Sin cruzar siquiera una mirada me elevó del suelo cargándome como peso muerto hasta la habitación, y llegados allí me tiró en la cama sin reparos.
Me acechaba con una posesiva postura en la cual no podía moverme y su mirada me acuchillaba con el brillo metálico de su ira.
-Harry escúchame, por favor - supliqué y él ni se inmutó -Harry no era lo que parecía -intenté justificarme.
-Y qué parecía? -hubo un silencio rotundo - no es la primera vez que flirteas con los chicos del personal, pero te puedo asegurar que la de hoy será la última.
-Sólo jugábamos - intenté justificarme.
Harry sonrió de forma siniestra.
-Pues ahora tu y yo jugaremos.
-No no no, por favor no me gustan tus juegos - temblé entre sus brazos pero él pareció no inmutarse.
-Vamos, sé que te va a acabar gustando - me susurró.
De un momento a otro mi cuerpo yacía sin una prenda, pero vestido en cuerdas y ataduras. Oh dios mío ¿qué cojones pasa?, pensé.
Harry observó mi cuerpo y depositó un suave beso en mi mejilla.
-Aunque vaya en contra de mi moral decirte esto, quiero que sepas que va a gustarte más de lo que tú me odias en este momento - me susurró.
En aquel momento estremecí.
-Tengo miedo - sollocé sin poder cubrirme los ojos.
-Deberías, ahora dependes de mí totalmente, yo tengo el control y vamos a jugar. Voy a hacerte chillar y perder las ganas de jugar con otros.
Dicho eso, y sin más dilatación cubrió mis ojos y quede allí tirado en la cama a la espera de que la bestia de devorara.
Una caricia empezó a descender por mi pecho hasta mis muslos que fueron agarrados fuertemente. Una lluvia de besos cubrió mi cuerpo y jadeé.
Me sentía débil y pequeño. No veía nada, y aunque parezca una tontería, me aterraba totalmente; las dudas empezaban a surgir en mi cabeza y cada vez sentía los nudos más apretados sobre mi piel.
Un suave aliento golpeó mi oreja.
-Si te mueves tanto, las cuerdas empezarán a apretarte más. Tranquilo - besó mi mejilla - ya habrá tiempo para que te contorsiones.
El sabor de sus labios contra los míos era más intenso, él mordía y succionaba sin prisa alguna y con menos cuidado aún.
Un tremendo escalofrío me sacudió haciéndome gemir alto cuando noté cosquillas en mi cuerpo causadas por una suave caricia.
Las caricias no cesaban y era imposible de soportar, el calor ya invadía todo mi cuerpo de arriba a bajo, pero lo único que conseguía en vez del tan desesperado y anhelado alivio era aún más excitación.
-Dios no! - gemí - No más, no lo soporto.
-Asustado de tanto placer pequeño?
-Para, para no puedo
Las caricias extrañamente cesaron haciéndome soltar un largo suspiro y respirar aceleradamente. Me sentía demasiado caliente.
Después de que su lengua hiciera una ruta por todo mi cuerpo, me besó prolongadamente en un juego agresivo de lenguas posesivas y ansiosas de placer.
Mi cuerpo giró, ahora mi pecho, y también mi erección, rozaban la colcha.
Harry empezó a morder los músculos de mi espalda sin cuidado ni tapujos, unos mordiscos más fuertes y otros más flojos pero yo rugía de igual manera.
-Abre esa boquita - susurró demandante y sin rechistar lo hice, un par de dedos se colaron en ella - sabes lo que has de hacer - su voz era gruesa e irradiaba excitación.
Lentamente empecé a lamer los dedos acariciándolos con suavidad y mojandolos. Sin previo aviso los retiró e inmediatamente uno rozó mi obertura haciendo que me arqueara y soltara un fuerte gemido al sentirlo dentro.
-Te esta gustando jugar a mis juegos Lou, ¿dónde quedó la inocencia pequeño? ¿Y el orgullo?
Quise responder pero un segundo dedo hizo que gritara fuertemente y mordiera la colcha reprimiendo el dolor y la rabia.
-Malnacido - puede decir entre dientes.
Sus dedos no se movían y eso me incomodaba por el dolor que causaba. Mi respiración era pesada, no podía con todo eso, dolor, amor, odio, placer; era demasiado para alguien como yo.
Salieron de mi apertura y suspiré aliviado, hasta notar su punzante erección en mi entrada.
-No lo hagas - susurré.
-En realidad lo deseas con ansia, déjame jugar hasta que acabe la partida.
No reproché nada y de una embestida que acompañé con un grito ya estaba dentro.
-Duele, duele, duele... -las lágrimas se escapaban de mis ojos.
-Te amo - susurró en mi oreja de un modo casi inaudible.
QUÉ?, fue lo único que pensé. Acababa de decir que me amaba.
Suavemente empezó a moverse y yo gemía a su ritmo. Sentía un abrumador placer en cada embestida y la cordura escaseaba en aquellos momentos. Su ritmo que había empezado suave aumentando haciendo que los gemidos se escaparan de mis labios.
-Esa es la razón por la cual no quiero que juegues con otros- susurró entrecortadamente - sólo puedes jugar conmigo.
Tal vez odio, tal vez amor, puede que miedo, puede que admiración... ¿Qué sentía por Harry?
No lo sabía.
Giré como puede la cabeza y busqué sus labios donde dejé un dulce beso.
La venda de mis ojos cayó y observé los ojos aguados de Harry.
-Harry -susurré.
Y en ese momento el abrumador sabor del orgasmo me cubría soltando así un chillido estruendoso.
Harry se recuperó al poco y con un leve tirón las cuerdas se deshicieron a mi alrededor dejándome libre. Hizo amago de levantarse pero de un empujón lo hice volver a la cama a mi lado y lo abracé con fuerza.
-Solo jugaré contigo, solo te quiero a ti - susurré en su cuello - eres mi todo y sin ti me quedo en nada.
Harry besó levemente mis labios con ternura.
-Eres mío - susurró - y de nadie mas, yo no comparto, soy un egoísta - se aferró con más fuerza a mí.
Una duda surgió en mi mente: ¿él era mi amante o mi dueño?
Ambas.
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No te haré daño (Larry Stylinson)
Fanfiction-Decir "no te haré daño" es una gran mentira, al menos vas a tener sinceridad en nuestra relación-concluyó cerrando la puerta. Recuerdo la subasta, bueno, no la recuerdo ni tampoco tengo la certeza de saber que eso era una subasta.