Love Me {Dipper Y Tu}

Capítulo 2

Narra _____

- ¡Es muy linda abuelo!-dije entrando a la casa.

Era lo suficientemente cómoda para nosotros dos. Tenia tres habitaciones (no se que haré con ella) dos baños, un gran living y la cocina comedor a un lado. Estaba amueblada.

- Elige una de las dos habitaciones-dijo mi abuelo subiendo los tres escalones que habían de desnivel-. Yo me daré una ducha.

- Okay.

Mire la primera. Tenia una cama, un armario, un escritorio y un mueble con dos cajones. También tenia una alfombra y un pequeño sillón en la esquina junto al armario.

La otra, tenia lo mismo solo que sin la mesa y el armario era mucho mas pequeño. Por lo tanto me quede con la primera.

La ventana estaba arriba del escritorio, tenía vista hacia la montaña donde había una mansión.

¿De quien sera?

(...)

Ya termine de desempacar y ¡Chad aun no me llama!
No se que estará haciendo pero...

- ¡CHAD!-exclame lanzándome sobre el teléfono.

Y no, no era el. Era mi mama.

- Hola mamá ¿Que pasa?

¡¿Que pasa?! Te diré lo que pasa jovencita. Nunca nos llamaste, ni a mi ni a tu padre.

- ¡Me olvide, lo siento!

Tsk, esta bien. ¿Como esta el pueblo querida?

- Oh, esta muy bien. Ya conocí al amigo del abuelo y a sus nietos.

¿Tiene nietos? ¿Son de tu edad?

- Si, se ven de mi edad.

¡¿Ves?! Te dije que no seria taaan aburrido.

- Muy bien. Hoy iremos a cenar a su casa.

¿Como se llaman?

- Dipper y Mabel Pines.

Y...¿Dipper es lindo?

- ¡Mama!

Bien bien, me callo.

Escuche que mi abuelo me llamaba.

- Mira mamá, me tengo que ir. Mi abuelo me esta llamando.

Okay, te dejo. ¡Descansa!

- Manda saludos a papá.

Corte y fui a ver que nesecitaba mi abuelo.

- ¿Ya estas lista?-me pregunto.

- ¿Lista? Pero si son las...-mire el reloj de mi muñeca-...las ¡Nueve y diez, ya me cambió abuelo!

El soltó un carcajada y fui a mi habitación.

Me vestí con unos pantalones blancos hasta la rodilla, una blusa negra con el símbolo de las reliquias de la muerte en dorado y unas vans negras.

¿Que? Amo Harry Potter con todo mi corazón. Leo esos libros desde que tengo trece años.

Tome mi teléfono y mi brazalete de la suerte.

- ¡Ya estoy lista abuelo!

Fuimos caminando ya que quedaba solo a dos cuadras.

Justo cuando estábamos a punto de entrar, me llego un mensaje.

Lamentó no a verte llamado cielo, mi madre me mando a pintar la cerca (sabes como se pone si no le hago caso). Te prometo llamarte mañana. ¡Manda fotos!

Sonreí, debe a ver sido agotador ya que su casa es muy grande.

- ¡Bienvenidos!-escuche decir a Mabel y levante mi cabeza.

- Hola Mabel-dije pasando detrás de mi abuelo.

Entramos a la cocina, habían preparado tacos...¡Mi comida favorita!

- ¡A comer!-anunciaron los mayores y me serví, no uno, ni dos CUATRO tacos.

Cuando ya iba en el segundo taco, Dipper hablo.

- Guaw _____, si que te gustan los tacos-dijo con la boca media llena.

- Es mi tercer debilidad-dije de la misma manera.

- ¿La primera?-pregunto Mabel.

- ¡El helado de chocolate!-dije y todo reímos.

Me siento bastante cómoda aquí.

Luego de un rato mi abuelo y el señor Pines se pusieron a hablar de negocios y yo me fui con los chicos a mirar televisión.

- El tío Stan por fin puso el cable-dijo Mabel y paro en un canal cualquiera.

- ¡Desafiare, los misterios que vendrán!-reconoseria esa canción dónde fuera.

- ¡Peligro habrá, combatiré sin temor!-empeze a cantar-. ¡Mi fuerza sera, el amor, viviré así! ¡Coraje sin fin, conmigo estas nadie nos vencerá!

- ¡Pelearemos por amor y gloria!-empezo a cantar Dipper-. ¡Viviremos para contar la historia! ¡Ya no habrá nada imposible, nadie morirá, seguiremos de pie!

- ¡Vamos siempre afortunados, vamos orgullosos vamos!-cantamos a dúo-. ¡El paraíso hallar, solo debemos ir por libertaaad! ¡DRAGON BALL!

Estuve hablando con ellos hasta que mi abuelo avisó que nos íbamos.

- ¿Los veremos otra vez?-preguntó Mabel antes de que abandonaramos la cabaña.

- Mañana iremos nosotros a su casa-dijo el señor Stan y ella salto de felicidad.

Luego de despedirnos nos fuimos a casa. Nada más llegar le dije las buenas noches a mi abuelo y fui a dormir sin cambiarme la ropa.