Mi Sirvienta |Nico Di Angelo|

¡Soy Saber!

Título original: ¡No quiero ser Archer, quiero ser Saber!

Justo cuando estaba viendo televisión en la cabaña llegó Nico diciendo cosas de que mi padre me envió una muy moderna carta.

—Dice que deberías dedicarte más a la arquería— dijo Nico, ya que yo no pasaba del saludo.

—Meh— alegué y junte mi cabeza con la almohada.

—Deberías al menos entrenar con el como intermedio, de todas formas no vas mal con la espada, de hecho, en poco tiempo podrías pelear bien contra mi— dijo él y sentí como una de sus manos acariciaba mi cabello.

Internamente agradecí a la almohada que cubría mi cara, no me importaban estos pequeños instantes en que estabamos solos en nuestra cabaña.

—Es que... es que no conozco a nadie y me sentiría incómoda rodeada de desconocidos— admití aún con la cara en la almohada.

—Podría ir contigo— ofreció —, digo, si necesitas a alguien que te haga compañía.

—¿Podrías hacer eso?— pregunté finalmente alzando mi cabeza.

—Si, si— dijo rodando los ojos —. Ahora vamos a comer.

[...]

—Me siento engañada de algún modo.

Iba con Nico y en cuanto llegamos nos dieron los peores arcos que encontraron.

—Hijos de Apolo..., nunca se que esperar de ellos— dijo Nico a su vez invocando a un esqueleto arquero y robando su arco.

—Claro, yo tengo que hacer esto con el malo— señalé de forma despectiva al aeco en mis manos.

—Pero esta en tu sangre, no creo que tengas problemas.

Fallé lanzamientos a quince metros.

No podía lanzar bien porque me enfocaba en los errores de postura que realizaba, cuando la apertura era incorrecta me devolvía e inciciaba nuevamente, creo que un hijo de Apolo era el que estaba instruyendo, mas nunca vino a mi lado oara corregirme y las únicas oportunidades en las que pasaba era para burlarse de que la hija de un dios arquero como Tánatos al menos debería tener mucho más puntaje —aunque nunca tanto como un hijo de Apolo—.

El día siguiente no fue mucho mejor que digamos.

Ahora se esmeraban en enfocarse en mis errores en especifico —y me mantenían alejada de Nico—, además de mofarse de mi por tener consciencia y realizar el procedimiento del tiro en vez de enfocarme en darle solo a la diana.

—La hija de la muerte no podría darle a un pavo ni aunque estuviera frente a ella— dijo uno y comenzaron a reir casi todos exageradamente.

Cuando busque a Nico con la miraba lo encontré algo enojado mirando el arco intentando seguir las instrucciones del odioso entrenador que al menos hoy no me estaba molestando con los demás.

Esa noche me escabullí para mis entrenamientos nocturnos de antes, necesitaba un poco de aire fresco.

Las maniabras las realizaba con un exeso de energía evidente y me comenzaron a doler los brazos, estaba comenzando a frustrarme cuando una voz firme habló:

—Descansa un poco, niña.

Al mirar donde provenía esa voz ví como algyien se quitaba un yelmo y hacía acto de prescencia.