Teníamos diecisiete años cuando me di cuenta de que éramos almas gemelas. Había sabido por un tiempo que estaba enamorada de ti; creo que siempre lo he estado. Te costó admitir tus sentimientos por mi, y aunque hubo un tiempo en el que te herí más de lo que nunca nadie lo había hecho antes, aún así volvimos la una a la otra. Así fue siempre. No había Lauren sin su Camila, no había Camila sin su Lauren. Cuando nuestra amistad creció desde el bootcamp, tú y yo siempre dormíamos en el patio bajo las estrellas si el clima era agradable. A medida que fuimos creciendo, seguíamos esa tradición, solo que las manos entrelazadas tímidamente fueron reemplazadas por besos robados y susurros de amor. Yo nunca olvidaré lo hermosa que te veías esa noche.
Estabamos acostadas sobre el césped, con las manos entrelazadas mientras mirabamos el cielo repleto de estrellas. Hablamos de lo increíble que sería nuestro año, ahora que estábamos juntas y listas para decirle a nuestros amigos sobre nuestra relación. Luego, te dije que te amaba con todo mi corazón, y tú me miraste, tus ojos brillaban con mucho amor y admiración, por lo que ni siquiera tuviste que decir algo.
”Camz, mira las estrellas" me susurraste en voz baja.
Te miré confundida, pero hice lo que me pediste. Miré hacia el cielo, tenía más estrellas que nunca. Debiste haber notado que me perdí en mis pensamientos, hasta que me diste un codazo suavemente.
”Comienza a contarlas.”
”Pero Lauren" dije confundida "¡Son muchas estrellas!”
Me diste esa hermosa sonrísa tuya mientras asentías con la cabeza, y te sentaste para poder mirarme con más claridad.
”Cuéntalas, Camz. Cuando termines de contar todas las estrellas, es cuando yo dejaré de amarte" dijiste antes de inclinarte hacia mi para capturar mis labios entre los tuyos.
En ese momento supe que nunca quise que me dejaras de querer. También sabía que querías llegar a un punto, solo querías mostrarme lo mucho que me amabas, de una forma que yo encontré encantadora. Te gustaba sorprenderme. Hiciste que mi corazón latiera a más no poder cada vez que me susurraste palabras dulces al oído, me derretía.
La mayoría de la gente pensaba que tú y yo no duraríamos juntas, pero les demostramos que estaban equivocados. Teníamos veintiún años cuando nos casamos. En Nueva York, por supuesto, con Ally a cargo de nuestra boda, y Normani y Dinah a nuestro lado. Las chicas fueron nuestras damas de honor. Te veías demasiado hermosa Lauren. Las palabras no pueden expresar la gran emoción que se apoderó de mi cuando te vi entrar por ese pasillo con hermoso vestido blanco, las lágrimas corrían por tu cara. Fue el segundo mejor día de mi vida.
El mejor día de mi vida llegó un año y medio más tarde, cuando Cameron James Cabello Jauregui llegó al mundo. Él era perfecto, tú eras perfecta, y todo ese día fue perfecto. Siempre habías estado tan asustada sobre esto, tenías miedo de no ser una buena mamá, pero cuando nos dimos cuenta de que yo no podía tener hijos, aprovechaste la oportunidad para quedarte embarazada. Intentamos todos los procesos. Fertilización, inseminación artificial, todo, lo hicimos juntas, nuestro trabajo dio sus frutos al final. Estaba viviendo un verdadero cuento de hadas. Tenía a mi reina y a mi joven príncipe azul. Pero los cuentos de hadas llegan a su fin con el tiempo, y a veces, no tienen un final feliz.
Recuerdo el día en que me quitaron a mi Lauren. Me despertaste con un suave beso en la sien, y me dijiste que debías irte a realizar tu turno en el hospital. Yo estaba muy orgullosa de ti por haberte graduado de medicina, estabas en tu camino a ser una de las mejores médicos de todo New York, tú corazón estaba destinado a ayudar a las personas que más lo necesitaban. Como ya lo dije, yo estaba muy orgullosa de ti, sobre todo por tu dedicación a tu trabajo. Recuerdo haber bromeado esa mañana durante el desayuno, te dije que debías llamar a la clínica y decir que estabas enferma para que pudieras pasar el resto del día conmigo y con Cammy. Tú solo sonreíste y me dijiste que habían vidas que salvar. Me pusiste mala cara por un momento y luego, me besaste suavemente y me dijiste “Te amo.”
Te acercaste a Cammy y abrazaste al niño de seis años “Adiós mijo, Te amo, sé bueno con mamá, y te traeré helado.”
Él sonrió ampliamente y te devolvió el “te amo”, su mente ya estaba pensando en lo que obtendría cuando tú llegaras a casa.
”Son solo un par de horas preciosa mía" me dijiste con una sonrisa "Volveré a casa por ti.”
Asentí con mi cabeza y te di otro beso. Si hubiera sabido que ese momento sería la última vez que te vería, que te abrazaría, que sentiría tus labios sobre los míos, yo lo habría hecho durar más tiempo. Te di todo mi amor en ese beso, pero yo no tenía idea de que más tarde iba a recibir la peor llamada telefónica de mi vida. Me dijiste que volverías a casa con nosotros. No lo hiciste.
Recibí la llamada alrededor de las ocho, justo cuando había terminado de hacer dormir a Cammy. Yo estaba emocionada, me di cuenta de que era una llamada de tu trabajo, y pensé que quizás estabas libre y volverías más temprano a casa. Imagina la sorpresa que me llevé, una gran sorpresa, cuando escuché la voz de un oficial de policía, no la tuya. Él me dijo que lo sentía mucho, pero que un hombre había tratado de robar algunos medicamentos de la clínica y cuando tú te negaste a su cometido, sacó su pistola y, bueno, me quitó lo mas preciado que tenía.
Pensé que era una broma, una muy cruel, una cruel broma del día de los inocentes. Incluso corrí hacia el calendarió para comprobar la fecha. Cuando me di cuenta de que no era una broma, me senté en la cama y lloré. Solo lloré, por horas. Llamé a Ally, Normani y Dinah y a toda la familia de The X Factor. Intentaron consolarme, pero nadie sabía como. Solo tú sabías que cuando estaba mal me gustaba ver Pitch Perfect con mi onesie que era igual al tuyo mientras comía fresas con nutella, pero tu te habías ido. Ellos lo intentaron, y eso es lo que importa.
Todos los de nuestra familia de The X Factor se presentaron a tu funeral. Mi corazón se apretó al verlos a todos ahí, no es que dudara de que ellos irían, pero tú lo habrías hecho. Tenías inseguridades, creías que ellos te odiaban secretamente, pero era todo lo opuesto Lauren. Nadie pudo evitar llorar, y eso incluye a Simon Cowell y LA Reid. Ellos te amaban, Lauren, tal vez no tanto como yo, pero ellos te querían a su manera.
Hubo un tiempo en el que pensé que no podría superar todo esto. Yo no sería capaz de despertar en las mañanas sin ti a mi lado, pero tenía que ser fuerte para Cameron. Él extrañaba a su mamá tanto como yo lo hacía. Después de que nos dejaste, Lauren, él comenzó a hablar en español. Fue desgarrador y entrañable al mismo tiempo. Fue dificil tratar de hablar con él, decirle que todo estaría bien, porque cuando intentaba hacerlo él solo se iba gritando “¡No me gusta hablar!” Me rompió el corazón, porque el sonaba exactamente igual a ti cuando hablabas español.
Después de tiempo las cosas se pusieron mejor, yo todavía estaba herida, pero la herida ya estaba cicatrizando. Cameron se parece más a ti cada día Lauren. Es como si te tuviera aquí conmigo, en el cuerpo de un niño de casi catorce años de edad. Desde que está creciendo, no le gusta que le diga Cammy, pero igual lo llamo así a veces. Me recuerda de aquellos tiempos en los que me decías Camz o Camzi. Es testarudo como tú, pero paciente como yo. Tiene tu cabello y tus ojos, pero puedes decir con tan solo mirarlo que él tiene mi nariz y mi boca. La tez de su piel es pálida, igual como lo era la tuya, y puedo jurarlo Lauren, que si pudieras oír las malas palabras en español que salen de su boca cuando se tropieza o se molesta, te volverías loca. Sé que probablemente debería regañarlo por eso, pero no lo hago porque me recuerda a ti.
Hoy es nuestro aniversario, y nunca adivinarías lo que estoy haciendo en este momento Laur. Bueno, quizás podrías adivinar, porque me conocías mejor que nadie, pero de todos modos te diré, estoy sentada en el balcón, mirando las estrellas con Cameron.
”Oye mami" su voz me sacó de mis pensamientos.
”¿Sí cariño?" respondí, aunque él odiaba que le dijiera así.
”¿Extrañas a mamá?”
Su pregunta me aturdió por un momento, mis ojos se llenaron de lágrimas, aclaré mi gargante y le respondí.
“Todos los días, Cam.”
Él se levantó, me abrazó y luego caminó hacia el interior de la casa dejandome sola con mis pensamientos. Él siempre se ha preocupado por los demás, siempre ha sabido cuando debía dar un espacio para pensar o simplemente dar un abrazo, o en mi caso, ambos. Supongo que eso lo sacó de tí.
Teníamos diecisiete años cuando me dijiste que debía contar las estrellas, veintiocho años cuando te fuiste. Tengo treinta y seis años Lauren, y no he dejado de contar las estrellas. Voy a seguir contando hasta que te vuelva a ver, hasta que te oiga susurrar un suave “Te quiero Camila” en mi oído. Yo nunca dejaré de contar.
Trescientos cincueta y seis mil ochocientas noventa y tres estrellas, y seguiré contando, mi amor.