36 Distrito 13

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Effie Pov

Había pasado un mes desde que estábamos acá y yo no había salido del dormitorio.

La huida del Capitolio nos había dejado destruidos a todos, salvó parecía a Plutarc.

Finnick y Katniss estaban en psiquiatría intentando recuperarse de las pérdidas de Peeta, Johanna y Annie. Beetee había quedado paralítico, pero fuera de eso parecía estar bien. Y después estaba yo, que había perdido todo y a todos.

Mi tarea era traerlos a todos a salvó hasta acá y había perdido a la mitad en el camino. La imagen de Annie siendo capturada me perseguía todo el tiempo. Si no hubiese ido por las cosas de Cinna tan tarde, ahora estaría acá con Finnick. Si hubiésemos ido con Haymitch a acompañar a los niños a la arena Cinna estaría con vida.

Había hecho todo mal, le había fallado a todos y cada uno de ellos. Se suponía que yo tenía que cuidarlos, y al final ellos se sacrificaron para salvarme a mi y a mi hijo y tampoco había podido cuidarlo a él. Les había fallado en eso también.

De Haymitch no sabía nada. Cuando desperté en el hospital no estaba, nadie me había dicho nada, y yo prefería no preguntar. Sabía que me odiaba por no haber protegido a nuestro hijo.

Plutarc y Beetee venían a verme una vez al día, o al principio lo hacían. Ahora venían cada tanto, y la verdad que no hablábamos mucho que digamos, bueno yo no hablaba.

Yo tenía algo en claro. Todas las personas que están acá abajo me odian, tanto o más que yo misma. Para ellos soy del Capitolio, viví mi vida feliz todos estos años llevando niños a los juegos. Para ellos yo era el enemigo. Lo había visto cuando estuve en el hospital, en como me miraban las enfermeras.

Cuando salí de ahí, agradecí que nadie quisiera compartir habitación conmigo y me quedé acá encerrada. No me interesaba nada que estuviera afuera. Sabía que Katnnis, Finnick y Haymitch no querían verme y me lo merecía.

Había aprovechado el último mes para llorar todas las perdidaa que había tenido y la verdad que el aspecto gris de esta lugar me ayudaba bastante. Tenía demasiados motivos para no querer vivir más. No había nadie que me necesitará. Ya no era importante para nadie.

Pero sabía que cuando Katniss aceptará ser el Sinsajo ella me necesitaría, incluso si no quisiera verme y tuviera que mandar a otra persona a hacer lo que yo le dijera, necesitaba estar.

Alguien golpeó la puerta y me sobresalté con el sonido.

"Váyase." Atrás habían quedado mis días de buenos modales.

La puerta se abrió de todas formas y aprecio Plutarc del otro lado.

"¿Es hora de visitas otra vez?" Le puente irónicamente mientras entraba.

"Señorita Trinket ¿ve esta puerta? Se abre de ambos lados. No estás prisionera, podés salir y caminar por los pasillos." Dijo ya harto de esta conversación.

"Nunca luciendo así. Muchísimas gracias." Él no necesitaba saber los verdaderos motivos que me mantenían en esta habitación, nadie necesitaba saberlo.

"Tenemos problemas más grandes que tus vestidos. Katniss accedió a ser el Sinsajo."

"Pobrecita." Sabía que era bueno para la revolución, pero otra vez estaba arriesgándo su vida.

"Y su chica en llamas se apago." Dudaba que este hombre conociera a Katniss, ella estaba odiandome en este momento. "Necesito que se una a su equipo. Ella confía en usted." Corrección confiaba en mí.

"Ayudar a rebeldes no es mi fuerte." No podía enfrentarme a ella.

"Señorita Trinket, sus días en el Capitolio acabaron, no importa como salgan las cosas acá. Si quiere sentirse una rehén hágalo. Conseguiré alguien más que ocupe su lugar." Se dió media vuelta y estaba por salir.

Detrás de cámarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora