Capítulo 2

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- Louis… me gusta, ¿Cuántos años tienes?

-Diecisiete.

-Aún eres joven- reflexionó acercándose a mí, que ya me había vestido-Te queda mucho por aprender- fué a acomodarme bien el pelo, pero yo antes de que me tocara me aparté temeroso y lo acomodé de manera desinteresada, aparentando indiferencia.

-No tienes por qué temerme- acabó de acomodarlo haciendo que un escalofrío recorriera mi columna vertebral.

-Me vas a hacer daño, creo que tengo motivos suficientes-dije con un toque amargo en la voz. Esa fraseme había calado hasta los huesos. Cada palabra, esa mirada, la frialdad… todo era tan inhumano en él, en aquel preciso momento.

Se acercó más a mí y rozó mi mejilla con el torso de su mano.

-Tienes suerte que aun no te haya dado un buen uso-susurró en mi oreja lascivamente y me estremecí. Por más que intentaba no temerle, era imposible.

-Eso no me supone un gran alivio, siendote sincero- dije con sarcasmo.

-No intentes ir un paso por delante, porque yo ya he llegado al final- tocó mi brazo furtivamente pinzándome un nervio y enseguida un dolor agudo recorrió mi cuerpo haciéndome retorcer de dolor.

-Ah! - chillé intentando deshacerme de él y agitándome.

-No me vuelvas a contestar así- bajó hasta mi tobillo y me engancho lo que parecía una pulsera metálica un tanto extraña  que me apretaba fríamente la pierna y dolía, dolía a rabiar.

-¿Qué es? -pregunté dando agarrones e intentando quitarme eso que me causaba una molestia horrorosa.

-¿Quieres saberlo?- me inquirió serio con un toque sombrío y casi cínico, pero asentí limitándome a curiosear sobre todo en lo que a él se refería, y la curiosidad mató al gato. Apretó el botón de una extraña pulsera que relucía en su muñeca y una fuerte descarga que nació en mi pierna se expandió por todo mi cuerpo dejándome aturdido habiendo soltado un grito de dolor - Vamos tenemos que hacer una cosa hoy - me dijo despreocupado, como si nada hubiera pasado y gruñendo entre dientes maldiciendo lo habido y por haber, lo seguí, obedeciendo su voluntad.

Me metió en la parte trasera de un coche con los vidrios pintados de negro y una mampara que separaba mi cavidad de la del conductor, se respiraba comodidad en el ambiente ¡Cómo puede llegar a ser tan monstruoso ese tío!, pensé. Durante el viaje me limité a pensar. Ojos verde esmeralda, una joya casi mortal, su mirada era tan afilada como la hoja de una elegante navaja del platino más valioso. Pelo rizado y castaño, alocado y libre, pero milimétricamente estudiado, para que cada mechón estuviera en el sitio indicado. Cuerpo masculino, ancho y elegantemente sugerente, cubierto por camisas con chaquetas de americana. Era un auténtico regalo de los dioses a la tierra, pero era un psicópata; lástima todos los guapos están pirados.

Llegamos a un gran establecimiento decorado de forma grotesca, con maniquíes pintados y agujereados por todas las partes visibles bajo la ropa sugerente de cuero. No pensaba que ese sofisticado hombre se moviera en ese ambiente tan corriente. Sólo faltaba que tuviera afición por el bondage y la dominación, estaría más que perdido entonces.

El dependiente nada más verle asintió y nos guió a una sala donde había una camilla.

-Desvistete de cintura para arriba- se dirigió a mí, y no puede evitar observar toda la barbarie metálica que llevaba en la cara, ¿En serio se veía bien al mirarse al espejo? - y luego túmbate boca arriba, ahora vendrá el tío que se encargará de ti.

Mientras lo hacía llegó un tipo muy apuesto con una gran sonrisa.

Tenía unas facciones finísimas con un toque exótico por su tez achocolatada y el pelo azabache. En su brazo tenía varios tattoos que se veían genial en él, le daba un toque morboso y duro.

-Es guapo el chico, siempre has tenido buen gusto Harry- bromeó con el tipo que me compró- hay que ver, cada vez te los buscas más jóvenes, me ofendes. ¿Hacemos lo que hablamos el otro día? - preguntó sonriente y mi dueño se limitó a asentir con la cabeza sin expresión alguna de amabilidad.

Vale, eso empezaba a dar miedo, mucho miedo, ¿qué demonios...?

No te haré daño (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora