Luz De Luna

Capítulo 8

Estoy ebria. Realmente ebria, porque tomé un montón de alcohol y no de una sola cosa, un montón de todo.

Al fin pude salir con mi mejor amiga, con mis amigos, con los que me dejé se juntar unas semanas para no cruzarte. Desde la ventana de su casa miraba tu puerta, de vez en cuando, por la ansiedad y el miedo de verte.

Fuimos a un cumpleaños y tomamos más que la cumpleañera. Nos volvimos con algunas bebidas de ahí, ya estaba tan relajada y segura de que no iba a verte.

Eran las cinco y cuarenta y ocho de la madrugada y vos caminabas por la vereda del frente.

Fue menos de un segundo en el que me di la vuelta y te vi. Ibas agachando la cabeza, con el cuerpo tenso, sabías que estaba ahí, con ellos. Los saludaste, les dijiste la hora y te refugiaste en tu casita con tu mamita que te apaña todo.

Todo el rato te di la espalda. Nunca te volví a mirar. Ni siquiera te diste cuenta de que te vi. Seguí tomando como si nada... Pero si pudiese explicarte el resentimiento que sentí cuando te miré. Sin por un segundo pudieses entender lo que fue para mi, en mi estado, recordar todo... Nunca tuve tantas ganas de golpear a alguien.

No pude evitar preguntarme de dónde venías y a qué pendeja habrás encandilado en tu mundo de mentiras, quién habrá sido la pobre e inocente estúpida a la que besaste con tu fachada de caballero de armadura brillante.

Me lamenté por esa pobre inocente e hice varios tragos en su honor.

Nos despedimos de los chicos y con mi mejor amiga entramos a su casa. Eso fue todo. No pasó algo más y me alegro que se haya dado así; porque la idea no era verte, la idea era evitarte a toda costa.

No puedo hacer como que nada pasó y saludarte para probar que soy mejor persona que vos (aunque es obvio que lo soy), no estoy lista para algo así... Por ahora simplemente quiero golpearte, tanto y tan fuerte, que me libere de este resentimiento y vivir en paz, como vivía antes de vos.