11 Una mentira más

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Haymitch Pov.

¡Esta mujer va a volverme loco!
Entre al penhouse y agarre una botella de whisky y me senté en el sillón. Estaba totalmente indignado, porque no eran celos… ¿o si? No, no eran celos.

Se la había pasado toda la noche mostrándose encantadora y sensual con cualquier hombre que se le cruzará en el camino. Y yo ahí parado como un idiota, sin poder hacer nada para sacárselos de encima.

Es cierto, al principio estábamos buscando patrocinadores para los chicos, no eran muy buenos, pero duraron más de lo esperado en la Arena, por lo menos, la primer noche.

Pero los habían matado antes de las diez de la noche, y son las dos de la mañana ¡Y ella sigue ahí abajo riendo como estúpida con los chistes de Seneca!

Me tomé de un trago del wisky y decidí que está vez, iba a escucharme…

Se hicieron las cuatro de la mañana y ella no volvía. Me preocupe, tal vez alguno de esos degenerados le había hecho algo. Baje a buscarla.

Al llegar al salón de los patrocinadores sólo quedaban unas pocas personas, y Effie no estaba.

“¡Haymitch amigo!” Me giré y vi a Chaff acercándose a mi. “¿Vamos a tomar algo?” Dijo después de abrazarnos.

“Perdón Chaff, tengo que irme, o voy a tener que soportar los gritos de Trinket.” Invente la primera excusa que se me ocurrió, sólo quería subir y seguir esperándola.

“¡Pero si Effie se fue con Séneca! ¡Y no creo que vuelva esta noche!” Soltó una carcajada “Se los veía muy entretenidos…. Supongo que ser uno de los patrocinadores más importantes tiene sus beneficios. Puede que Effie tenga una voz chillona pero esta buena.” Intente ignorar ese comentario mientras él reía demasiado fuerte.

En ese momento entro Effie del brazo de Séneca, se la veía cómoda, como si ese fuera su lugar en el mundo. Intente mentalizarme que sólo estaba actuando, pero cuando se despidió de él con un beso en los labios la ira me invadió.

No me moleste en despedirme de Chaff y me fui directo al ascensor, ella estaba solo unos pasos más adelante y no se había dado cuenta de mi presencia. Cuando entro al ascensor me vio y su gran sonrisa palideció. No dije nada espere a llegar al penhouse.

“Haymitch, yo…” Empezó pero no la deje terminar.

“¿¡Vos que!? ¿No quisiste hacerlo? ¿Él te obligo? ¡No, ya sé! ¡Fue Snow! ¡Somos gente grande Effie, y me queda claro que solo soy tu diversión unas pocas semanas al año!” Estaba enojado, dolido. La amaba y ella sólo se divertía conmigo. Todos esos momentos que pasamos juntos, no eran nada para ella, las risas, los abrazos y las palabras de amor, sólo eran un acto más de su show.

“¡Haymitch!” Grito ella para parar mis gritos. “Mirarme Haymitch” Se saco la peluca y mis ojos se centraron en los suyos.

No quería esto, no quería escuchar como se disculpaba, como me mentía en la cara y yo como un idiota le iba a creer.

Me di la vuelta y me fui a mi habitación. La escuché gritar mi nombre para que parara, pero no le presté atención. Me encerré en mi habitación y no salí hasta la mañana siguiente.

Effie Pov.

Haymitch había entendido todo mal, y era mi culpa, tenía que haberle explicado todo cuando lo vi en el tren, pero no pude.

Ya era la hora del desayuno, tenía miedo de que no bajará a desayunar. Y etonces no iba a poder explicarle nada. Bajo, no me miró una sola vez, seguía enojado.

Detrás de cámarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora