Ella

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Cuando Simon entró de nuevo al estudio y vio mi rostro de inmediato cambió su expresión.
—¿Qué sucedió?—dijo confundido.
—¿Te iras de nuevo?—dije triste y enojada al mismo tiempo.
Muy en el fondo de mi ser guardaba la esperanza de que me dijera que no, que no era su viaje o que se quedaría con nosotras.
—¿Qué...?—dijo confundido viendo los papeles en su escritorio.
—Tu jefe. Te mandó un mensaje diciendo algo sobre el viaje del viernes. ¿Te irás?
—Adele... Iba a decírtelo.
—¿O sea que si te irás?—dije dolida—. ¡Simon! No puedo creer que en serio te irás justo ahora...
—Escúchame Adele déjame explicarte...—se acercó y me tomó de los brazos pero me zafé.
—No Simon, no quiero escucharte porque habíamos acordado que no volverías a dejarme sola—dije con un nudo en la garganta—. Que nuestro equipo iba a volver y que no... No te enfrascarías en el trabajo—mientras hablaba iba caminando hacia atrás para poder salir del maldito estudio—. Sabes lo difícil que está la situación. Angelo acaba de irse y Josh anda suelto y tú te irás también...
—Adele por favor déjame hablar...
—No... No quiero escucharte—comencé a llorar por fin cuando salí del estudio y cerré la puerta. Me fui directo a mi habitación sin hacer
escándalo para que Melody no se percatara de lo que estaba sucediendo.

No escuché a Simon porque estaba dolida. Cuando entró a la habitación fingí estar dormida y no hablé con él. En la mañana al despertar él ya estaba despierto esperando a que yo despertara para poder explicarme. Sin embargo mi terquedad me lo impidió. Tuvimos una discusión por eso antes de que se largara a su maldito trabajo. Tuve que salir al jardín para despejarme, intentar relajarme.
—Mamá...
Volteé y vi a Melody de pie en la puerta. Intenté sonreírle pero ella negó sin decir nada.
—No tienes que fingir.
—¿De que hablas cariño? Estoy bien—mentí tragándome el nudo en la garganta.
—Mamá... no estoy sorda.
Caminó hasta mi y me abrazó. Le devolví el abrazo pero no me permití llorar.
—Creo que deberías dejar que te explique. Se que no está bien que se vaya pero, tampoco está bien que no lo dejes explicarte el por qué.
—Si, tienes razón—le di un beso en la frente—. Te quiero mi niña.
—Y yo a ti mamá. Bueno, me voy a la escuela.
—Que te vaya muy bien.

Cuando Simon volvió para la hora de comida entró al comedor y yo ya estaba esperándolo. Se me quedó viendo sin decir nada, yo tampoco le dije nada a él. Solo nos veíamos el uno al otro.
—Solo quiero que entiendas—dije por fin después de un buen rato—. Que te necesito...
—Lo se. Adele lo lamento...
Se sentó a mi lado y me abrazó.
Me explicó cómo pospuso el viaje pero que ya no podía hacer nada más. Me dijo que los de la comunidad a la que visitarían estaban desesperados, y yo no iba a ser la causa de que esos pobres se quedarán sin agua.

El viernes Melody y yo lo acompañamos hasta el aeropuerto. Nos abrazó a cada una con fuerza y después vimos cómo se alejaba de nosotras para irse por dos semanas, mínimo.

Después de que Simon se fuera me propuse a no estar aterrada, a intentar seguir con mi vida y a proteger a mi hija. Intenté llamar a Angelo varias veces pero me dijeron que no se permitían llamadas a los nuevos integrantes, que era parte del proceso. Yo lo había leído en la página del internado pero esperaba que por lo menos me dejaran hablar con él un rato, sin embargo me cansé de insistir después de la décima vez que lo intenté.
Melody se iba a la escuela, regresaba para hacer tarea y después se iba a la academia. Yo estaba entrando en desesperación por no hacer nada, quedarme en casa como una cobarde y pensar todo el tiempo en que Melody llegara sana y salva a casa, en Simon lejos de nosotros y en Angelo en un continente diferente. Era demasiado, así que decidí volver a mi empresa.
Todo me parecía desconocido, habían pasado años desde la última vez que había pasado un día completo en mi oficina tratando asuntos de mi disquera. Me sentía como en el pasado pero aún así era diferente. El segundo día de trabajo, al salir, había una horda de fans esperándome afuera, eso claro que no pasaba antes.
Comenzó a convertirse en una rutina. Desayunos rápidos con Melody, ella se iba a la escuela y yo al trabajo. Nos veíamos en la hora de comida, platicábamos rápidamente antes de que ella se fuera a hacer tarea y de que yo regresara a la empresa o al estudio para ensayar con mi banda para el nuevo concierto. Ambas siempre custodiadas por Peter y David.

Then and now... And always Donde viven las historias. Descúbrelo ahora