Capítulo 12

7.5K 491 22
                                    

Después de un ameno almuerzo en el comedor subimos a la habitación y me eché a la cama con un bloc de dibujo que me habían facilitado tan amablemente las señoritas de recepción.

Harry nadaba un rato en la piscina pensativo con la mirada perdida. Un gran modelo, pensé e instintivamente empecé a dibujar su figura, trazo a trazo el parecido era cada vez más exacto pero era demasiado ideal, me fijé más en él que salía del agua con las gotas perfilando su cuerpo y resiguiendo esas marcas, eso era lo que faltaba, las marcas, mis marcas.

Mientras se acercaba a mí acabé de difuminar las sombras de su cuerpo y darle brillo a las marchitas y hasta ahora inertes pupilas. Lo miré bien y satisfecho lo dejé en la cama tirado sin darle relevancia ninguna, otro más para la colección.

Caminé hacia el balcón y me dediqué a mirar los edificios, la gente que había en ellos intentando imaginar cuáles eran sus conversaciones sus intenciones, sus historias y de vez en cuando soltaba una risita por mi retorcida imaginación.

Una suave brisa acarició mi rostro haciendo que cerrara los ojos sintiendo los penetrantes rayos del sol golpear mi piel.

En poco tiempo había pasado por muchas experiencias y eso me abrumaba. Empecé siendo un estudiante, seguí siendo un esclavo y ahora soy... sigo siendo esclavo de mis propios sentimientos que nacen irrefrenables en mi interior sin intención de dejarse controlar.

Volví a abrir los ojos y miré el sol que hacía un efecto de claroscuro en la ciudad que me dejó impresionado y sólo eso hacía falta para que la necesidad de dibujar naciera en mí.

Cogí el bloc de la cama y me senté en una hamaca en el balcón y dibujé sin más dilatación la imagen que veían mis ojos. Parpadeé varias veces y una ñoña profunda me invadió haciéndome bostezar y acomodarme tumbandome.

Dormí por un rato y desperté con el bolígrafo en la mano, pero la libreta no estaba ahí y me giré hacia todos lados en busca de esta encontrándome con Harry quien la sostenía admirándola.

-Eres bueno, realmente son geniales -comentó mirándome.

-Son tonterías de aficionado - respondí nervioso rezando porque no hubiese visto el suyo.

-Tus tonterías son tan precisas que las marcas de mi espalda están reflejadas en este - señaló el dibujo y me sonrojé.

-Es imposible obviarlas - comenté intentando sonar despreocupado. Él  sonrió ampliamente y se agachó a mi lado dejando un casto beso en mis labios.

-No has dicho nada después del almuerzo, ¿acaso te arrepientes?

-Sólo pensaba - respondí sorprendido por su preocupación - han pasado tantas cosas en tan poco tiempo, todo esto es raro.

-Me gustas mucho sabes, el día que te compre, realmente no iba a por ti, había quedado para cerrar un negocio - hizo una pausa breve mirándome directamente a los ojos - pero de repente un montón de focos te enfocaron y vi a los que pujaban, gente que yo conozco demasiado bien y al verte con esa mirada perdida enmarcando tu delicado cuerpo pensé que debía hacer algo, no podías acabar en las garras de alguno de esos especímenes porque te hubieran petado y abusando de ti hasta la muerte. Sabía que debía hacerlo y no me arrepiento - sonrió - cuando abriste los ojos ese día pensé que te someterías con facilidad pero me lo has puesto jodidamente difícil - reí ante su comentario - cuando realmente no quería hacerte daño, aunque a veces te provocara e inevitablemente te lo hiciera.

-Eres un jodido perturbado mental - susurré entre sus labios entrelazándolos en un breve pero intenso beso - yo el día que abrí los ojos pensé que eras, sin duda alguna, la persona más bella que había visto en la vida.

-Eso ya lo sabía

-Engreído

-Porque puedo - me guiñó un ojo.

-Que asco me das... - comenté rencoroso.

-Pero aun así me quieres - mordió levemente mi mejilla.

-Demasiado - reí abrazándolo fuertemente ya de pié en el balcón con las luces de los edificios iluminando la pintoresca ciudad de Londres.

No te haré daño (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora