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Intercambiamos una cómplice sonrisa, Lauren miró el reloj y suspiró fuertemente. Sabía lo que eso significaba. Era hora de salir de nuestro cuento de hadas. No había mucho que hacer, ya en la puerta le di un ultimo vistazo a la habitación en donde viví una etapa más. Miré a Lauren y asentí, indicándole que ya podíamos irnos. Tenía miedo de salir de aquel lugar y que las cosas cambiaran, que el clima fuera otro. Toqué levemente su mano, no necesitó más de segundos para ella entender y entrelazar sus dedos en los míos. La apreté más fuerte de lo que era necesario.

Lauren: discúlpame, mi mano siempre suda cuando ando así. –sonrió tímidamente.-

Lo encontré simplemente la cosa más linda del universo. Ella dejó una llave en la recepción, conversó con la persona, quien verificó que ya todo estuviera pago, entonces nos dirigimos hacia el auto. Aun no había visto como era hermoso ese lugar. Y lujoso. Ella debió pagar mucho en esa habitación.

Lauren: te gustó? -indicó el lugar.-

-mucho mejor que con la venda. –sonreí, jugando.- es maravilloso. –suspiré, admirando el edificio que va quedando atrás a medida que nos alejamos.-

Lauren: sabes conducir? –preguntó, quebrando el silencio.-

-la dirección y yo!? Creo que es una pésima idea. –sonreí, mirándola.- soy muy nerviosa.

Lauren: bobadas, te enseñaré. –garantizó. Mi corazón se alegró al saber que pasaría más tiempo juntas.-

-bajo tu propio riesgo. –dejé claro.-

Lauren: serás una gran piloto. –guiñó.-

-y tú tendrás unos bellos problemas. –bromeé.- mira bien el auto. No será el mismo después de las clases. –Lauren comenzó a reír, una carcajada hermosa que hizo temblar todo mi cuerpo.-

Llegamos a casa. Taylor me sofocó en cuanto pasé la puerta queriendo saber detalles. O ni tanto.

Taylor: no quiero saber si mi hermana es buena en la cama. –avisó.- solo cómo te sentiste.

Me senté en la cama sin dejar de reírme por la euforia de Taylor. Le conté donde Lauren me llevó, hablé de la decoración, de como me trató con cariño. Y paré.

Taylor: mierda, no voy a aguantar. –pasó las manos en su cabello.- mi hermana sabe mover bien los dedos?

Exploté en una alta carcajada, mientras ella me veía con cara de interrogación.

Taylor: no sé si quiero escuchar la respuesta. –me miró.- es mi hermana, eso es asqueroso. –hizo una mueca.-

-decídete. –hablé tosiendo, intentando dejar de reír.-

Taylor: solo respóndeme lo que te pregunté antes. Nada más. –me vió, asentí.- Camila, tienes que tener un estomago muy fuerte como para ir a la cama con mi hermana.

Hola, estoy muriendo ahogada y ella sigue hablando de eso!? Tosí más fuerte, sintiendo mis ojos lagrimar.

Taylor: porque, no sé, ella extraña. –miró sus uñas.- obviamente sacó la parte fea de la familia, porque yo nací linda. –tiró su cabello hacia atrás.- Camila, me estás escuchando? –me vió.- Santo, estás roja. –tocó mi mano.- estás bien!? –golpeó con fuerza mi espalda.-

Después de un tiempo dejé de toser.

-Ay, me ahogué.

Taylor: no me había dado cuenta. –ni lo noté Taylor.-

-en fin, sólo dices eso porque es tu hermana. –concluí.-

Taylor: probablemente. –sonrió.- es bueno hablar mal de ella a veces. –bromeó.- además, ahora puedo pasar a llamarte cuñada oficialmente!? –sonrió grande.-

El tiempo no tardó en pasar después de aquel día. Los cursos comenzaron a necesitar una dedicación que muchas veces no les daba. El musical era mañana, exactamente cuatro meses antes que me regrese a México.

Los días que pasaron Lauren se vino alejando poco a poco, Clara y Michael redoblaron la vigilancia sobre lo que hacíamos o en donde estábamos, después de la noche que pasamos fuera. No sé a donde ella va, pero sé que es raro verla en casa. Pero al mismo tiempo sé que ella también siente esa distancia. Y que es contra ella. Cada vez que la veo siento las ganas de tirarme en sus brazos y el mayor problema viene siendo controlarlo. Y solo verla. Salgo hacia el curso temprano y regreso tarde, normalmente cuando estoy llegando ella va saliendo. Y cuando estamos en casa Clara se queda en la sala, Michael en el cuarto viendo la televisión. Cada uno a un paso. Controlando de alguna forma. Cuidando nuestros pasos y mandándonos a no cerrar la puerta, ese día escuché a Lauren murmurar algo como ...como si no cerrar la puerta nos impida hacer algo en pleno siglo veintiuno. Pero, nunca nos arriesgamos.

Miré por la ventana, la noche ya había caído, ya pasaron las once, el cielo estaba estrellada y mi estómago gruñía al pensar en el musical. Un miedo de equivocarme. De olvidarme de algo. Una vergüenza que hasta entonces no había sentido. Y no había nadie para distraerme. Taylor salió con Drew, como lo hace todos los viernes. Le conté a Sandra y Marielle la noche que pasé con Lauren, ellas murieron, pero aun no respondían el email que les envié hablándoles del musical. Entonces no tengo palabras de aliento. El viento helado tocaba mi rostro, tranquilizándome un poco, pero estar sola en una noche como esta me impide bloquear los nervios.

Me acosté, viendo el techo, con una remota esperanza de que milagrosamente el sueño llegara. Pero no dio. Y la remota esperanza se fue al espacio. Me llevé un susto cuando la puerta se abrió abruptamente, me levanté inmediato, con el fin de ver quién era, Lauren estaba de pie en la puerta con un tazón de palomitas en una mano y algunos DVDs en la otra.

Lauren: no me digas que te ibas a dormir? –entró, cerrando la puerta con el pie.- ensayé todo el día alguna forma de distraerte, así que si no estás nerviosa por mañana, finge que lo estás. –bromeó, soltando las cosas. Su humor era tan contagioso que no me permití pensar en las oportunidades de que sus padres nos vieran.-

-créeme, estoy al borde de un paro cardiaco. –me senté, pasando las manos en mi cabello.- creí que iba a quedarme sola hoy. –miré mis manos, mientras admitía. Ella suspiró y se sentó frente a mi.-

Lauren: sé que las cosas han estado un poco complicadas... -tocó mi mano.- tenía miedo que pensaras que después de... -hizo gestos, entendí a qué se refería.- ...yo iba a alejarme. Como si fuera solo eso lo que me importara.

-tú no eres tan idiota como para eso. –la relajé.- porque si lo fueras estaría encantada de darte un golpe.

Lauren: fiu, que bueno que no lo harás. Debe doler un montón llevarte un golpe con una barita.

-que chistosa. –forcé una risa.- tus papás también están sobre nosotras...

Lauren: sinceramente, solo obedecí sus ordenes hasta ahora porque sé que tú encontrarías mal si hago lo contrario. –me miró.- y como eso te envuelve también, decidí seguirlas. –volteó sus ojos. Sonreí, fingiendo que no había encontrado a ellos dos como una fortaleza entre nosotras dos, ya que claramente ella no lo notó.- pero hoy es especial. –tocó mi rostro.- sabía que estarías nerviosa y no te iba a dejar sola. –la miré, aun sonriendo.- mira, hasta traje una película romántica. –me mostró, animada.-

EL INTERCAMBIO -CAMREN-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora