¿Tan sencillo?

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•Narra Angelo•

Llegué al aeropuerto solo horas antes del show de Melody. Llamé a Peter para que fuera por mí pero no quería que le dijera a nadie, les daría la sorpresa.
Cuando llegué a la casa y entré me sentí muy extraño. Me sentía como una persona diferente entrando a un lugar desconocido. Subí a mi habitación y al ver todo perfectamente ordenado me hizo darme cuenta de lo horrible que siempre tenía mi pobre cuarto. En serio me sigo sorprendiendo con mis pensamientos y mi actitud de ahora. El cambio ha sido bastante significativo.
Dejé mis cosas y me senté en la cama, vaya que extrañaba esa cama, muchísimo más cómoda que la del dormitorio del internado. Escuché que alguien cerró una puerta en el piso de abajo. Corrí escaleras abajo y vi a mi padre en el recibidor buscando algo en sus bolsillos con el celular entre la oreja y el hombro.
—Ya voy para allá, ya voy para allá. Solo que no encuentro mis llaves... si, ya están las flores en el auto. Adiós—colgó y sacó las llaves de su pantalón.
Se dirigió a la puerta aún sin percatarse de mi presencia.
—¡Hey!—le grité. Saltó del susto y volteó a verme—. ¿Me das un aventón al Royal Albert Hall? Mi hermana se va a presentar y...
—¡Angelo!—emocionado caminó hacia mi y me abrazó. Yo no abrazo pero... no pude evitarlo—. ¿Qué... cómo...?—me vio de pies a cabeza como asegurándose de que en verdad estaba ahí.
—Va a ser Navidad. Tengo derecho a pasarla con mi familia.
—Sabes que es lo que más me alegra... que quieras pasarla con nosotros.
—Si, bueno... todo mejor que en ese lugar—bromeé. Mi padre volvió a abrazarme y se separó rápidamente de mi.
—Vámonos, tenemos que llegar con Melody. Se podrán extremadamente felices al verte.
—Vamos—dije siguiéndolo.

Cuando vi a mi madre la reacción fue la misma, pero aumentada a la décima potencia. Me llenó de besos y me abrazaba y se separaba de mi y volvía a abrazarme y se reía y lloraba y yo simplemente me reía de su emoción.
—Mi bebé, mi Peanut, ¡oh Dios! Estoy tan feliz de que puedas estar con nosotros aunque sea por unos días. Te amo, te extrañé, mira tu cabello, te ves muy bien, aunque más delgado, y musculoso. ¿Qué has hecho?
—Natación. Soy bueno—dije contento—. ¿Y Melody?
—Se está preparando. Tenemos que decirle que estás aquí—me tomó de la mano.
—No espera, quiero darle la sorpresa.
—Muy bien jaja. Iré con ella y trataré de no decirle nada...—se me quedó viendo de nuevo y me volvió a abrazar con fuerza—. Te amo mi niño—me besó.
—Bueno ya mamá, me llenas de labial—dije limpiándome la mejilla.
—No me importa, no te limpies mis besos—me besó la frente y se fue.

Esperé hasta casi el último momento para entrar con Melody. Fui a comprar algo de beber y regresé cuando ya estaba empezando el show. Entré a su camerino y vi que estaba abrazando a alguien. Esas mallas rosas y los zapatos de flores no podían ser de otra persona. Melody me vio y me abrazó. Yo le devolví el abrazo pero mi vista estaba fija en ella. Louisa me veía atónita y vi que empezó a llorar y extrañamente yo también empecé a llorar.
—Melody, es hora—dijo una maestra.
—Si, ya voy...
Cuando Melody salió no supe que decir. Solo me acerqué un poco a ella y Louisa de inmediato se lanzó a mis brazos. La abracé con fuerza y la levanté un poco del piso mientras se reía y lloraba al mismo tiempo.
—Estas aquí—dijo con voz temblorosa—. Estas aquí Angelo...
—Lo estoy—dije también soltando lágrimas de alegría.
Su hermoso aroma, sus bellísimos ojos cristalinos viéndome, su sonrisa sincera. Dios mío como la extrañé.
—Te odio, ¿lo sabes cierto? Te odio por haberme vuelto una vil desquiciada sin ti a mi lado. ¿Cómo...?—todo lo dijo abrazándome por el cuello y en un susurro que solo yo podía escuchar.
—Esque soy irresistible—dije sonriendo. Solté su cintura para limpiar una lágrima que recorrió su mejilla cuando empezó a reírse.
—Tonto engreído.
—Dramática desquiciada.
Y dicho eso la acerqué a mi y la besé. Sentí como si hubiera vuelto a la vida con ese hermoso beso. Al separarme de ella vi que tenía los ojos cerrados. Se mordió el labio inferior, abrió los ojos y me tomó de la nuca para volver a besarme.
—Chicos no pueden estar aquí—dijo una voz de mujer que nos hizo separarnos—. Salgan por favor.
La tomé de la mano y la conduje hasta nuestros lugares. Cuando pasamos por enfrente de Laura me soltó. Volteé a verla y me sonrió.
—¿Angelo?—"susurró" mi tía Laura con su voz escandalosa—. ¡Oh por dios! ¡Mírate! Te ves muy bien, ese internado te hizo bien.
—Si—volteé a ver a Louisa y, sentada en su lugar me vio con una amplia sonrisa—. Vaya que sirvió.
—Shhh—dijo una señora que estaba sentada al lado de Laura.
—No me calle señora—dijo Laura enojada.
—Mamá...—Louisa divertida la tomó del brazo—. Ya mejor ve el show.
Si, ya extrañaba esto.

Then and now... And always Donde viven las historias. Descúbrelo ahora