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*POV Lauren

Yo ya había perdido mis sentidos hace mucho tiempo, mi cuerpo me guiaba, mi deseo me controlaba, ya no tenía ninguna voz activa sobre mi misma. Mis labios tomaban los de ella de una forma posesiva, yo no quería que ella se los entregara a otra persona, los quería solamente para mi. Chupé su lengua un buen tiempo, provocándola, en seguida di una leve mordida en su labio inferior, alejando mi boca de la de ella y regresando a su cuello, para poder sentir su perfume. Rocié mi nariz por ahí, oliéndola, dejándola erizada, entonces volví a pasar mis labios en el, jugando con ella. Las piernas de Camila se cerraron en torno a mi cuerpo, mientras sus uñas se paseaban por mi espalda, dejándome loca. Dejé que mi mano se paseara debajo de su blusa, primero acariciando su estómago y luego la lateral de su cuerpo, sintiendo sus curvas encajarse en mis manos. Sabía que tenía que controlarme, pero no lo conseguía, tenía en mi mente la afirmación de que no debía ir muy lejos, pero quería hacerla temblar un poco más. En esas condiciones, tiré, levemente, su blusa, lanzándola hacia atrás, la miré, quien abrió los ojos y respondió a mi mirada, toqué su rostro, acariciando su mejilla. Entonces aproximé mis labios a su oreja.

-yo te prometo que no haré nada de más. –susurré en su oído, para transmitirle calma- solamente relájate. –pedí, rozando mis labios por ahí-

Capturé el glóbulo de su oreja, chupándolo un tiempo. Luego bajé mis labios por su cuerpo, rocé mi nariz entre sus pechos, todavía ocultos detrás del sujetador y deposité un pequeño beso ahí, excitada con su belleza. Seguí paseando mi boca por ella, hasta llegar a su abdomen desnudo, en donde distribuí varios chupones, sintiéndola erizarse, sintiéndola confiar en mi, sintiéndola tan... mía. Y dentro de mi pasaba una explosión de sentimientos. Solamente el verla sin blusa ya me dejaba más loca que cualquier otro día en toda mi vida. Con cualquier persona.

*POV Camila

Eran tantos sentimientos diferentes, tanta necesidad reprimida y tanto deseo de sentirla besándome que no podía hacer o decir nada. Mi cuerpo la quería, la llamaba, respondía obedientemente a cada caricia que ella hacía. Sus manos agiles paseaban por todo mi cuerpo, haciéndome sentirme orgullosa de mis curvas, haciéndome sentir deseada. Necesitaba de un mayor contacto, necesitaba sentir su piel en la mía, entonces, desesperadamente quité su blusa, Lauren me ayudó un tanto sorprendida, mientras la empujé para que se acostara sobre mi. Me abracé a su cuello y la apreté contra mi, sintiendo mis pechos ser aplastados por los suyos, sintiendo el calor que emana su piel. Sus labios no dejaban de tocarme, besando nuevamente mi cuello, una vez que con el abrazo ella no podía hacer nada más. Coloqué una de las manos en sus cabellos, acariciándolos. Mi respiración estaba muy pesada, intenté, en vano, hacerla volver a la normalidad. Entonces decidí tomar las riendas de la situación. Viré mi cuerpo, quedando encima de Lauren, sus ojos verdes su agrandaron con el susto que le causó mi acción. Le sonreí y le guiñé, acercando mis labios a los suyos, entonces los rocé ahí, mordiendo y jalando la parte inferior, para en seguida, chupar lentamente, hasta su cuello, apenas toqué todo su cuerpo se estremeció.

Bingo, encontré su punto débil.

Decidí provocar, pasé mis labios lentamente por la región, entonces, delicadamente, dejé pequeños besos ahí, sus brazos envolvieron mi cuerpo, cuando comencé a intercalar besos con pequeños chupetones. La escuché suspirar y una alegría tonta se apoderó de mi, por saber que si, yo también puedo hacerla sentir placer.

No nos interesamos mucho en el hecho de que la puerta estuviera abierta o que Clara y Michael estén a unas puertas de la de nosotras. La oscuridad de la noche nos relajaba y toda la gracia está en no pensar. Nos dejamos llevar por los sentimientos, por las emociones y principalmente por el deseo, de sentir nuestros cuerpos cada vez más cerca.

Subí mis labios nuevamente hasta llegar a los suyos, los dejé cerca, tocándolos levemente. Solamente sintiendo su respiración. Lauren quebró eso cuando me tomó por la nuca, invadiendo mi boca con su lengua buscando desesperadamente por la mía. Por Dios, me estaba sintiendo tan plena, tan completa que podía saltar de alegría, solamente por saber que ella me quiere tanto como yo. Aunque sea solamente por la cusa del bendito deseo. Ella viró mi cuerpo, volviendo a quedar sobre mi, sin alejar sus labios de los míos

Anhelo. Esa puede ser la palabra clave para demostrar lo que estoy sintiendo. Me hacían tanta falta sus labios en los míos, su perfume, sus manos tocándome. Yo estaba tan movida con eso que no medí las consecuencias. Y ni siquiera lograba completar la palabra orgullo.

Ella jugó muy sucio hoy.

Sus labios se alejaron de los míos, después de que una leve mordida fue depositada en la parte superior de ellos. Entonces, aun oscuro, vi sus ojos verdes llenos de ternura mirarme. Sus mano vino hasta mi rostro, en donde ella lo acarició.

Lauren: estás consiente de cuanto me dejas loca? –preguntó, con su respiración pesada- es mejor detenernos ahora, porque después va a ser más difícil.

Mis ojos se abrieron con la sorpresa.

-tú no... -paré un poco para hablar, pero jódete, después de todo lo que acabo de hacer eso no es tan vergonzoso- ...quieres ir hasta el final?

Lauren: no es eso. –negó con la cabeza, acariciando mi rostro- no tienes idea de cuánto quiero hacerte mía. –sonreí un poco- pero, no así. Quiero que sea especial, bonito, como los besos que tanto te gustan. –asentí- porque tú no puedes ser tratada como todas las demás. –la miré, extasiada- Camila, yo no quiero hacer sexo contigo. –afirmó, convicta- yo quiero hacer amor. –habló con la voz tierna y en ese momento dos cosas diferentes pasaron. Primero, mi corazón se aceleró aún más, saltando de alegría. Y segundo, Lauren sonrió.

EL INTERCAMBIO -CAMREN-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora