“Marina Jauregui Cabello. ¿Cuantas veces mamá te ha pedido amablemente que guardes tu juguetes?” Lauren intenta decir en un tono serio, luego de haber tropezado con otra pieza de plástico que paseaba por el piso de la sala de estar.
“Un brajillón.” Marina la mira tiernamente, arrugando la nariz exactamente como Camila.
Lauren mantiene su rostro severo, hasta que su corazón finalmente se derrite ante la adorable niña de tres años, que sostenía sus manos por detrás de su espalda dulcemente. Ella deja escapar un suspiro antes de agacharse para estar al nivel de los ojos de la astuta muchacha. Para tener tres años, Marina ya leía pequeños libros por su cuenta, y de vez en cuando Lauren la encontraría acurrucada en el regazo de Camila para una historia de “ñiños grandes”. A pesar de que era extremadamente tonta, Marina era más inteligente de lo que aparentaba. Justo como su otra madre.
“¿Recuerdas cuando te dije que las amigas de 'pompones' de Sofi vendrán a cenar después de la práctica? Bueno, necesito que limpies tus cosas así no rompen uno.”
Lauren se ríe de la pequeña niña que jadea en horror. Ella sabía que Marina estaba obsesionada con las actuaciones de porristas de su hija mayor y se aseguraba de no perderse nunca un Viernes en la noche de juegos de fútbol. Lauren le dejaba quedarse hasta el espectáculo de medio tiempo y luego la enviaba a casa junto a Camila que se sentía muy incómoda al estar en grandes multitudes.
“¡Está bien! ¿Puedo comer un pastelito luego de que termine?”
“¡Mierda! ¡Los pastelitos!” Lauren grita alarmada, partiendo hacia la cocina, pero volviendo luego para convencer a Marina de que no había maldecido. En cambio, se encontró con la imagen de la niña tarareando con algún video musical de mala calidad en la televisión, moviendo las caderas en un movimiento circular. Espera, ¿quién le enseñó a usar el control remoto? ¡Camila!
Lauren entra en la cocina para encontrase la divertida imagen de su hijo con un delantal atado a la cintura y un guante de cocina lleno de pastelitos. Ella podía ver su penetrante mirada, incluso desde detrás de sus gafas de marco negro, e hizo su mejor esfuerzo para no reírse de la rara vista. Cameron no era del tipo de persona que se ponía en posiciones vergonzosas al ser el más reservado del grupo.
“¿Quién es el mejor hijo del mundo?”
“Tu lo eres hijo.” Lauren sonríe, acercándose para plantar un beso en su mejilla en el mismo instante en que el lo limpia con una mueca.
“Solías amar mis besos.” Lauren resopla, tomando el pan refrigerado de sus manos y poniéndolo en la mesada de la cocina para decorarlo.
“Ma, tengo trece.” Cameron explica como si fuera la razón más obvia del mundo.
“Oh si, olvidé que a los trece eres un hombre maduro y dejas de necesitar besos de tu madre. Tomaré nota de eso.”
Cameron sonríe ante el sarcasmo de su madre, y se eleva con la encimenera para caminar a su al rededor y depositar un beso en su mejilla por detrás. Lauren sonríe complacida ante la demostración de cariño y estira una mano por detrás para palmear su lado. Ella le dice que traiga a Marina del televisor para que pueda decorar su pastelito.
“Peeeeeeeeero,” Marina se queja desde el hombro de su hermano, aunque su rostro se ilumina instantáneamente ante la vista de las golosinas.
Cameron sienta la pequeña niña en el mostrador y le ayuda con el glaseado de la torta, observando para asegurarse de que no se salga. Marina pone su mano en su barbilla y mira las opciones de rociado, finalmente decidiéndose por los morados en forma de corazones. Cameron gruñe ante los que ella decide decorar y desliza algo de crema sobre su nariz y mejilla. Marina abre la boca con sorpresa y luego se ríe cuando aterriza con éxito un globo de crema en la mandíbula del chico.
“¡Cameron detente! Ya tengo que cuidar de una sucia Cabello. No voy a ser capaz de manejar la situación si creas otro.” Lauren niega con la cabeza, y se apresuró a mover la bolsa de glaseado para cada uno de los pastelitos. “Cuando ustedes dos monstruos terminen, pueden ayudar a poner estos en sus bandejas y poner las galletas en platos.”
Lauren se mueve con rapidez para sacar las galletas recién salidas del horno inferior y las posa en un espacio vacío. Se toma un minuto para dejar escapar un largo suspiro y se da una bofetada con mano en la sien. Isabella pronto se despertaría su siesta, Marina todavía tenía que sacarse su ropa de juego, y Cameron estaba comiendo más rápido de lo que ella horneaba.
“Mamá, relájate. Solamente es Sofía con sus estúpidas amigas. ¿Cuantas veces haz hecho la cena para ellas? Y de todos modos, siempre observan la comida pero apenas comen. Tenemos sobras para el almuerzo y cena del día siguiente.” Cameron la calma.
Él estaba permanentemente relajado y Lauren estaba agradecida de tenerlo siempre cerca para traerla de vuelta a la tierra. Por lo general ella era la más presidida y la líder de esta loca familia, pero la antorcha parecía estar yendo a él.
“Sí, tienes razón. Solamente estoy siendo una perfeccionista.” Lauren dice en voz alta como si estuviera tratando de convencerse a sí misma.
“Cammy y yo ayudaremos, mami.” Dice Marina extasiada.
Ella está lamiendo sus dedos para eliminar el recubrimiento glaseado de la punta de ellos, con los pies balanceándose alegremente a un lado de la barra, y Lauren viaja a plantar rápidamente dulces besos por toda su cara. Marina pone sus diminutas manos en el lado de las mejillas de Lauren y se inclina para mirar hacia los ojos brillantes de su madre. Lauren sonríe ante su boca cubierta de chocolate y el crujir de su nariz hace que ella se fijara en el glaseado en la punta. Ella se inclina para elimarlo con un beso y Marina deja escapar algo así como un timbre de campanas.
“Pero a ti no te gusta el chocolate,” Marina dice confusa.
“No, pero te amo.”
La vulgaridad mata a Lauren por un segundo, pero sus hijos siempre parecían sacarla de ella. No le importaba en absoluto.
“Ahora voy a dejar a Cammy a cargo de los postres y me aseguraré de que la sala de estar esté limpia”, Lauren le dice.
Cameron gruñe ante indirecta tarea y mira a su madre con una mirada de “¿Por qué yo?”, a la cual Lauren responde con un encogimiento de hombros. Él sabía que quisiera o no, estaría atrapado en eso en vez de estar en su habitación jugando videojuegos.
“Oh, y asegúrate de que el patio luzca bien. Además, ve a mi habitación luego así puedo ver lo que estas usando.”
“Mamaaaa.”
“Gracias cariño.” Lauren dice mientras llevaba a la engreída Marina fuera de la habitación.
Cameron ve con asombro a la niña que le saca la lengua por encima del hombro de Lauren y niega con la cabeza antes de empezar.
Cuando finalmente Lauren llega a su habitación, deja caer a Marina en la cama, encendiendo el televisor en Camp Rock así la mantiene ocupada hasta que ella vuelva. Va a la habitación amarilla pálida donde su niña de un año estaba durmiendo, y sostiene a la ahora despierta bebé en sus brazos. Ella picotea sus mejillas regordetas y ríe cuando sus grandes ojos marrones se asoman hacia ella confusos.
“Sí Isabella, te he despertado de tu bello sueño. Buenas tardes.” Lauren habla con una voz de bebé, cepillando algo del pelo desordenado de su frente y besándola de nuevo por si acaso. Isabella bosteza y apoya la cabeza en el cuello de Lauren para el corto viaje hacia la otra habitación.
“Mira quién se une a la fiesta.” Lauren grita suavemente, Marina se anima ante la vista del pequeño bulto en sus brazos y se sienta emocionadamente aplaudiendo.
Lauren y Camila habían estado preocupadas sobre como Marina tomaría otro niño que se uniría a la familia tan pronto y estuvieron sorprendidas cuando la niña de entonces dos años había respondido con tanto entusiasmo. Ella estaba obsecionada con la idea de otro ser humano saliendo del estómago de Lauren, y había presentado a la recién nacida a todos sus animales de peluche. Aunque Marina a veces se frustraba de que Isabella no podía contestarle, disfrutaba de poder hacerla gorgotear y reír de las tontas muecas y cosas que hacía. Aunque Isabella era un bebé tan feliz, se reía de casi todo.
“Sí,” Marina exclama con una voz que Lauren sabe que debe haber imitado de Camila.
“Amo que los valores que inculco a mis niños sigan incluso cuando estoy lejos.” Una nueva voz entra por detrás de la espalda de Lauren.
“¡Mamá!” Marina grita de alegría, saliéndo rápidamente de la cama y corriendo hacia la figura agachada de Camila.
Lauren observa el gran abrazo que las dos chicas se dan una a la otra y sonríe ante la reunión de las socias en delincuencia. Siente a Isabella rebotando en sus brazos y sabe que ella está emocionada porque todo el mundo lo está. Tenía una manera muy extraña de alimentarse de la energía y emociones de una habitación.
Camila se acerca para frotar sus manos contra el vientre redondo de Isabella y toma a la niña de los brazos de Lauren para besarle la cabeza. Se aleja para apoyarse en los labios de Lauren que esperaban castamente.
“¿Dónde está la gritona?” Camila le pregunta a Marina, refiriéndose a Sofía.
“Todavía está en la práctica, pero llegará pronto.” Lauren responde, entrando en el armario para agarrar las dos perchas que sostenían la ropa de las dos niñas.
Cuando vuelve a la habitación, le entrega a Camila la ropa de Marina y agarra de nuevo a Isabella.
“¿Conseguiste las bebidas y luces?” Lauren cuestiona.
“Hecho y hecho.” Camila responde complacida consigo misma.
Lauren le instruye que Marina necesita tener su rostro y manos limpias, y el dúo se encamina hacia su espacioso baño. Camila la sienta en el lavabo y consigue un paño para mojar en agua tibia. Limpia el rostro de Marina suavemente y toma sus manos para sacar la pegajosidad.
“Esperemos que mamá piense que hice un buen trabajo.” susurra Camila.
Marina ríe y se da la vuelta para mirar su reflejo en el espejo. Ella no era una gran fan de prepararse y ponerse vestidos lujosos, lo que a veces hacía que fuera diez veces más difícil prepararla para eventos. Pero amaba cuando Lauren la maquillaba. Nunca conseguía salir con algo de maquillaje puesto, pero el “juego” siempre era divertido para ella. Igual, su favorito era ponerlo en Camila.
“¿Que harás esta noche?” Camila le pregunta.
"Sacudir mi trasero y rockear." Marina gruñe, levantando la mano en un símbolo de estrella de rock.
“Buen trabajo. Esa es mi chica.” Camila choca su mano con la de la niña.
El crujido de la puerta pone a Camila en su alerta de padre responsable y se encuentra con que su voz sale algo rara y robótica.
“Y es por eso que no debes comer crayones o tirar barro. ¡No consumas drogas!”
Marina le da una mirada extraña antes de ver a Lauren e Isabella entrando a la habitación. Lauren sienta a Isabella a su lado y apoya una mano sobre el mostrador para mirar a Camila sospechosamente.
“¿No consumas drogas?”
“Nunca es muy temprano para empezar esas lecciones,” Camila tose en su mano mirando cualquier cosa menos a Lauren.
“Claro.” Lauren asiente con la cabeza. Se da cuenta de que Marina ni siquiera tiene su atuendo puesto, pero su rostro está limpio así que lo deja pasar.
Ella se pone a trabajar en cambiar a Marina en su vestido rosa y desliza un par de zapatillas de ballet con arco en sus pies. Tuerce sus rizos ondulados en un recogido y deja que unos mechones caigan para enmarcar su rostro.
“Hemos cumplido nuestra misión de vestir a otra ardilla.” Lauren dice mientras toquetea los costados de Marina.
“Y que poderoso clan de buenas ardillas tenemos.” Camila agrega.
Marina deja escapar una risa y pone su cabeza en el estómago de Lauren de la vergüenza, con la esperanza de ocultar sus mejillas encendidas en el vestido largo verde de Lauren. Al igual que Camila, los cumplidos hacían que Marina se sintiera incómoda.
Lauren envuelve los brazos al rededor de la cabeza de la niña y se agacha para besar en la parte superior con cariño, pero se separa así la familia puede seguir avanzando. Le entregan las niñas a Cameron-que lleva una camisa rosa encantadoramente-para que puedan tomar un respiro.
“¿Por que no ponemos todo este esfuerzo en nuestros disfraces de Halloween? Digo, a mi me encanta elegirlos, pero tus ideas podrían ser brillantes si usaras tus poderes para el bien.” Camila comenta cuando están solas en la privacidad de su habitación.
“¿Por qué no pones esfuerzo en lo que usas?” Lauren contesta en tono de broma.
“Bueno, puedes ganar esa.” Camila asiente. “¡Pero.. Iremos como la banda de Scooby Doo este año!”
“No lo haremos.”
“¡Sí que lo haremos! Tenemos el número ideal de personas para ello. La distribución es demasiado buena como para desperdiciarla.”
“No, no lo tenemos. Somos seis y solamente hay cinco miembros en el grupo.”
“Bella será Scooby, Marina Velma, Sofía Daphne, Cameron Fred, y por supuesto yo seré Shaggy.” Camila sonríe.
“Tal vez lo olvidaste, pero te falta una gran parte de esta familia,” Lauren dice cruzándose de brazos.
“Bueno, espero que para entonces estés embarazada de nuevo y tendrás el honor de ser la máquina de misterio,” Camila dice sin pensar.
Lauren jadea al ser comparada con el tamaño de un autobus y le da a Camila una mirada caliente. La confundida muchacha tiene un momento de realización y pone sus manos arriba en defensa como si fueran a decir las palabras que no saldrán de su boca.
“Tu trasero.” Lauren le dispara.
“Y-yo, mira Lo e-eso, me refería..”
“¡Piensas que soy gorda por lo que me quieres poner en un disfraz equivalente al de una ballena!”
Camila piensa ante la posibilidad de que su esposa secretamente ya esté embarazada, pero vuelve a la realidad por una Lauren que tiene el rostro rojo y está parada justo en frente de ella.
“Cariño, tú sabes que no pienso que eres gorda. Amo tu cuerpo.” Camila dice en voz baja, usando sus manos para agarrar las caderas de Lauren y tirar de ellas contra las suyas. “Cada parte de él.” Camila besa su cuello, sosteniendo firmemente a Lauren así ella no puede escaparse.
“Mmmhmm seguro.” Lauren responde inclinando la cabeza hacia atrás, inconscientemente dejándose llevar.
Ella recorre sus brazos al rededor del cuello de Camila, relajándose ante las succiones y mordidas entregadas en varias partes de su expuesta piel. Se separa para capturar los labios de Camila y los presiona con hambre necesitada que se ha acumulado a lo largo del día. Ella pellizca el labio de Camila, sintiendo como lo suelta y en vez de eso, vuelve por el suyo. Lauren pasa sus manos por el cabello de Camila y gime en su boca cuando dos manos se mueven a para agarrar su culo. Camila se mueve para sentarse en la cama y Lauren deja su cuerpo a horcajadas sobre su regazo con facilidad. Su vestido se ha subido muchísimo y Camila tiene sus manos en sus muslos con fuerza. Ella mueve su cuerpo hacia delante y deja besar Camila para mirar sus ojos oscuros.
“Eww, asqueroso. Jesus llévame, ¿Por qué mis padres son tan raros?” Sofía se cubre los ojos con disgusto.
“Sofía,” Lauren chilla de sorpresa, saltando de Camila y cayendo en el suelo. Se levanta frotándose el dolor y siente la mano de Camila que frota con la de ella. Abofetea su mano e ignora el lloriqueo mientras se endereza el vestido.
“¿Qué haces aquí?” Lauren pregunta nerviosa.
“¿Terminaste de sacudir tus pompones?” Camila inquiere desde la cama en dónde ahora está acostada perezosamente.
“Ugh, ¿cuántas veces te he dicho que no digas eso?” Sofía gruñe, llevando una mano a su frente. “Y tú me mandaste un mensaje diciéndome que venga a tu habitación tan pronto como llegue a casa.”
“Mierda, lo hice, ¿cierto?” Lauren piensa en voz alta.
“Seppp, ahora, ¿qué es lo que quieres?” Sofía dice mirando sus uñas brillantes aburrida. “Tengo que cambiarme antes de que todos lleguen.”
“Cuida la insolencia.” Camila interviene defendiendo Lauren. “Sabes que tu madre es la reina de eso. No tienes chances de ganar.”
“Lo siento.” Sofía suspira mirando a Camila y luego a Lauren.
Sofía era sorprendente y preocupantemente similar a Lauren. Teniendo la mayor parte de sus características, incluyendo sus feroces ojos verdes y cejas gruesas, excepto por el hecho de su cabello era oscuro y recto como el de Camila. “Los genes Jauregui son fuertes, como los caballos,” Camila había dicho en su acento extranjero el día en el que Sofía nació. Su actitud e insolencia habían venido de Lauren y era muy peligroso cuando llegaba a estar enojada. Ella definitivamente era la princesa de la familia, pero intentaban no perderla de vista.
“Por eso te dije que vinieras. ¡Tengo tu atuendo!” Lauren comenta recordando su propósito y caminando hacia la silla en donde había un vestido cubierto.
“¡Mamá no! ¡No quiero que mis amigos piensen que soy un bicho raro!”
“Cariño, lucirás linda.”
“No, parecerá que ustedes dos vomitaron sobre mí.”
“Bueno, ella hizo algo parecido cuando te dio a luz, pero a través de una salida diferente, si sabes a lo que me refiero.” Camila saca un tema de conversación.
“Eres asquerosa.” Se burla Sofía.
“Sí Camila, eso es muy desagradable, no volvamos a revivirlo.” Lauren habla.
Camila simplemente se ríe ante lo fácil que era molestarlas a ambas y vuelve a ver la película que estaba en la televisión, dejándo la pelea de ropa para Lauren.
“Mira, tú sabes que yo nunca te pondría en algo horrible”, dice Lauren convincente, levantando el vestido casual de encaje verde.
Sophia observa la prenda con vacilación antes de que sus ojos empiecen a brillar de emoción.
“¡Es perfecto! Te quiero mucho mamá.” Sofía exclama vertiginosamente, corriendo para darle un abrazo a Lauren y escurriéndose fuera para llevar el vestido a su habitación.
“Es bipolar”, Camila dice que una vez que ella se fue.
“Ahora, ¿qué vamos a hacer contigo?” Lauren se convierte en un ciervo ante faros que buscan Camila mientras sonreía maliciosamente.
“Yo no sé tu, pero Camila sólo va a ir a ver lo que Marina está haciendo,” ella responde lentamente levantándose de la cama para caminar de puntas de pie alrededor de Lauren, pero es arrastrada al closet en vano.
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“Soldados. Tenemos un trabajo, y sólo un trabajo,” Camila dice lentamente.
Ella está de pie en frente de la familia que está aplastada, todos sentados juntos en el pequeño sofá de la sala. Siempre tenían reuniones familiares antes de salir u organizar cosas grandes. Era una tradición. Lauren y Camila a menudo cambiaban para ser líder, pero por lo general Lauren se hacía cargo de las cosas que necesitaban ser discutidas o para dar órdenes. En cambio, de alguna manera ella se convenció a sí misma de que era un evento lo suficientemente pequeño como para que Camila lo pudiera manejar.
“El trabajo de Cameron es sacar su codo huesudo de mi nuevo vestido.” Se queja Sofía, empujando a Cameron más hacia Marina quien está sentada en el centro comiendo una galleta, obviamente.
Para ser mellizos, Cameron y Sofía eran bastante parecidos, pero sus personalidades eran polos opuestos. Además se negaban a reconocer que estaban relacionados y odiaban cuando sus padres lo decían en público.
“Sofía, cállate por un puto segundo, ¿podrías?” Cameron frunce las cejas.
“De todos modos.. esto es grande, tu madre nos ha hecho una deliciosa cena.”
Lauren tose.
“Como siempre lo hace,” Camila traga. “Y necesitamos lucir nítidos y hablar de lo mejor.” Ella termina con un acento sureño. “Ahora, alíniense!”
El grupo se para, pero no sin un par de suspiros y sonidos de disgusto. Vienen al rededor de la mesa de café, parándose en frente de una seria Camila que estaba tomando el trabajo que Lauren le dió algo exagerado. Ella comienza con Sofía y se encuentra cara a cara con la adolescente de brazos cruzados.
“Princesa, debes tener mejor comportamiento,” comienza Camila. “Mantiene la actitud al mínimo... y por supuesto que luces perfecta. Después de todo yo contribuí a la elaboración de tu rostro.”
Lauren gira los ojos.
El rostro de Sofía se transforma en uno de felicidad y se lleva la mano arrriba para alizar su cabello y asegurarse de que el moño está en su lugar.
“Tú nugget, sólo intenta ser algo menos anti-social y conversar con algunos de los invitados. Sé que ser el sexy, melancólico y mujeriego es como tu especialidad, pero puedes ser mucho más que eso” Camila dice, ahora en frente de Cameron.
Su voz es suave como si intentara no decepcionarlo con las noticias, y el alto muchacho simplemente esfuerza un pequeño tirón de sonrisa en la comisura de los labios con un movimiento de cabeza. El movimiento mueve su flequillo hasta que vuelve y aterriza perfectamente en su lugar, y Camila suspira como si toda la esperanza estuviera perdida.
Ella se mueve hacia Marina quien la mira como si no estuviera esperando ninguna crítica. Camila se inclina para limpiar las migas del costado de su boca con el dedo y estira la mano por detrás de su espalda para arrebatar otra galleta comida a la mitad.
“Hey ardilla, deja los tentempiés hasta después de la cena.” Ella reprende juguetonamente.
Lauren la mira atónita y la patea en el tobillo para alertarla de la referencia de drogas que no quería que su hija de tres años escuchara, ni mucho menos conociera. Camila le lanza una mirada rápida de disculpa y se mueve hacia ella e Isabella.
“Bebé.” Camila entrecierra sus ojos hacia Isabella que está sentada sonriente con su espalda en el pecho de Lauren y sus piernas colgando sobre sus brazos que la sostienen por debajo.
“Permanece linda.” le guiña un ojo. “Lo mismo va para usted, Sra. Jauregui-Cabello.”
Lauren se inclina sobre la cabeza de Isabella y se encuentra con Camila para un rápido beso en el cual ambas sonríen, sin preocuparse por sus dos adolescentes que se quejaban.
“¡Nada de eso en frente de mis amigos!” Grita Sofía mientras camina hacia la puerta para la primera vista de invitados.
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“Sí, mi mamá me dejó totalmente mirar su armario. Se trata de la vendimia en su máxima expresión.” Lauren escucha a Sofía hablando con algunos de sus compañeros de equipo, con sus cabezas estiradas de asombro ante su vestido. Ella niega con la cabeza ante la historia retocada de su hija y sigue caminando registrando a todo el mundo.
Las risas de chicas adolescentes eran casi tan cliché como Lauren recordaba de sus días en la escuela secundaria. Todas ellas intentaban hablar por encima de la otra de emoción y definitivamente eran parte del equipo de animación por la forma en la que sus voces llenaban la cubierta exterior.
La cena ya había sido servida y ahora el ruidoso grupo se había trasladado fuera para un poco de música y el postre de Lauren. Se da cuenta de que la mayor parte de sus pastelitos y galletas apenas han sido tocadas y se siente un poco decepcionada. Ella excusa a Sofía del grupo y la arrastra a un lado.
“¿Por qué ninguna de tus amigas come lo que hice?” Lauren susurra en alarma, observando la exhibición que había preparado muy bien.
“Porque ninguna quiere ser gorda. Especialmente las voladoras que tenemos que ser levantadas todos los días.” Sofía susurra irritada, mirando por encima de su hombro en el caso de que las chicas empezaran a darse cuenta de que ella faltaba.
“Pero una delicia no te hará engordar.” Lauren intenta explicar.
“¡Mamá, mi cuerpo es perfecto y me niego a dejar que el azúcar arruine mi vida!”
“Sofía, el azúcar no arruina tu vida. No ejercitarse lo hace y tú haces eso todos los días.”
Sofía observa alrededor para ver si alguien puede oírlas antes de acercarse al rostro preocupado de su madre. Ella duda en decirle la verdad y muerde su labio con un rápido debate mental. La verdad gana.
“Si los como, un montón de chicas probablemente hablarán sobre mí a mis espaldas,” Sofía dice mirando abajo hacia el suelo.
Lauren deja escapar un aliento para empujar su enojo a un lado. Ella era una madre oso, y el simple pensamiento de alguna chica riéndose de su hija por hacer algo saludable y normal, la ponía furiosa. Se calma a sí misma y se preocupa por la situación actual, envolviéndo a Sofía en sus brazos. Ella acaricia su cabeza contra su cabello y presiona un prolongado beso en su frente. No se sorprende cuando Sofía le devuelve el calor e intercambia el abrazo. Ellas siempre habían tenido una muy cercana por sus personalidades, y Sofía siempre venía a Lauren cuando tenía problemas o secretamente necesitaba apoyo. Ella sabía que a Lauren tampoco le gustaba sentirse débil y el silencioso entendimiento siempre existió de manera natural entre ellas.
“Cualquiera que diga algo malo sobre ti a tus espaldas no es tu amigo, Sof. Además, ¿Te has visto en el espejo? Eres absolutamente hermosa. Por dentro también. No hay ningún tipo de comida que pueda alejar tu personalidad y eso es lo más importante. Quiero criar a alguien que no solo amo, sino que sea un ser humano que me guste. He hecho eso contigo.” Lauren murmura en su pelo.
Ella siente Sofía acurrucarse más profundo en su abrazo y la aprieta con más fuerza, disfrutando los raros momentos que eran cada vez menos a medida que ella crecía. Le gustaría poder hacer una pausa.
“Recuerda que eres en parte Cabello, lo que significa que tienes un vacío como estómago. Estoy bastante segura de que tu mamá está por ahí absorbiendo alguna comida de la cual le dije que se alejara.” Lauren se ríe junto a Sofía, sosteniéndola con los brazos extendidos y lanzando una mirada sobre su figura.
“Eres perfecta, justo como yo. No dejes que lleguen a tu cabeza pequeña.” Lauren termina antes de que ambas escuchen una fuerte conmoción.
Ellas miran, encontrando al equipo rodeando la mesa de porche, y una cabeza con rulos puede ser vista sobre la multitud, junto con la inconfundible voz de Camila.
“¿Mamá está en problemas?” Sofía pregunta mirando a una humeante Lauren.
“No tiene ni idea de qué es un problema.” Lauren rechina.
La vista que encuentra cuando Sofía y ella abrieron paso entre la multitud es algo que sólo su familia estaría haciendo. Marina está en el centro de la mesa con sus dos zapatos perdidos y el pelo caído del peinado que Lauren le había hecho antes. Ella baila a una canción de hip-hop con potentes bajos y Camila la acompaña desde el costado haciendo un par de raros movimientos robóticos y bailes fuera de ritmo con ella.
“¡Cam! ¿Que estás haciendo?” Sofía grita, corriendo a empujar el hombro de su hermano por estar grabando a la pareja.
“¿Qué? Esto es puro oro. ¿Me pregunto cuantas visitas en YouTube podría obtener esto?”
“Marina!” Lauren la llama, haciendo que la niña se detenga de repente. Camila intenta ocultar su cara con una copa en su mano, pero falla miserablemente cuando los orificios nasales de Lauren se abren enojados en su dirección.
“Ven aquí por favor.” Lauren dice con firmeza, mirando como la niña se acerca a ella haciendo pucheros. “¿Que piensas que estás haciendo?”
“¡Estoy sacudiendo mi trasero!”
“¿Estás haciendo qu-”
“¡Laur es mi culpa! Yo sólo pensé que sería divertido.” Camila interviene.
“Sí, Sra. JC! Las chicas y yo vimos a Marina intentando hacer nuestra rutina y pensamos que sería genial si nos mostraba un par de movimientos que podríamos agregar a nuestro nuevo espectáulo.” Una rubia le dice desde el otro lado de la mesa.
Todas las chicas asienten en acuerdo, mirando a Lauren genuinamente. A todas ellas parecían gustarles los raros y entretenidos movimientos de Marina, y Lauren afloja, acariciando a Marina en su parte superior como una señal de que puede continuar. Camila le sopla un beso, el cual ella devuelve, y la música se sube así está sonando en el perfecto volumen. Todos ellos observaron a la niña de tres años por un rato más, animándola antes de empezar a distanciarse y bailar por ellos mismos. Cameron ha agarrado a Marina de la mesa, rebotándo por ahí con ella en sus hombros, Sofía está en el centro de sus amigos, y Lauren de alguna forma se reune con Camila en el medio de todo.
“¿Vienes mucho por aquí?”, Pregunta Camila, colocando sus manos alrededor de la cintura de Lauren.
“En realidad sí.” Lauren le sigue el juego. “Esta es mi casa llena de locos.”
“Entonces eso te vuelve loca por asociación.” comenta Camila con una sonrisa.
“Hmmm tal vez,”
“Conozco un lugar en el que definitivamente estarías loca.”
“¿Dónde?”
“En mis pantalones.”
“Simplemente querías una excusa para decir eso.”
“Eso, y es cierto.”
“¿Quieres escaparte para una rápida?”
“¡Nunca tienes que preguntarme eso! Dios, sí!”
“Era mentira. Debes limpiar ya que no quisiste cocinar.”
“¿No podemos dejar que el chico lo haga?” Camila se queja, moviendo sus manos en la espalda de Lauren.
“No. Cameron en realidad hizo su trabajo antes, y ya lo forzamos a socializar con personas. Además, estoy segura que quiere escapar de las quisquillosas amigas de Sofía.”
“Está bien. Limpiemos la multitud. Pero tú, yo, mi habitación, luego.” Camila le guiñe un ojo, señalando entre su cuerpo y el de Lauren mientras lentamente se aleja, pero no sin chocarse a alguien.
Mierda, mierda, mierda! ¿¡Dónde está Bella!?
“La dejé en su cama hace una hora. No te alteres mamá. Todo está bajo el control de Sof.” Sofía dice yendo hacia ella. Algunas veces creía que eran telepáticas.
“Gracias tonta.” Lauren se ríe, envolviéndo un brazo al rededor del hombro de Sofía y yendo de vuelta hacia la casa.
Cuando la familia ya se había ido en diferentes direcciones con besos de buenas noches y libros leídos con éxito, Lauren finalmente deja que sus hombros se relajen en la comodidad de su cama y la de Camila. Era enorme, pero muy útil cuando todos iban allí para noches de películas.
“Has hecho un trabajo realmente bueno, nena.” Camila habla en el aire silencioso, leyendo un libro ya por la mitad.”
“Gracias. Lo hiciste bien. Tú y Marina deberían iniciar un show, salgan a la calle.”
“No a menos que todo el mundo venga con nosotras. Nuestros talentos son más efectivos cuando estamos alrededor de ustedes.”
“¿Eres feliz?” Lauren preguntaa de la nada. Su voz está relajada y es una de esas preguntas que simplemente de lanzas en el universo de vez en cuando.
Camila marca la página de su libro y lo deja en la mesa de noche, apagando la lámpara. Estabiliza su peso en un codo y se abalanza sobre él para presionar un firme beso en la boca de Lauren, moviéndose con suavidad, tratando de supurar todo el amor que siente por ella y su familia en una simple explicación.
“Completamente.”