10. Doblar el orgullo por control

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No respondí a la llamada de Scott y tampoco a la de Stiles, ni a sus cientos de mensajes de texto que llegaban sin parar a mi teléfono. Mi concentración estaba dirigida a cerrar mi habitación de tal modo que mis padres no pudieran entrar y también de una forma en la que mi piel no pudiera recibir luz.

Cerré la ventana y, por primera vez en un largo tiempo, dejé caer mis persianas. De esa forma no se colaría la luz a mi cuarto y la luz de la luna no quemara mi piel, ya que esa era la sensación que me daba. Una vez todo estuvo cerrado me di cuenta de que mis ojos seguían brillando y esta vez pude notar que veía todo como si tuviera gafas de visión nocturna.

Recogí mi teléfono del suelo y titubeé un minuto antes de teclear un mensaje. Me quedé leyéndolo una y otra vez sin pulsar 'enviar' porque mi propio orgullo no me dejaba hacerlo. Así que simplemente lo solté de nuevo al suelo y apoyé mi cabeza en el borde del colchón de mi cama. No quería acostarme, pero tampoco pensaba que quedarme en el suelo era buena idea. 

— Scarlett, necesitamos hablar.

Mamá llevaba cerca de media hora tocando la puerta intentando de que yo le abriera y la dejara pasar. Eso nunca iba a suceder. Sin embargo, yo tampoco quería quedarme dentro de la casa.

Maldita sea, si me quedaba allí dentro me iba a ahogar. Me sentía encerrada como en una jaula de la que no podía salir.

— Scarlett, abre la puerta.

No lo pensé más y tomé el teléfono para enviar el mensaje. La respuesta llegó en cuestión de segundos. Era un simple mensaje de una sola palabra, pero decía lo suficiente.

Ven.

Y yo iba a ir. Agarré mi chaqueta y unas gafas oscuras para salir por la ventana. Estaba agradecida conmigo misma de haber aprendido esa táctica porque ahora mismo era la única que podía utilizar.

***

En el almacén pude ver a Isaac entrenar para poder controlar sus habilidades al máximo. Él era de los pocos betas que me caían bien. Todo lo contrario a Érica. Realizó un salto con la intención de atacar a Derek, pero este lo derribó sin esfuerzo alguno.

Acto seguido, me miró a los ojos o, mejor dicho, a las gafas oscuras que llevaba puestas por más oscuro que estuviera.

— De nuevo —le dijo a Isaac.

El proceso se repitió unas cuantas veces y en una Érica trató de atacar a Derek por la espalda. Como se esperaba, él la derribó en un dos por tres.

— ¿Alguien quiere intentar no ser tan predecible? —cuestionó y Érica se abalanzó sobre él para besarlo con todo lo que tenía. Ugh, asqueroso. Él la apartó y limpió sus labios con el dorso de su mano—. Es la última vez que haces eso.

Ella arqueó una ceja.

— ¿Por qué? ¿Por ser una beta?

Estuve muy cerca de decirle que era por ser una zorra, pero me contuve. Ella todavía no había notado mi presencia. De hecho, solo Derek y Boyd la habían notado.

— No, porque tengo a alguien más en mente para ti —respondió.

— ¿Ya terminamos? Tengo casi cien huesos rotos que necesitan unas horas para curarse —acotó Isaac quejándose.

Derek pareció razonable y extendió su mano para agarrar el brazo de Isaac. Lo siguiente que escuché fue el crujir de sus huesos.

— Ciento uno ahora —mencionó—. ¿Crees que te enseño a pelear?

ENEMY FIRE ▲ TEEN WOLF   ➁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora