Puedo esperar...

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Escuché todo lo que Leo me decía, asimilé cada una de sus palabras, él había sufrido demasiado en su adolescencia, sus relatos me estrujaron el corazón solo me limité a abrazarlo con todas mis fuerzas mientras el se desahogaba en llanto, los recuerdos de aquellos días volvieron a su mente para atormentarlo.

- Tranquilo mi amor... - Acariciaba su cabello mientras el sollozaba en mis brazos. - Ya pasó... Debes dejarlo atrás.

- Si yo hubiese corrido más rapido... O si no le hubiese pedido que fuera, ella... - dejó sus palabras a medias debido a las lagrimas que querían salir nuevamente. Lo apreté más fuerte, su cabeza estaba apoyada en mi pecho, estaba recostado como un niño pequeño, él envolvía mi cintura con su brazo mientras yo lo abrazaba.

- Shhh... Tranquilo. - Traté de calmarlo, besé su cabeza y lo acaricié suavemente. Un rato después Leo se quedó dormido, tanto llorar lo habia agotado. Levanté suavemente su mentón para poder observarlo, sus ojos estaban humedos y su ceño fruncido, parecía el más bello ángel, besé su frente y lo cubrí con una manta que se encontraba en la cama.

Ӝ

Me desperté, sentí mi brazo entumecido, bajé mi mirada y pude ver a Leo aún enrollado a mi cintura, se veía tan hermoso durmiendo, no quería despertarlo, pero ya no sentía mi brazo, así que suavemente y con el mayor cuidado posible logré safar mi brazo y quedé libre, abrigue a Leo el cúal se volteó hacia el otro lado dándome la espalda. Caminé al baño, aprovecharía para tomarme una ducha, pero... No tenía ropa limpia que ponerme, ¡Rayos! Ni modo, debería ponerme la misma.
Salí envuelta en una toalla, que no era cualquier toalla, era pertenencia de Leo, pude sentir su exquisito aroma impregnado en ella. Me puse mi ropa nuevamente, dejé mi cabello suelto y ligeramente seco y salí, dirigí mi vista de nuevo en la cama, y ahí estaba él, durmiendo como angelito, el más bello que puede existir, me acerqué a él y besé suavemente sus labios, me separé y pude ver a un par de ojos oscuros mirarme fijamente.

- Buenos días - Dije en una sonrisa, él sonrió dulcemente.
- Buenos días... - Dijo casi en un susurro y con la voz ronca. - Te ves hermosa... - Sonrió monstrando sus perfectos dientes blancos, y formándose unas pequeñas bolsitas bajo sus ojos que lo hacían ver aún más hermoso. Tn enrojeció al escuchar sus palabras, se acercó nuevamente a él y unió sus labios con los de él.

Luego de que Taek se diera un buen baño refrescante, ambos bajaron al comedor donde la madre y la hermana de Leo los esperaban para desayunar.

- Buenos días! - Saludaron ambos al unísono mientras pasaban a sentarse.
- Buenos días chicos! - Saludó su madre embozando una enorme sonrisa. - Durmieron bien? - Preguntó pícara
- Muy bien... - Respondió Tn en una tímida sonrisa.
- No se nota... - Dijo su madre dirigiendo su vista hacia su hijo... - Las ojeras de Leo no dicen lo mismo... - Rió, el rostro de Leo estaba sin reacción, y los recuerdos de la noche anterior regresaron a su mente. Su madre no lo sabía, pero él se pasó casi toda la noche llorando a causa de sus recuerdos del pasado.

- Mamá... Ya déjalos en paz... - Espetó su hermana sonriendo, Sabía lo que a su hermano le estaba pasando.

El desayuno pasó rápido, ambos nos encontrábamos en el jardín observando las flores que su madre había plantado.
Nos acercamos a un enorme árbol que estaba casi al centro del hermoso jardín, era un bello naranjo que destilaba un hermoso perfume.

- Te sientes bien? - Pregunté dándome media vuelta sin soltarme del agarre de Leo y quedando frente a él. La sonrisa que traía se esfumó de inmediato, sabía a lo que me estaba refiriendo. Pero debía hablar de eso con él ahora que ya estaba tranquilo.
- Si... Ahora me siento mucho mejor. - Dijo con esa voz dulce - Hablar de eso me quitó un gran peso de encima... - Terminando eso me abrazó por la cintura, colocó su mentón en mi hombro.
- Me alegro... Lo único que quiero es que tu estés bien. - dije abrazandolo por el cuello. Él besó mi cuello haciéndome estremecer, la piel se me erizo al sentir sus suaves labios en mi cuello. Levantó su mentón y me miró con una pequeña sonrisa que dejaba al descubierto sus dientes.
- Te amo... - Me besó dulcemente en los labios, yo correspondí a su beso con mis dedos jugando con su cabello, me apretó pegándome más a él e intensificando su beso, tan asi que abrí mi boca dándole paso a su lengua, está jugó con la mía, un pequeño gemido ahogado salió de mi boca, Dios! Sus besos eran magníficos, una chispa electrizante recorrió mi cuerpo mientras el beso seguía, recorrió mi espalda con sus manos apegandome más aunque ya no se podía, pude sentir algo chocar con mi ombligo y un pequeño gemido salió de la boca de él, mordió mi labio inferior mientras continuaba besándome, esta vez con desesperación, la chispa de electricidad se había trasmitido a ambos, pude notarlo al sentir su miembro erecto rozar en mi ombligo.

quiero estαr contigo. - (leo y tú) - pαusαdα ' en edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora