«Hug»

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Subo corriendo a mi habitación tratando de hacer el menor ruido posible. Veo por la ventana y efectivamente puedo ver a los zombies contra mi puerta caminando inútilmente.

Corro a la habitación de mis papás, y abro la puerta sin permiso

–Están aquí– grito-susurro acercándome a su cama.

Papá se levanta de un brinco y mamá lo imita. Ella coge su chaqueta, una de papá, y una mía que el otro día la había olvidado aquí; ella se pone la suya y me pone a mí la mía. Mientras ella hace eso, papá abre un cajón del guardarropa y de un cartón saca un arma.

¿De dónde consiguió el arma?

–Muy bien, bonita– se agacha a mi altura– Pase lo que pase, recuerda que te amo... Mucho– besa mi frente.

–Lo sé, papá– le sonrió para que no se ponga triste– yo también te amo– le abrazo por el cuello mientras él me carga, sonrío porque hace mucho que no me cargaba ya que estoy un poco más grande, pero a él parece hoy no importarle ese detalle. Puedo sentir a mamá aguantarse las lágrimas detrás de mí, por lo que me giro hacia ella– Mamá, también te amo, pase lo que pase– la abrazo con mi brazo libre, pues el otro está abrazando a papá.

–Los amo a los dos– ella nos abraza a ambos. Trato de no soltar ninguna lagrima porque no quiero que noten lo asustada que estoy.

Aunque desearía que esto fuera eterno, recuerdo en qué situación estamos y soy la que primero se separa del abrazo. Ellos imitan mi acción, mientras papá me deja delicadamente en el suelo.

–En la cabeza– susurra papá– Iremos a la casa de Jeff, ¿ok?– ambas nos miramos y asentimos– Lo llamé antes y le pedí que nos ayudará. Tiene un bunker en su sótano.

Papá nos lleva a la puerta trasera, los golpes aumentan, lo cual asusta a mamá. En ese momento de distracción, agarró el primer cuchillo que encuentro en la mesa de la cocina y lo guardo dentro de mi chaqueta con cuidado. Sé que mamá ni loca dejaría que toque un cuchillo a menos que quiera ayudarla a cocinar.

Todos vamos con precaución hacia la casa de Jeff. Mamá sostiene mi mano fuerte mientras caminamos con paso decidido pero silencioso a la vez.

Llegamos a la puerta de nuestro vecino, pero un sonido nos alerta.
Un zombie chocó estrepitosamente con un basurero y llama la atención de todos los zombies que estaban golpeando en nuestra puerta.

Ellos notan nuestra presencia y papá empieza a disparar. Mamá golpea la puerta, gritando por ayuda. Todo esto atrae a más zombies. Supongo que el sonido los atrae.

Tengo una idea.

Agarro una piedra y la lanzo a una de las macetas de la Sra. Mason. Esta cae y estalla en pedazos en el suelo. Algunos zombies siguen el sonido, pero tal vez solo cuatro de trece, dejando solo nueve siguiéndonos.

Escucho las cerraduras de la puerta abrirse, pero son demasiadas lo que causa demora.

Sin que nos demos cuenta un zombie se abalanza sobre mamá haciendo que ambos cuerpos caigan. Ella grita y lo empuja tratando que no la muerda.

En un rápido instinto saco el cuchillo y lo meto en la cabeza al zombie haciendo que este deje de forcejear en contra de mamá.

Siento que como la puerta se abre al fin a mis espaldas. Mamá se levanta con dificultad.

–¿Te mordió, te rasguñó? ¿Estás bien?– preguntó frenéticamente a mamá revisando su cara. Ella asiente todavía en shock, con sangre en su frente. Reviso esta zona. No es una herida, posiblemente solo es le salpicó sangre cuando acuchillé al zombie en la cara.

–¡Rápido, entren!– nos apura Jeff ayudando a mamá a entrar, sin embargo se hace difícil porque mamá se desmaya.

Los disparos se detienen. Papá se acerca corriendo hasta nosotros y carga a mamá como un bebé.

–¿Dónde es?

–Síganme

Y este, solo fue el inicio de la historia.

De la historia de cómo cambió mi vida.

Never be alone ↝ C. Grimes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora