Sam lo hizo sin muchas ganas de querer ayudar.

La Familia llevaba una semana instalados en su nuevo vecindario, unos vecinos fueron a presentarse, una pareja de unos cincuenta años con su hija de catorce años de edad.

—Hola —dijo él —. Soy el vecino de al lado de la calle, quería presentarles a vosotros a mi familia y a mí. Somos los Carolinas.

— ¡Hola! —dijo Marta—. Yo soy Marta —se dio la vuelta mirando hacia el piso de arriba llamando a Sam—. Sam, hijo, baja a recibir a nuestros nuevos vecinos.

Sam salió de su habitación y bajo las escaleras para ir a presentarse ante sus vecinos.

— ¡Hola! Soy Sam, un placer.

—Hola, chaval, yo soy John y ella es mi esposa Rosimeri y mi hija Evelinne.

Sam observo a Evelinne. Tenía un rostro angelical, cabello rubio que le llegaba a los hombros y una tonalidad de piel que le recordaba a las muñecas de porcelana de su madre. Marta les invito a pasar dentro a la familia a tomar café.

—Si quieres, Evelinne, puedes venirte conmigo a mi habitación.

Evelinne, con una sonrisa, le respondió "¡Gracias!"

Evelinne se dijo a sí misma, que le parecía un chico mono, le gustaba su cabello alborotado de color castaño claro y sus ojos color del mismo color, Tenía cara de niño para su edad y Evelinne, al pensar todo eso sobre él, se sonrojo. Sam y Evelinne se conocieron durante el tiempo de la estancia de los vecinos en su casa. Se hicieron íntimos amigos en breve tiempo. Los dos hablaban frecuentemente, les gustaba reír juntos, contarse cosas el uno al otro. Sam veía a Evelinne como una chica madura para su edad.

Un día Sam, le invito a Evelinne a su casa para ver vídeos de sus "youtubers" preferidos. Ella le preguntó:

— ¿Sam, tú tienes novia?

—Pues no, no tengo novia ¿por qué lo preguntas?

—¡Ah! Nada, solo era curiosidad —le respondió Evelinne.

Mientras comían palomitas que preparó Sam, un silencio inundó la habitación. Había una tensión entre ambos, cuando rozaban las manos para coger palomitas, Sam le preguntó:

—Evelinne, sé que soy mayor que tú y que la edad suele ser influyente para lo que te voy a preguntar. —Sam tragó saliva y le preguntó—: ¿Quieres ser mi novia?

Evelinne se quedó sorprendida por la pregunta de Sam.

—Sí que quiero, Sam, ¡te quiero! —dijo Evelinne.

Sam levantó a Evelinne, seguidamente de agarrarla entre sus brazos y besarla, la llevo hacia su cama cargándola entre sus brazos y pasando el resto de la tarde juntos en la cama de su habitación.

Pasaron un par de semanas en las que ambos seguían juntos, iban juntos a la playa, tomaban helado y pasaban muchas tardes uno con el otro. Llego el día en que empezaban las clases, y con ello empezaron a frecuentarse menos y hablaban ocasionalmente. Llego el fin de semana y pudieron quedar para verse.

—Me alegro de verte, cariño, te he echado mucho de menos.

Sam fue abrazarla y, acto seguido, la besó, pero Evelinne le dio un leve empujón.

Creepypastas (Personajes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora