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*POV Camila

Cerca de la hora del almuerzo Lauren entró a la casa como un rayo, pasó directo de mi y subió, como si estuviera en una misión de vida o muerte.

Allá va la Mujer Maravilla.

Fui a preparar algo para almorzar, como soy una persona tan buena, decidí preparar un poco más para compartir con "mi hermana". Subí las escaleras hasta su cuarto, para llamarla a que fuera a almorzar, golpeé su puerta y esperé un momento. La escuché moverse ahí adentro y luego abrió, tapando mi visión de la habitación. Extraño.

Lauren: hey, decidiste salir de huelga y hablar conmigo? –preguntó, cerrando la puerta detrás de ella.

Negué con la cabeza.

Lauren: Hm, entonces qué quieres?

Suspiré, indicando la sala con la cabeza.

Lauren: qué es Camila, eso es ridículo. Háblame.

-almuerzo. –silabice.

Me di la vuelta, dejándola sola. Algún tiempo después de que bajé, ella llegó. Se sirvió y salió de la cocina, volviendo a su cuarto.

Por favor, que no esté haciendo nada que yo no haría.

Pasé el resto del día vagando en la casa, sin tener nada que hacer o con quien conversar. Di una mirada de reojo al frasco de palitos. Y qué, esos palitos ya dejaron a Lauren muy entretenida, quién va a saber si puede hacer lo mismo conmigo? Obvio que no intenté descubrirlo. Sería el colmo de lo que me falta por hacer.

Algunas veces escuchaba lamentos y algunas vulgaridades viniendo de arriba, mi curiosidad afloraba cada vez más. ¿qué es lo que la tiene tan ocupada?

*POV Lauren

Mi idea de genio estaba costándome más trabajo del que imaginé. Ya iba a completar 6 horas de búsqueda, 6 horas hablando sola, repitiendo y repitiendo las mismas palabras. Ya estaba a punto de tirar la laptop por la ventana, sin soportar más aquella mierda, pero ya llegué hasta aquí y ahora voy hasta el final. Cliqueé en "escuchar" por vigésima vez, suspiré y repetí nuevamente la misma frase. Droga. Esto aún no está bien.

Me lancé en la cama y coloqué las manos en mi cabeza, suspiré, cansada de todo esto. Para dificultar aun más la situación, todas las veces que mi mamá o mi papá entraban a mi habitación, por algún motivo que desconozco, tenía que cerrar todo y consecuentemente perderlo todo. Comenzando de cero.

Me levanté y fui frente al computador, me coloqué los audífonos y escuché nuevamente. Repetí, escuché, repetí. Muchas veces seguidas.

Revisé nuevamente lo que estaba haciendo, para tener completamente la certeza de que todo estaba bien y que nada podría ofenderla. Era lo único que me faltaba para empeorar la situación.

Todo bien, creo que estoy lista. Respiré hondo, miré una vez más la pantalla del computador y salí. Encontré a Camila con Taylor en la sala.

-puedo hablar contigo? –pregunté, mirando a Camila directamente-

Ella me miró, desconfiada.

-por favor.

Camila suspiró y se levantó, fuimos hasta mi habitación.

Ok Lauren, tú puedes hacer esto. Recuerda todo lo que investigaste.

*POV Camila

Entramos al cuarto, en donde rápidamente me senté en la cama, sabiendo que venía algo muy fuerte, por la seriedad que ella tenía. Lauren movió su cabello, puedo asegurar que estaba nerviosa por algo. Pero nunca se sabe.

Lauren: Camila, yo... -mis labios se entre abrían al escuchar una palabra ser pronunciada en mi idioma- ...te pido que me... -siguió un poco trabada, intentando recordar algo, intentando pronunciarlo bien. Pero el acento era inevitable- ...disculpes. –dijo por fin-

Me quedé mirándola, mi mandíbula caída, mis ojos llorosos y mi corazón en la garganta. Fueron tantas cosas que me dejaron emocionada, la falta de mis padres, el hecho de que ella pasó todo el día investigando esto, intentando aprender sola, buscando las palabras correctas y por otro lado la forma tímida y linda en que las pronunció.

Lauren: rayos, sabía que esto no funcionaría. –murmuró- discúlpame, te prometo que no quería ofenderte, la mujer del video hablaba tan rápido, era muy difícil entender. –habló rápido, sin ningún tipo de pausa, yo seguía callada, sin fuerzas como para hacerla parar- te juro que no quería decir nada malo.

Entonces me lancé en sus brazos, dejando las lágrimas detenidas salir de mis ojos. Lauren se quedó unos segundos en estado de shock, pero luego envolvió sus brazos en torno a mi cuerpo y acarició mi cabello, mientras yo escondía mi rostro mojado en su cuello.

*POV Lauren

Algunos segundos me quedé sin entender nada, juraba que ella estaba furiosa conmigo y había traducido todo mal, pero ahora la tengo en mis brazos, como mi interior lo quería. La sujeté por la cintura con un brazo, mientras con el otro acariciaba sus largos cabellos.

-hey, no llores. –pedí, cerrando mis ojos y meciéndola lentamente-

Di un beso en lo alto de su cabeza, eso la hizo apretar aún más sus brazos en torno a mi cuerpo y consecuentemente me hizo abrazarla más cerca. Fue imposible controlar una pequeña sonrisa que salía por un lado de mis labios, por más que ella no lo haya visto, fue para ella. Solamente.

Después de un tiempo así, Camila se alejó, dejó su rostro a algunos centímetros lejos del mío y capturó mi mirada. Entonces perdí la concentración de cualquier cosa, en ese momento eran solamente sus ojos hermosos de color chocolate.

Camila: esas fueron las palabras más correctas que me han podido decir. –sonrió un poco, entre algunas lágrimas- sé que debió ser difícil para ti aprendértelas y solo eso, pero el hecho de que lo hicieras, ya me desarma completamente.

Toqué su mejilla, limpiando las lágrimas que caían.

-estoy disculpada? –pregunté, sin perder el contacto visual-

Camila: lo estás. –dijo en un suspiro, acercándose un poco más-

Mi mirada bajó a sus labios, saqué mi mano de su cabello y la coloqué en torno a su cintura, junto a la otra, sin apretar, solamente dejándola ahí, cariñosamente.

-si no quieres que haga alguna bobada, aléjate. –dije calmada, sin dejar de mirar sus labios-

Camila: una bobada más, una menos, qué hace la diferencia ahorita? –respondió, usando el mismo tono que el mío-

Entonces se formó una linda sonrisa en aquel lugar que tanto quería sentir. La traje más cerca, dejando su cuerpo nuevamente junto al mío, y ahora fue mi turno de sonreír. Una sonrisa sincera, espontanea y que ciertamente brilló en mis ojos.

Fue lo suficiente para que ella colocara sus labios en los míos.


EL INTERCAMBIO -CAMREN-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora