(2da T.) Capítulo VI. "La vuelta, y un encuentro peligroso".

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Lali.
Ya, habían pasado unos cuatro meses, casi cinco. Nos habíamos vuelto a Buenos Aires luego de estar en España (Madrid), Uruguay, Paraguay, Estados Unidos, Chile, Ecuador e Italia.
Recorrimos muchos lugares luego de que Maru vuelva de ver a Benjamín. En todo este tiempo que compartí con ella, hablamos mucho. Más que amiga es como de la familia. Dispuesta a darte un BUEN consejo, y yo, dispuesta a aceptarlos.

Si tomamos consideración, habían pasado ya casi seis meses desde la última vez que lo vi; la última vez, donde lo besé en frente de todos, donde él me pidió distancia.  Yo sigo enfocada con mi música, y él también, con su trabajo. Escuché que la gente lo pedía ya en otros países de aquí de América, y eso me hacía muy bien;  claramente lo felicité, y él claramente agradeció. No mucho más que lo normal, simplemente yo le pedía que vuelva, y simplemente él seguía resistiéndose. Pero es obvio que hay algo entre medio que nos separa a los dos, que nos pone límites; a él su orgullo, y a mi mis insistencias.
Aún recuerdo ese día... No creo que exista cosa más triste que alguien con lágrimas pidiéndote que no lo dejes. Bueno, eso hice yo. Pero no me arrepiento, él sí se merece mis lágrimas.

Hoy habíamos llegado de Italia, y Cande ya quiso organizar algo. La que se encargó de todos modos, fue Mery. Siempre tan fiesteras. Sabía que él iba a estar ahí. Benja no se pierde las fiestas, y Mery junto con Cande no se pierden de invitarlo para que coincida conmigo.

WhatsApp - CAMELA

Ca: ¡HEY! ¿Lala vas hoy?  (17:32 hs.)

La: Hola Cande! Si, OBVIO que voy. Ustedes no dejarían que me quede en mi casa, ¿o si? (17:39 hs.)

Me: NO. No podés quedarte. Va Benja también! (17:41 hs.)

La: ¿Y a mi qué me importa!? (17:41 hs.)

Ca: Dale callate tarada (17:41 hs.)
Ca: ¿Podemos ir a tu casa para arreglarnos? (17:41 hs.)

Me: ☝☝ (17:41 hs.)

La: Si PESADAS, ¡vengan! (17:42 hs.)

Ca: WUUUjuu (17:42 hs.)

Me: ¡Buenísimo! (17:42 hs.)

La: Las espero a las ocho. (17:45 hs.)



Benja.

Se imaginan estos meses que tuve, ¿no?. Puro trabajo y compromiso con notas. Bastante movido, pero me hace bien. Pude desconectarme un poco del mundo que me rodea y concentrarme en la música. Es lo mejor que estoy  viviendo ahora. Siempre siento que me falta alguien, al parecer la soledad no es para mi; pero compartir tiempo con productores, con periodistas (aunque son pesados y entrometidos), y con otros músicos, me ayuda a enfocarme en lo que quiero y aun así estar soscializado.
  Hoy en la noche las chicas habían organizado algo. Seguía mucho al "mundo de la música", así que me enteré que Lali había vuelto a Buenos Aires. Me la iba a encontrar en el bar, eso casi seguro.

Eran las nueve menos veinte cuando escuché la bocina del auto de Andrés; la reconozco a la perfección.

Cuando salí de mi casa, un pequeño escalofrío recorrió mi cuerpo. No, no es frío... es miedo. Miedo a verla de nuevo.
Subí a la camioneta y se me detuvo el corazón, las piernas, el mundo, y su mirada fija en la mía.
Llevaba un vestido rojo, demasiado sensual para una persona petisa. Dejaba ver sus piernas y, más abajo, llevaba unos tacos de color negro, al igual que sus labios, los cuales resultaban muy deseables. El flequillo le caía por los ojos, y su maquillaje no tapaba tanto sus ojeras.
Estaba demasiado hermosa.

-¿Y? --me despierta Andrés--. ¿No subís?

Parpadeé tres veces y agité mi cabeza volviendo a la realidad.

-S...si, si --titubeé, y subí--. Buenas noches  --dije una vez sentado, y me giré a mirarla. No sé qué es lo que pasa por su cabeza, pero el modo en que me mira debería considerarse un asesinato--. Hola La... --me acerqué ligeramente, por miedo a su reacción. Ella se corrió un poco más hacia mi y, lentamente, con mucho sentimiento (tal vez demasiado), dejó un beso fugaz en mi mejilla; muy cerca de los labios, aunque no los tocó ni rozó. Andrés arrancó el auto, y ella por fin corrió sus ojos a la ventana. Su perfil se veía exageradamente perfecto con la luz de la Luna. Sí, muy cursi, pero cierto.

-¿Y Mery?  --traté de acabar con el silencio.

-Mery fue a lo de su novio porque quería salir con él --explicó Cande--. Calculo que ya están yendo...

-Ah ah Okey... --asentí. Sentí de reojo su mirada hacia mi. Necesitaba girarme y decirle que no me mire de esa manera, pero eso implica caer derrotado, ya que le daría puntos a favor a ella.
Lali sonrió. Se estaba dando cuenta de que la noté. Giré entonces, a mirarla. Ella sonrió más ampliamente.

-¿No hace frío para tener ese vestido? --pregunté, tratando de disimular los celos.

-¿Te molesta? --levanta una de sus cejas, provocativa.

-Por algo te pregunto --levanté otra ceja imitándola.

-Sí, hace frío --admitió--, pero quiero enamorar al chico que me gusta. Por eso lo traigo puesto --contestó con astucia.

-Que desubicado el que te gusta. Yo que él no me fijo en lo sensual y, o sexy que estás.

-¿Admitís que estoy sexy? --sonríe.

Punto para ella.

-Si. Pero admito que te ves mucho más "sexy" --imité su voz-- cuando estás en pijama.

Eso fue punto para mi. Quedó boquiabierta, pero se notaba cuánto le encantaba.

-¿Querés verme en pijama de nuevo? --vuelve a sonreír.

-Agradecería tu discreción --dije.

-Yo agradecería tú admitición

Reí a carcajadas, y hasta la sentí a Candela hacer lo mismo. Lali frunce el ceño.

-¿Qué? --pregunta con inocencia.

-Jaja! No se dice así, Lali --me burlo, y a ella se le empiezan a enrojecer las mejillas--. Se dice admisión. Y sí, admito que ahora quiero verte con un pijama, y no con un vestido "sexy".

-Celoso.

-Gruñona --le peleo.

-Idiota.

-Provocativa.

-Insoprotable!

-PE TÍ SA

Ahí gané. Sabía a la perfección que ODIABA que la llame de esa manera. Sus ojos me están asesinando, pero se cristalizaron a los segundos... Estaba exagerando.

-Daaale --le toco el hombro--. No te enojes

-Salí --se queja como nena de cinco, sacudiendo su hombro y mirando de nuevo hacia la ventana.

Negué e hice lo mismo que ella, nada más que con la vista hacia la ventana de la derecha.
Sentí su mirada nuevamente pero no hice nada. Reaccioné cuando sus manos heladas tocaron las mías. Me paralicé por un momento, pero no la miré aún. Ella intentaba entrelazarlas, pero no debía permitírselo.  Saqué mi mano rápidamente y la posé en mi pierna. 

No me derribes, Lali - rogaba en mi inconsciente.





Una nueva oportunidad - Benjali (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora