Capítulo 14.

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-Mamá, ¿puedo hablar contigo un momento? -suspiré. -Por favor.

-Claro, ¿qué pasa?

-Voy a irme. Lo he intentado, de verdad que lo he hecho. He intentado hablar con él e incluso aguantarme las ganas de gritar, pero no puedo. Hago esto por ti, pero me temo que ya no pue...

-Jane, no tienes que hacer nada por mí. Tienes que hacerlo por ti, y si dices que no puedes, no sigas con ello. Eres muy joven para complicarte la vida de esa manera. Ve a casa y descansa, yo seguramente vaya ya mismo también.

-Está bien... Gracias, mamá -estreché mi cara contra la de mi madre mientras le abrazaba antes de irme. -Por cierto, esta noche salgo a cenar por ahí. ¿Te importa?

-Solo si tienes cuidado -sonrió. -En la cómoda de mi cuarto hay un bolsito con dinero, coge lo que necesites.

-Creo que yo tengo, no te preocupes. Gracias -respondí un tanto sorprendida. Mi madre nunca me había ofrecido coger dinero de su habitación. -Y por cierto, Johanna, espero ver pronto el resultado de todo esto. Estás en buenas manos -sonreí a la vez que guiñaba un ojo mirando a mi madre.

Esta vez el camino parecía más largo. Me sentía exhausta y tenía todo el tiempo del mundo para llegar a casa, así que no me di prisa. Eso y que el paso de mi madre hace que tardemos la mitad de tiempo. Al llegar subí hasta mi habitación, pero antes de nada, puse música de una lista aleatoria. Cuando estás mal o te sientes de tal forma, parece que el mundo se pone de acuerdo para que todas las canciones que escuches describan totalmente tu estado de ánimo. Sé que fue una tontería de niños pequeños, pero creo que se me habría pasado si Matt no lo hubiera empeorado todo con su actitud tan arrogante a día de hoy. Además, ni siquiera debería pensar en el tema. Ni siquiera sabía por qué pensaba en el tema.

Poco a poco y sin darme cuenta, me quedé dormida sin que la música dejase de sonar.

-Jane, despierta. ¡¡JANE!!

Mi cuerpo pasó de estar calmado mientras estaba tumbada a estar tenso cuando me coloqué en 90 grados sentada sobre la cama. Probablemente la voz de mi madre estuvo llamándome durante un buen rato hasta que conseguí oírla al fin. Mi mano izquierda fue directa a mi móvil para ver la hora. Eran las nueve menos cuarto y había quedado con Zayn a las nueve. No me iba a dar tiempo.

-¿No ibas a cenar fuera? -preguntó mi madre mientras me levantaba de la cama e iba directa al baño.

-Sí, salgo en quince minutos y me he quedado dormida en la cama...

-Cómo no -rió por lo bajo.

-Oye, no ayudas -sonreí levemente. -Ni siquiera sé qué ponerme. Esto es un desastre. O mejor, yo soy un desastre.

-Anda, deja de lamentarte y piensa algo rápido. Sabes que todo lo que te pongas te sienta bien.

-Dijo mi madre, no yo. En fin, gracias. Voy a prepararme.

-Está bien, estaré abajo por si necesitas algo.

Mientras me daba la ducha más rápida de toda mi vida me acordé de algo: la música. Supongo que mi madre la apagó cuando subió a mi habitación, porque no estaba sonando cuando me desperté. En cualquier caso, eran menos diez pasadas y mi cara seguía adormilada por la ''siesta'' de la que me acababa de despertar.

Salí del baño directa hacia el armario mientras me secaba el cuerpo con la toalla. Me senté en la cama y pensé en qué podía ponerme, aunque sabía que acabaría siendo algo negro. Por mucho que quisiera maquillarme en ese momento para disimular los ojos entrecerrados que aún tenía no me daba tiempo, así qué apliqué algo de rimel y bajé corriendo. Justo en ese momento sonó el timbre.

-Ya voy yo -dijo mi madre.

-¡No! N...

-Hola, ¿puedo ayudarte en algo?

Hice bien en no maquillarme, porque en ese momento todo mi cuerpo despertó de repente. Mi madre estaba cara a cara frente a Zayn. Sé que se habían visto antes, pero nunca delante mía. No supe qué hacer en ese momento, así que me quedé quieta en el sitio sin poder decir nada. Zayn dirigió la mirada en mi dirección sin decir nada, dándole a entender a mi madre toda la situación. Ella entrecerró la puerta un momento después de disculparse y vino hacia mí.

-¿Por qué no me cuentas estas cosas? ¿Sabes la vergüenza que he pasado? Podría haberle dejado pasar si lo hubiera sabido y no tener que hacerle esperar en el porche con la puerta cerrada en las narices.

-Mamá, lo siento... A mí sí que me da vergüenza contarte este tipo de cosas. No es nada personal, de veras... Es que... -agaché la cabeza mientras me apretaba los dedos. -Sabes lo reservada que soy. No me hagas tener que explicarlo todo, por favor.

-Solo quiero que sepas que puedes confiar en mí. No voy a montar una escena porque salgas a cenar con un chico. Con un chico muy mono, además -soltó.

-Una escena no, pero sí un interrogatorio. Y sabes lo que pienso sobre ellos...

-Mira, si prometes que confiarás más en mí, dejaré de hacer esas preguntas, ¿de acuerdo?

-Lo que quieras, mamá, pero... ¿podemos hablar esto más tarde? Zayn va a empezar a ponerse nervioso.

-Está bien. Pero ten cuidado, ¿vale? No llegues muy tarde.

-Tranquila -besé su mejilla derecha y me encaminé hacia la puerta.

-Y dile a Zayn que lo siento. Por tener una hija tan complicada, más bien.

Miré a mi madre con cara confusa al mismo tiempo que dejaba escapar una risa y salí de casa.

Zayn estaba de espaldas cuando cerré la puerta y el sonido hizo girarse.

-Hola -sonreí.

-Estás guapísima.

-Gracias... Tú también. Guapo, quiero decir.

Dejó escapar una risa entre dientes tras mi comentario y no supe cómo tomármela. Lo cierto es que en estos momentos saco el yo más torpe que pueda llegar a tener, pero aún así me gustó verle sonreír. Nunca dejo que lo sepa, pero me gusta verle sonreír.

-¿Te importa si damos un paseo antes de ir a cenar?

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⏰ Última actualización: Sep 07, 2014 ⏰

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