Time's up (OT12)

Capítulo ocho: Estúpido Kai

Capítulo siete: Estúpido Kai

A Baekhyun le pusieron doble y hasta triple venda en los ojos, porque seguía insistiendo en que podía ver sombras. Los chicos se aseguraron de que fuera una sorpresa. Baek no quería ver ni oír nada para que realmente fuera una. Sin contar con que no le habían especificado cuál era el barrio en el que iban a vivir y el chico estaba engañado por mentiras blancas que sus amigos habían ideado. 

Kyungsoo, por su parte, estaba en la parte de atrás del auto, apretando la mano de Jongin nerviosamente. Era oficialmente el día en el que se mudarían al departamento. No sabía cómo reaccionar ante la situación y muchas ideas seguían revoloteando en su cabeza. Entre esas ideas estaba el hecho de que, al parecer, era el único que no estaba al tanto de los planes de su grupo de amigos. Le preocupaba que los otros chicos se hayan sobre esforzado, considerando las enormes ojeras de Jongin. Su gran excusa se limitó a culpar a los exámenes finales. 

Y Jongin era justamente quien más le afectaba. Iba a vivir con él. Iban a compartir una habitación y una sola cama. Sufría porque ellos no había pasado por la etapa de una relación propiamente dicho. Y ahí estaba, lanzándose a vivir con él permanentemente. ¿Cómo podía hacer algo así?

Fácil.  Kim Jongin. Con su enorme sonrisa y su inexplicable calidez no le dejaba pensar. Como hipnotizado, aceptaba todas sus ideas, por más absurdas que fueran. Había escuchado que el amor convertía a las personas en ciegas y tontas. Pues bien, en ese momento estaba ciego, porque se cubría los ojos con las manos, y podía asegurar que era un total tonto. 

–¡Ta ta ta chaaaaaan!– canturrearon Jongin y Luhan, mientras Chanyeol hacía sonidos de tambores tipo beat box, mientras Sehun los miraba como si tuvieran algún tipo de retraso mental. 

–¡ES HERMOSO!– gritó Baekhyun con lágrimas en los ojos, mientras Kyungsoo abría los suyos desmesuradamente, pero no tuvo tiempo de hacer el recorrido, porque Kai se lo llevó y se encerraron en su nueva habitación. 

El menor de los dos estaba tan entusiasmado, mostrándole cada rincón, que Kyungsoo no pudo evitar sentir ternura. Jongin parecía un niño con un juguete nuevo. No era capaz de organizar sus ideas para mostrar todo lo que había hecho. No lo dijo, pero se dio cuenta de que el piso, las ventanas, los muebles y algunas puertas habían sido cambiados o mejorados. Se venían nuevos. Seguramente los cinco habían gastado dinero y tiempo para convertir sus desquiciadas ideas en realidad. Se sintió mal por no haber sido parte. 

–Perdón por estar tan apartado del proyecto– dijo Kyungsoo con una sonrisa triste, sentándose en su nueva cama. 

Pudo sentir la suave cobija que la cubría y la apretó entre sus dedos. Unas pequeñas lágrimas cayeron inconscientemente por su rostro. Vio a Jongin con una sonrisa, sin poder explicar lo que sentía y el otro chico no sabía cómo reaccionar. ¿Debía consolarlo sin preguntar nada? ¿Debía hacer algo? El bailarín se sentó a su lado, inseguro, hasta que sintió la mano de Kyungsoo entrelazar sus dedos. Se sobresaltó al sentirse correspondido. 

–Estoy asustado– admitió Kyungsoo, apretando su mano con fuerza. –Tengo miedo de imaginar que todo es tan perfecto y que termine siendo mentira. Tengo terror de no ser lo que esperas. Como te dije, te enamoraste de un cobarde, de alguien lleno de miedos. 

–Hyung, deja de preocuparte. Tú sabes que yo te...

–Lo sé. No me lo digas tan seguido, voy a terminar por creerlo– el muchacho sonrió sincero y recibió el mismo gesto. ¡Demonios! ¿Por qué Jongin tenía que ser tan bonito?

–Hyung, no puedo prometer nada, sólo quiero vivir el momento, un día a día en el que estés aquí. 

Jongin se acercó lentamente, tanto, que Kyungsoo se sintió ansioso. Un beso suave subió de intensidad mientras unas manos juguetonas tocaban la piel expuesta del otro, Jongin hizo figuras imaginarias en la piel ajena y luego besaba donde hacía presión con los dedos. Entre juegos, rodaron sobre la cama y, sin darse cuenta, el menor ya estaba sin camiseta.