Just married

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Ya es de día y la luz ingresando por la ventana del cuarto de Araceli lo indica claramente. Lentamente abre sus ojos y se estira un poco aun recostada.

-Que flojeeera-resonga desganada.

Se sienta en la cama y observa un poco a su alrededor. Se fija en el suero que está a punto de acabarse, pero del medicamento ya no queda señas.

-Justito-dice aliviada-Menos mal desperté antes que esta cosa me empezara a pasar sangre-refiriéndose a la vía.

Con cuidado va hasta el botiquín y se quita correctamente la vía de su brazo. Ordena todo en su lugar y una vez todo el procedimiento hecho se acerca a la ventana y la abre.

-Ohhhh, que bonito-dice con una sonrisa contemplando el lindo paisaje que la rodea.-Aers-recapitula-Si en Chile estábamos en otoño aquí debe ser....mmm... ¿verano?-dice para sí misma dudosa-Ah no cacho-dice resignada y sin tomarle importancia.

Continúa observando por la terraza e inspira un poco el aire fresco y ve la bella vista que ofrece el mar. Se voltea e ingresa en la habitación nuevamente, la recorre un poco con sus manos detrás de la espalda algo curiosa y luego toma la perilla de la puerta para probar si se encuentra abierta.

-Bah, está abierta-dice sorprendida-Supongo que podré ir a dar una vueltecita, digo yo-se dice a si misma sonriente.

Entra en busca de sus zapatos y sale a recorrer el lugar.

Caminando por el gran pasillo puede darse cuenta que se encuentra en un hotel. Camina lentamente ya que aún está un poco mareada por el efecto de los sedantes hasta que llega al primer piso en donde sin querer se dirige a la alberca en donde se encuentran un par de ajhummas conversando entre sí. Algo tímida Araceli se acerca a ellas y ambas se percatan de su presencia y sonríen amables.

-Hola-saluda con una reverencia.

-Buenos días, ¿Se te ofrece algo?-pregunta una de las dos señoras amablemente.

-Quisiera preguntar, ¿En qué lugar de Corea me encuentro?-algo desorientada.

-Omo, ¿Cómo llegaste hasta aquí si no sabes dónde estás?-pregunta algo risueña la otra señora.

-Verá, mi esposo...-intenta explicar.

-¡Recién casados!-exclama emocionada la otra señora.-La juventud de hoy en día es tan alocada que luego de una noche no son capaces ni de saber en dónde están-ríe animada.

-Muchas felicidades jovencita, aunque procura no beber tanto la próxima vez, así mantienes recuerdos de la juventud de tu esposo ya que de viejos....-rezonga.

-He he-Araceli finge sonreír incómoda.

-Estamos en Jeju-Explica finalmente la otra señora sin para de reír luego del comentario de su amiga.

-Oh, Jeju-repite Araceli asombrada-Muchas gracias-agradece con una reverencia.-Me voy, tal vez mi marido se dé cuenta que salí y no avisé-sonríe aun tímida.

-¡Omo!, ¿Es ese tu esposo?-indica una de las mujeres hacia espaldas de Araceli.

Curiosa Araceli se voltea rápidamente.

-Sí, es él-asiente con tono normal viéndolo como la busca algo nervioso mirando por todas partes hasta que la divisa y esta le hace una señal de saludo con la mano con una leve sonrisa.

-¡Aigo!, qué suerte tienen las chicas de estos tiempos, los chicos son más guapos ahora que antes-reclama infantil una de las ajhummas.

Araceli las ve sin saber bien que decir hasta que Seung Do pone su mano en su hombro.

A un kilómetro de CoreaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora