Capítulo 14

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Sin cruzar siquiera una mirada me elevó del suelo cargándome como peso muerto hasta la habitación,  y llegados allí me tiró en la cama sin reparos.

Me acechaba con una posesiva postura en la cual no podía moverme y su mirada me acuchillaba con el brillo metálico de su ira.

-Harry escúchame, por favor - supliqué y él ni se inmutó -Harry no era lo que parecía -intenté justificarme.

-Y qué parecía? -hubo un silencio rotundo - no es la  primera vez que flirteas con los chicos del personal, pero te puedo asegurar que la de hoy será la última.

-Sólo jugábamos - intenté justificarme.

Harry sonrió de forma siniestra.

-Pues ahora tu y yo jugaremos.

-No no no, por favor no me gustan tus juegos - temblé entre sus brazos pero él pareció no inmutarse.

-Vamos, sé que te va a acabar gustando - me susurró.

De un momento a otro mi cuerpo yacía sin una prenda, pero vestido en cuerdas y ataduras. Oh dios mío ¿qué cojones pasa?, pensé.

Harry observó mi cuerpo y depositó un suave beso en mi mejilla.

-Aunque vaya en contra de mi moral decirte esto, quiero que sepas que va a gustarte más de lo que tú me odias en este momento - me susurró.

En aquel momento estremecí.

-Tengo miedo - sollocé sin poder cubrirme los ojos.

-Deberías, ahora dependes de mí totalmente, yo tengo el control y vamos a jugar. Voy a hacerte chillar y perder las ganas de jugar con otros.

Dicho eso, y sin más dilatación cubrió mis ojos y quede allí tirado en la cama a la espera de que la bestia de devorara.

Una caricia empezó a descender por mi pecho hasta mis muslos que fueron agarrados fuertemente. Una lluvia de besos cubrió mi cuerpo y jadeé.

Me sentía débil y pequeño. No veía nada, y aunque parezca una tontería, me aterraba totalmente;  las dudas empezaban a surgir en  mi cabeza y cada vez sentía los nudos más apretados sobre mi piel.

Un suave aliento golpeó mi oreja.

-Si te mueves tanto, las cuerdas empezarán a apretarte más. Tranquilo - besó mi mejilla - ya habrá tiempo para que te contorsiones.

El sabor de sus labios contra los míos era más intenso, él mordía y succionaba sin prisa alguna y con menos cuidado aún.

Un tremendo escalofrío me sacudió haciéndome gemir alto cuando noté cosquillas en mi cuerpo causadas por una suave caricia.

Las caricias no cesaban y era imposible de soportar, el calor ya invadía todo mi cuerpo de arriba a bajo, pero lo único que conseguía en vez del tan desesperado y anhelado alivio era aún más excitación.

-Dios no! - gemí - No más, no lo soporto.

-Asustado de tanto placer pequeño?

-Para, para no puedo

Las caricias extrañamente cesaron haciéndome soltar un largo suspiro y respirar aceleradamente. Me sentía demasiado caliente.

Después de que su lengua hiciera una ruta por todo mi cuerpo, me besó prolongadamente en un juego agresivo de lenguas posesivas y ansiosas de placer.

Mi cuerpo giró, ahora mi pecho, y también mi erección, rozaban la colcha.

Harry empezó a morder los músculos de mi espalda sin cuidado ni tapujos, unos mordiscos más fuertes y otros más flojos pero yo rugía de igual manera.

-Abre esa boquita - susurró demandante y sin rechistar lo hice, un par de dedos se colaron en ella - sabes lo que has de hacer - su voz era gruesa e irradiaba excitación.

Lentamente empecé a lamer los dedos acariciándolos con suavidad y mojandolos. Sin previo aviso los retiró e inmediatamente uno rozó mi obertura haciendo que me arqueara y soltara un fuerte gemido al sentirlo dentro.

-Te esta gustando jugar a mis juegos Lou, ¿dónde quedó la inocencia pequeño? ¿Y el orgullo?

Quise responder pero un segundo dedo hizo que gritara fuertemente y mordiera la colcha reprimiendo el dolor y la rabia.

-Malnacido - puede decir entre dientes.

Sus dedos no se movían y eso me incomodaba por el dolor que causaba. Mi respiración era pesada, no podía con todo eso, dolor, amor, odio, placer; era demasiado para alguien como yo.

Salieron de mi apertura y suspiré aliviado, hasta notar su punzante erección en mi entrada.

-No lo hagas - susurré.

-En realidad lo deseas con ansia, déjame jugar hasta que acabe la partida.

No reproché nada y de una embestida que acompañé con un grito ya estaba dentro.

-Duele, duele, duele... -las lágrimas se escapaban de mis ojos.

-Te amo - susurró en mi oreja de un modo casi inaudible.

QUÉ?, fue lo único que pensé. Acababa de decir que me amaba.

Suavemente empezó a moverse y yo gemía a su ritmo. Sentía un abrumador placer en cada embestida y la cordura escaseaba en aquellos momentos. Su ritmo que había empezado suave aumentando haciendo que los gemidos se escaparan de mis labios.

-Esa es la razón por la cual no quiero que juegues con otros- susurró entrecortadamente - sólo puedes jugar conmigo.

Tal vez odio, tal vez amor, puede que miedo, puede que admiración... ¿Qué sentía por Harry?

No lo sabía.

Giré como puede la cabeza y busqué sus labios donde dejé un dulce beso.

La venda de mis ojos cayó y observé los ojos aguados de Harry.

-Harry -susurré.

Y en ese momento el abrumador sabor del orgasmo me cubría soltando así un chillido estruendoso.

Harry se recuperó al poco y con un leve tirón las cuerdas se deshicieron a mi alrededor dejándome libre. Hizo amago de levantarse pero de un empujón lo hice volver a la cama a mi lado y lo abracé con fuerza.

-Solo jugaré contigo, solo te quiero a ti - susurré en su cuello - eres mi todo y sin ti me quedo en nada.

Harry besó levemente mis labios con ternura.

-Eres mío - susurró - y de nadie mas, yo no comparto, soy un egoísta - se aferró con más fuerza a mí.

Una duda surgió en mi mente: ¿él era mi amante o mi dueño?

Ambas.

No te haré daño (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora