Capítulo 4.

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Abandonamos al fin aquel lugar y caminamos hasta llegar a un viejo Volvo de color gris aparcado perfectamente en paralelo.

Desde que dejamos atrás aquella casa, no intercambiamos ni una sola palabra, ni un solo gesto. Además, por mi cabeza estaban redactándose todos los hechos ocurridos ese mismo día, así que si él hubiese dicho algunas palabras, no llegaría a prestarle atención.

A veces, con bastante disimulo, observaba el perfil de Zayn. Era completamente espectacular. Como si de una obra de arte realizada por el mejor pintor se tratase. Además, sé que podría pasar horas y horas observando cada detalle de su perfecta mandíbula.

Al llegar al antiguo vehículo, su brazo tintado se extendió para abrir la puerta del copiloto mientras que su otra mano indicaba que entrase en el coche. Conociéndome, podría haber comenzado otra discusión respecto al tema de llevarme a casa, pero la verdad es que no me apetecía regalarle más disgustos al chico que hace media hora me libró del peor momento de mi vida. Por eso y porque deseaba llegar a mi casa para poder terminar ese nefasto día cerrando los ojos hasta el amanecer siguiente.

Zayn rodeó la parte delantera del coche para entrar por el lado del conductor, donde rápidamente metió la llave correspondiente y arrancó el motor.

El coche realizó casi dos kilómetros y el silencio permanecía entre los dos, hasta que la alta melodía de mi móvil rompió el hielo.

"Jane, siento no haberte buscado a pesar de que dije que lo haría, y también siento el irme de la fiesta sin haberte avisado. ¿Recuerdas el chico con el que estaba? No sé si llegaste a verle, pero el caso es que estuvimos hablando toda la noche, y me invitó a su casa. Estoy bien. Te llamo por la mañana. xx"

-Maldita sea. -resoplé al leer el mensaje de Santana.

-¿Todo bien? -preguntó Zayn con aire preocupado.

-Sí. Bueno, solo es mi amiga, que por si fuera poco el abandonarme en la fiesta, también se ha ido a casa de un completo desconocido. Bueno, perdón, habló con él toda la noche. Eso lo cambia todo. -Esto último lo dije sintiendo que la razón por la que rectifiqué eran los ojos de Santana clavados en los míos quejándose por mi discurso. Pero aunque me hubiera gustado decírselo a ella, era Zayn quien estaba a mi lado.

-Bueno, tú también estás volviendo a casa con un chico desconocido. No culpes a tu amiga.

Mis ojos se apartaron de la pequeña pantalla de mi móvil y se clavaron directamente en Zayn, quien a pesar de estar totalmente concentrado en la carretera, no obvió el hecho de que en su boca apareciese una sonrisa pícara.

-Aún puedo volver a casa andando, así que por favor, no hagas que me arrepienta de haberme subido a este trasto.

Zayn negó con la cabeza. No sé qué pensaría de mí, pero que era una chica adorable seguro que no.

-¿Sabes? Nunca te lo he dicho, pero eres adorable.

Me equivocaba.

-No sé qué concepto tienes de adorabilidad, pero estoy segura que no soy el perfecto ejemplo.

-Eres adorable. -repitió. -Lo eres.

-Estás un poco raro. ¿Quieres dejar de decir eso?

-No. ¿Vas a impedírmelo?

La mano derecha de Zayn se deslizó por el cuero del volante y se dirigió  directamente a mi cuello escondiéndose en mi pelo. Creo que el alcohol comenzó a hacerle efecto en ese momento.

-¿Has bebido? -pregunté.

-Un poco. Bueno, más de un poco. En realidad mucho.

-¿Y cómo es que antes no estabas borracho?

-Tenía que fingir que estaba en buen estado para defenderte. Pero ahora que se me ha pasado el enfado, estoy sintiendo la subida de alcohol.

-Zayn, esto es muy raro. Creo que deberías parar el coche.

-De eso nada. Debo llevarte a casa.

-Zayn, estás empezando a sudar. Por favor, para el coche. Iré andando a casa.

-Ni de broma. ¿Has visto qué hora es? Estoy bien, de verdad.

Un volantazo repentino hizo que el coche girara un par de grados en seco con el intento de Zayn de esquivar una señal de tráfico al borde de la carretera.

-¡ZAYN! ¡PARA EL MALDITO COCHE!

Finalmente, cedió. Estacionó el coche en un llano en medio de la nada.

-Genial. No sé dónde estamos. -repliqué. -Te has vuelto completamente loco.

-Lo estoy desde esta mañana.

-¿Qué intentas decir? Bueno, es igual. Solo quiero llegar a casa.

Zayn, el odio que sentí al conocerte se había empezado a desvanecer hasta este preciso momento. ¿Me explicas cómo vuelvo a casa? No sé dónde estamos. ¡NO SÉ A DÓNDE MIERDA IR!

Pareció darme algo parecido a un ataque de histeria y me abalancé sobre el chico que tanto podía llegar a irritarme. Empecé a golpear sus hombros con gestos ridículos y sin fuerzas, como un niño pequeño que quiere conseguir un juguete. La voz de Zayn se hundía en carcajadas observando mi estúpida actuación. Después, se quedó callado, y me abrazó. Al principio intenté deshacerme de sus brazos, pero a medida que sentía su calor me sentía más comoda. Más segura. Sus brazos, rodeando mi cintura, reflejaban cierta seguridad que difícilmente podría encontrar en otro lugar. Su cabeza estaba posada sobre mi hombro derecho, la cual me transmitió una tranquilidad imposible de encontrar en el lugar más desierto del mundo. Me hizo sentir bien, cómoda. Consiguió tranquilizarme.

-¿Mejor? ¿Estás mas tranquila?-dijo en un susurro contra mi oreja.

-Ss...Sí. -dije apenas sin fuerzas, ya que fue el momento donde descargué toda la energía acumulada del día.

-Pues no estoy borracho. En realidad, nunca lo he estado. Sabía que no me dejarías, así que tenía que idear una excusa para abrazarte.

-Pero quién te crees que...

-Shhhh. -interrumpió Zayn. -Entiendo tu enfado, pero déjame disfrutar de esto un poco más.

Sweet Obsession.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora