-No me mires así pequeño, no es lo que crees –me guiñó un ojo y se puso unos guantes de látex y en la mesilla abrió una aguja quirúrgica nueva, sabía lo que eso significaba.
-No, no, no, me niego, no –me iba a perforar, no contentos con el tattoo que dolió muchísimo y continuaba ardiendo me iba ha hacer un piercing.
-Vamos, solo será un segundito de nada, ya has accedido antes –puso las pinzas alrededor de mi pezón derecho, no había vuelta atrás y cerré los ojos. En cuestión de segundos sentí el dolor más grande que jamás había experimentado y un chillido acompañado de un gemido agonizante se escaparon de mi boca.
Al abrir los ojos de mi pecho colgaba un delicado aro plateado. Harry se acercó quitándose los guantes y lamió mi pecho provocando que me contorsionara placenteramente.
-Pero Lou, que sensible eres, también tus pezones son tu punto flaco –me miró a los ojos y yo lo miré mal –no puedo ni imaginarme qué pasaría si… -no terminó la frase y se acercó a mi cuello dejando sobre él pequeños besos y lamidas que hacían que me sintiera en el cielo hasta que pinzó mi pezón izquierdo haciéndome gemir fuertemente casi gritando, cayendo en lo más profundo del infierno del placer –tu sensibilidad me fascina.
-Vete al infierno –refunfuñé –Aunque me hubiera acabado el almuerzo, me lo habrías hecho igual, no?
-Sabía que no te lo acabarías, tenía esa certeza porque pedí a Niall que aumentara las cantidades –me sonrió –recuerda que cuando intentas ir un paso por delante yo ya he llegado al final –dicho aquello besó la comisura de mis labios y la perfiló con su lengua.
-Bastardo.
-Lo pasaremos bien sweetie –me guiñó un ojo –quieres hacer algo hoy?
-¿Salir? ¿Ir al college? ¿Tener vida social?, bueno creo que me quedaré dibujando igual que ayer –dije con un toque amargo en la voz.
-Louis, si no te dejo salir es porque sé que no volverías y si pagué cinco millones por ti era porque quería que estuvieses aquí, junto a mí.
-¿Crees que forzándome voy a querer más estar junto a ti? ¿De verdad te lo planteas? –suspiré y me tiré en la cama –no sientes empatía, cada vez que entras por esa puerta cuento los segundos esperando a que me dejes en paz otra vez, porque la soledad no me gusta, pero estar contigo menos.
-No controlas la situación - dijo de la nada
-Qué? - pregunté perplejo por su desconcertante afirmación.
-No te gusta que yo entre por esa puerta porque pierdes todo el control de la situación y eso te frustra y te hace temerme- hizo una breve pausa - el problema viene de raíz no soy yo, eres tu. Mírame a los ojos por primera vez desde que estás aquí - dijo en tono de obligación - vamos, no me hagas obligarte –poco a poco recorrí su rostro con mi mirada y acabé en sus ojos –tan monstruosa es mi mirada? –la verdad es que no, pensé, y no lo era, era simplemente natural y expresiva –Lou, no soy el monstruo que te crees que soy, tan solo buscas una excusa en la que escudarte para mantener tu orgullo a flote y no admitir que has tenido la mayor suerte del mundo porque quién te compró te trata bien, es atractivo y te gusta más de lo que nunca nadie te ha llegado a gustar en tu corta vida. Vamos no me jodas, me deseas más de lo que crees pensar, tan solo creas una excusa para no admitirlo y deformas la realidad, nunca he sido inocente, lo admito, pero tampoco soy lo que tu crees o quieres creer que soy.
Como había clavado la situación el cabrón, pero no, no había forma de que yo lo aceptara, me negaba. Por más que fuera verdad todo eso que decía me parecía imposible el admitir que lo deseaba y dejarme a su merced.
Mi cabreó aumentaba por segundos y sentía como iba a explotar.
-¡Te odio! - le gruñí.
-No lo haces, pero desearías hacerlo, sería la alternativa más fácil para mantener tu orgullo donde está.
-Calla, no hables más.
-¿Sabes una cosa?- preguntó sonriendo.
-¡No! ni quiero lalalalalalalalalalalalalala -empecé a intentar interrumpirle, pero él me tapó la boca con la mano.
- Vas a acabar en esta cama, debajo de mí gimiendo mi nombre y rogándome porque aumente el ritmo. Y no hay nada, absolutamente nada que puedas hacer para impedirlo, porque me deseas y sólo dejas de desear cuando consigues lo que quieres.
-Púdrete en el maldito infierno.
-Te hundirás en el infierno conmigo, te quitaré toda esa inocencia, ya te lo dije.
-¿De verdad crees eso? –le lancé una mirada sarcástica y él rió.
-No, no lo creo. Lo sé y tú también-besó mis labios y se dirigió a la puerta pero antes de salir de la habitación me dijo - ya puedes dejar de contar Lou - y me guiñó un ojo.
-Argh! –Rugí con rabia y empecé a golpear la almohada con frustración. Lo peor es que esta venía dada por la cantidad de verdades que habían salido de su boca y que deseaba que no lo fueran.
Me estiré un rato mirando al techo pero me aburría terriblemente y los pensamientos no paraban de inundar mi cabeza causándome un nudo terrible en la garganta.
Decidí encender el televisor un rato y empecé a pasar canales, no había nada realmente interesante. De entre toda la basura televisiva dejé de pulsar el botón mirando la pantalla:
Desaparición en Doncaster de un joven
¿¡Me estaban buscando!? Pero si hacía años que no tenía familia, no entendía nada.
“Hace días informamos de la desaparición del joven Louis Tomlinson al que hoy la policía ha dado por muerto al encontrar su coche quemado y un cadáver dentro de este”
-¿QUÉ? - dije sin siquiera regular mi volumen.
Alguien había manipulado la situación y había planeado mi muerte y ahora nadie me buscaría.
Nadie.
Resoplé indignado y apagué la televisión.
No quería saber nada más del mundo.
-Buenas noches señor - entró Niall por la puerta.
-De buenas no tienen nada y si me vuelves a tratar de usted o señor juro que te tragarás el cojín -gruñí enfadado.
-Veo que no ha sido un buen día, la cena está en la mesa.
-Te lo agradezco pero no cenaré con él.
-Sólo cenamos nosotros, el señor no está.
-Perfecto entonces - sonreí y me levanté caminando a su lado.
Empezamos a cenar y decidí romper el silencio
-¿Por qué viniste a Londres? - pregunté a Niall
-Yo no lo decidí… soy como tú, creo que me entiendes.
-¿Te han usado? ¿como a mi?
Hubo un silencio.
-No, yo simplemente cocino, nunca… ya sabes, el señor no me quiere para eso.
-Pensaba que era un maníaco sexual.
-Realmente jamás lo ha demostrado, es frío pero tanto a mí como a Zayn o a Liam nos ha tratado de forma cortés sin ninguna intención de forzarnos.
-¿Zayn? ¿Liam? ¿Hay más chicos aquí?
-Zayn y Liam se dedican a la limpieza y administración respectivamente.
-¿Por qué no puedo tener una tarea como la vuestra?
-Porque ya te dije que te quiero para mí - dijo Harry parado en la puerta del comedor -Que aproveche chicos.
-Desaparece - bufé.
-Orgulloso - mustió divertido y se alejó.
-Deberías respetarlo - dijo en un susurro Niall.
-Jamás - le dije retirándome de la habitación.
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No te haré daño (Larry Stylinson)
Fanfiction-Decir "no te haré daño" es una gran mentira, al menos vas a tener sinceridad en nuestra relación-concluyó cerrando la puerta. Recuerdo la subasta, bueno, no la recuerdo ni tampoco tengo la certeza de saber que eso era una subasta.