Capitulo Diez

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Louis estaba incómodo, y se sentía increíblemente nervioso. Le habían confinado en la casa durante los último tres cálidos y hermosos días de verano. Quería irse a cabalgar, o lo que fuera que le dejaran hacer con tal de salir de la casa. Ya había puesto los libros de cuentas al día e incluso había informatizado todos los registros. Pero, siendo sincero, de lo que estaba realmente harto era de dormir solo. No había podido tener a Harry entre sus brazos desde aquella tarde en que se quedaron dormidos en el hospital.

La última noche de hospital, había tenido que convencer a Harry para que se fuera a la granja con Len, en vez de dormir en la silla por tercera vez. "Además, ahora que he despertado dudo que el hospital lo permita".

Oyó la puerta de atrás abrirse y cerrarse, y pasos en el interior de la casa. Al poco rato la brillante cara de Harry se asomó por el despacho.

—¿Qué haces levantado? Se supone que deberías estar en la cama.

—No lo aguanto más. Y solo estoy trabajando en la contabilidad, nada agotador. —Incluso levantó las manos en señal de rendición. Su callado y no violento novio Amish se había convertido en un terrible sargento desde el momento que habían entrado en casa, asegurándose de que se había tomado sus medicinas, descansado, y de que obedecía lo que le había dicho el doctor al pie de la letra.

Harry le dedicó una severa mirada, pero enseguida la suavizó.

—Eso está bien; quiero que te pongas bien. —Aquellos ojos verdes brillaron traviesos—. Si te portas bien y descansas, creo que mañana podríamos ir a cabalgar.

"Aleluya", aire fresco, la oportunidad de montar a Kirk y, quizá, de pasar un poco de tiempo a solas con Harry. Aquello era casi suficiente para convencerle de pasar el resto del día en la cama... casi. Se sentía bastante bien, y su respiración era sólida, sin ningún tipo de pito o ruido.

—Vale, me lo tomaré con calma, lo prometo.

Harry se acercó hacia el escritorio.

—Prométeme que serás bueno. —Louis asintió. Harry se inclinó sobre él y le besó, rozando sus labios con la lengua hasta que se abrieron. Hasta ahora sus besos habían sido suaves y tiernos, y siempre los había iniciado Louis. Pero ahora, con Harry siendo quién los comenzaba, eran increíblemente excitantes. Y había que reconocer que el chico sabía besar. Louis sintió la mano de Harry en la nuca, y el beso se hizo más profundo. No pudo evitar emitir un leve gemido de protesta cuando el joven se separó—. Recuerda tu promesa. —Si aquello iba a ser la recompensa por portarse bien, ¡prometía ser un maldito ángel!

Cerrando el ordenador y guardando los libros, Louis se fue al salón, encendió la televisión, y pasó unas cuantas horas dormitando mientras veía programas para marujas durante casi toda la tarde.

El olor de la cena en la cocina le despertó además del peso de alguien en el sofá. Esperaba a Harry, pero era Len quién le miraba con sus ojos marrones.

—La cena estará enseguida —le dijo. Louis asintió y comenzó a incorporarse.

—He estado pensando. Solíamos criar un buey para participar en la feria del estado.

—Sí. Esa fue una de las cosas que dejamos de hacer cuando tu padre se puso enfermo, ¿por qué?

—Me gustaría que volviéramos a hacerlo. —Louis intentó colocarse más cómodo en el sofá.

—¿Quieres compartir conmigo tus pensamientos? —pidió Len.

Así que Louis pensaba en alto mientras le hablaba a Len de su idea.

AMAR SIGNIFICA... NO AVERGONZARSE.|Larry Stylinson|Adaptada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora