Capítulo 7.

261 18 0
                                        

Salí del baño tras refrescarme un poco la cara intentando recomponerme. Sinceramente, no tenía pensamientos de contarle nada a Santana sobre mi "nuevo amigo", pero me temo que ni yo misma puedo impedir que las cosas pasen.

-Está bien. Ya estás mejor, ¿verdad? Ahora cuéntame quién es ese dichoso Zayn y por qué te has quedado paralizada cuando has sabido que era él el que te ha llamado. -inició mi amiga en cuanto me senté frente a ella en la cama.

-Verás... Aunque fuese ayer, es una larga historia, y no sé si...

-Tenemos tiempo. -interrumpió.

-Como quieras. -suspiré. -Iba de camino a tu casa cuando me choqué con un chico. Me caí al suelo y él se comportó de una manera ridícula, como si estuviera intentando ligar conmigo de una manera espantosa. -terminé de beber el café antes de que se enfriase. -En mi interior le odiaba profundamente, pero cuando le vi... -continué.

-Te dejó sin respiración. -completó Santana.

-Más o menos. El caso es que siguió actuando como un idiota pero por alguna razón me pareció muy dulce. Pidió volver a verme pero yo le negué. Justo después me marché.

-Oh, vamos. Pero Jane, ¿por qué? Sabes que todos los chicos tienen algo de idiotas. Pero hay algo que no entiendo: si te fuiste... ¿cómo ha conseguido tu número?

-Es que ahí no acabó todo. Cuando te perdí en la fiesta decidí ir a la barra para beber un poco más. Sentía que en cualquier momento iba a caerme, pero necesitaba seguir bebiendo para olvidar la situación con aquel chico. Está repleto de lo que perfectamente sabes que es mi debilidad...

-Tatuajes. -aclaró.

-Y no dos, ni tres. Todo su brazo derecho completo, y en el pecho... El caso es que apareció detrás mía.

-¿¿Cómo?? No me lo puedo creer. Y yo no estaba... Maldita sea. -dijo Santana mientras fruncía el ceño.

-Bueno... Yo tampoco podía creérmelo. No sabía qué hacía justo él allí. Creí que esa sería la última vez que le vería en mi vida, pero no. Luego, un chico intentó forzarme en un almacén o algo así. No lo recuerdo con claridad...

-DIOS MÍO. ¿CÓMO QUE FORZARTE?

-Sí. Intenté escabullirme pero no dio resultado... Hasta que volvió a aparecer. Zayn se abalanzó sobre el chico y le pegó varios puñetazos... Y no recuerdo más. Lo último que creo recordar es saliendo de su coche enfadada porque me tomó por una paranoica.

Pude ver cómo las facciones del rostro de mi amiga se descomponían en mil pedazos. Sus ojos parecían salirse de sus órbitas y su piel estaba congelada.

-Me estás tomando el pelo. -dijo al fin. -Sí. Definitivamente me estás tomando el pelo.

-Ojalá estuviera haciéndolo, Santana. Pero pasó así.

-Pero... ¿Le pegó? Si no te conocía... ¿Por qué lo hizo? Y, ¿por qué saliste enfadada de su coche? Entonces, ¿le diste tu número mientras te traía?

-De una en una, Santana, por favor. Mi cabeza no está precisamente muy clara para poder averiguar todo eso ahora mismo.

-Lo siento. Es que me ha pillado muy por sorpresa.

-Dímelo a mí. Además, con lo que me gustan las sorpresas... -añadí irónicamente. -En fin, ahora que lo pienso, no le di mi número en ningún momento. No sé cómo ha llegado a él... Y salí enfadada del coche porque no quiso responderme a una pregunta.

-¿Qué pregunta? Si puede saberse, claro...

-Cuando le pegó al chico que intentó forzarme le dijo que si de verdad quería repetir lo mismo de hace un par de años. Le pregunté a qué se refería con eso, pero actuó como si nunca lo hubiera dicho y se largó. No he vuelto a saber nada más de él hasta esta llamada, por eso me he quedado de piedra. No tengo ni la más mínima idea de si quiere quedar conmigo para responderme a eso o no, pero lo que sí tengo claro es que no voy a aparecer por allí.

-¿Cómo que no? Tienes que ir, Jane. Ese chico te debe una explicación. Quizás no era el momento adecuado para contártelo, por eso te ha citado hoy. ¿De veras quieres quedarte con la duda?

-En realidad... No me importa. Fue por pura curiosidad. Si quiere hacerse el interesante no le va a funcionar. No conmigo.

-Jane, ¿quieres parar? Ni siquiera has llegado a conocerle del todo. Mientras me contabas todo eso se te han ruborizado las mejillas, ¿sabes? Y eso es importante. Deberías ir.

Santana me sustuvo ambas manos entre las suyas y las apretó.

-Te sacó de un apuro. Por muy idiota que se comporte, merece un agradecimiento.

Notaba la sinceridad en estado puro en la mirada de mi amiga. Creí que se lo tomaría de un modo totalmente distinto, pero no. Quizás tenga razón. Sigo con la duda, y aclararlo podría significar mucho.

-Te haré caso. -dije al fin.

-Me alegro. Además, si te hace o dice algo, tranquila. Me tienes aquí, ¿entendido?

-Gracias. -abracé a Santana y le di un pequeño beso en la mejilla. -Esto es una locura... No sé por qué tiene que pasarme a mí.

-Las cosas no se eligen, cariño. Ahora lo único que tienes que hacer es pegarte una buena ducha y acompañarme al centro. Necesito unas botas nuevas.

-Dame 10 minutos y seré toda tuya.

Me metí en el baño y, mientras el agua del grifo pasaba de fría a caliente, seleccioné el modo "reproducción aleatoria" de mi iPod.

Sweet Obsession.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora