Capítulo 7

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Los días habían pasado lentamente y todo seguía igual. Las discusiones con Harry eran constantes. Día sí, día también él me recordaba que lo deseaba y yo le estampaba en la cara que me había amargado la vida.

Niall me distraía cuando él no estaba, mientras lo ayudaba en la cocina hablábamos de todo un poco. Él me solía contar cómo era Irlanda y como era su forma de vida allí; y yo le escuchaba fascinado por la ilusión y las emociones que desprendía su discurso.

Le solía preguntar por los otros, pero jamás los había visto y sentía curiosidad por conocerlos. Yo era el único que pasaba la mayor parte del día solo y encerrado como un animal, necesitaba contacto humano.

Serían las seis de la tarde y acababa de salir de mi habitación después de tan habitual discusión sobre la integridad de las personas y su orgullo con Harry. Resoplé indignado y Niall rió fuertemente.

-Veo que tu y el señor os lleváis cada día mejor.

-Un día de estos me mata de un disgusto.

Él solo rió y mostró su sonrisa cálida que tanto me encantaba.

-Voy a dejarte unas sales para que te tomes un buen baño y te relajes que te veo tenso Lou–me comentó rebuscando en los armarios del cuarto de la limpieza dónde estaba poniendo la lavadora. Mostrándome la cajita me guiñó un ojo y me dio un beso en la mejilla - disfrútalo y relájate.

Entré en el baño, que era enorme, toda una pared estaba cubierta de espejo y el lavamanos era de una sola pieza de mármol que me llegaba por encima del ombligo. En la pared de enfrente había una ducha a ras de suelo de amplia superficie y al lado una bañera inmensa que parecía un jacuzzi.

Encendí el grifo regulando la temperatura y puse el tapón. Y me desvestí mirándome en el espejo y suspiré. No se me veía mal, seguía igual que siempre con esa aura tan impenetrable. Miré el tattoo ya curado, pero aún escocía el reciente piercing, mirándolo bien no me quedaba mal, siempre me ponían tanto los tíos con pectorales marcados y el pezón perforado; pero jamás me había planteado llevarlo yo, con mi cuerpo de muñeca delgaducho.

¿Estaba feliz? Es pregunta surgía por mi cabeza. No podía decir que no, no me sentía triste, tal vez frustrado y cabreado, pero no infeliz. Pero tampoco me sentía plenamente feliz, añoraba mi libertad, sí, pero ahora no tenía miedo por si no tendría para comer este mes… ¿por qué mi vida era tan complicada?

Me desvestí completamente y me dirigí a la bañera donde eché unos polvitos rojos que olían de muerte y empezaron a hacer burbujitas e impregnar toda la habitación de ese olor. Con cuidado metí un pie comprobando la temperatura, perfecta, y empecé a adentrarme en el agua. Ya dentro me tumbé y cerré los ojos dejando mi mente en blanco y oliendo ese dulcísimo aroma que me dejaba atontado. Ese olor me recordaba a cuando iba al instituto y Amy, la chica que me gustaba, pasaba por mi lado. Esa fragancia me enamoraba aunque ella resultó ser una puta y se acostó con toda mi clase menos conmigo porque esa noche iba borracho y le dije que no. Me reí al recordarlo.

Pasé casi una hora en remojo hasta que mis pensamientos empezaron a escasear y decidí salir de la bañera. Cogí una de las toallas que había colgadas a un lado de ésta  y me rodeé con ella la cintura. Empecé a secarme con otra más pequeña el pelo hasta que oí la puerta abrirse y la dejé reposando en mis hombros.

Un chico de tez morena y facciones parecidas al chico que me había hecho el tattoo estaba en la puerta parado mirando directamente el dibujo de mi pecho.

-¿Hola? - le dije llamando su atención. Él levantó la vista y sonrió.

-Lo siento, sólo que ese tattoo me recuerda a alguien…

Hubo un silencio y me lo miré bien. Era atractivo, como Niall y eso me empezaba a cabrear mucho, todos en esa cara eran tan perfectos… enfermo, Harry estaba enfermo.

-Debes ser Zayn, yo soy Louis el juguete sexual - alargué la mano sarcástico.

-Louis comportate te he escuchado - se escuchó la efímera voz de Harry desde el pasillo.

-Bastardo - refunfuñé.

-¿Cómo has sabido que era Zayn?

-No he visto a Liam pero creo que tu tienes más cara de Zayn - sonreí - y llevas una escoba, me supongo que tú de administración poco.

Zayn rió fuertemente.

-Tienes un sentido del humor peculiar.

-Si no me tomo la vida con optimismo estando en esta situación me deprimo - le dije sonriente.

La puerta se abrió y un tercer chico entró por la puerta. No podía creerlo. Ojos chocolate, pelo desordenado, facciones tiernas pero a la vez masculina y debajo de la camisa se marcaba un cuerpo de boxeador.

-Perdón por la interrupción pero Zayn tengo que hablar contigo un segundo.

-Que mala educación por tu parte Liam, el interrumpir mi conversación- le reproché divertido y él me miró fijamente.

-¿¡Tu eres Louis?! - abrió los ojos - ¡oye! ¿Cómo sabes mi nombre? y ¿Qué confianzas son esas?

-Lo mismo te podría preguntar, ¿acaso soy famoso o algo?

En la habitación reinó el silencio un buen rato y la tensión empezaba a presionar haciendo incómoda la situación.

-Me lo tomaré como un sí - susurré - si me permitís voy a acabar de vestirme para cenar - sonreí.

Los do chicos me miraron fijamente  como si no estuvieran por la labor con la mirada clavada en alguna parte de mi cuerpo.

-O si queréis podéis violarme, yo me dejo no os preocupéis - dije intentando llamar la atención, pero nada, no hubo reacción alguna - ¡CHICOS! ¿Tengo algo en la cara?

Los dos se sobresaltaron y en un susurro dijeron: no, no, nada adiós; y corrieron fuera de la estancia.

-Que raros estos chicos - pensé en voz alta -Harry los debe haber traumatizado, estoy seguro no puede haber otra explicación.

Sentí un aliento en mi nuca y escuché en un susurro ronco: te vas a arrepentir de haber dicho eso.

No te haré daño (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora