Capitulo Seis

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Louis adoraba las mañanas en la granja: el sol del amanecer a través de las ventanas, el olor a heno y caballo, y la quietud justo antes de que se levantara todo el mundo. Retiró las sábanas a un lado, y miró alrededor, intentando recordar por un segundo dónde estaba, o mejor aún, por qué estaba en la habitación de su padre y Len. Ah, vale. Ahora era su habitación.

Salió de la cama, y se apresuró al baño para hacer sus necesidades y asearse, antes de vestirse y bajar las escaleras en silencio y con cuidado. Len aún no se había levantado, y Louis no quería despertarle. Después de tomar un bocado, se marchó de la casa y se dirigió al establo. Abrió la puerta y se sorprendió enormemente de ver a Harry ya dentro, cepillando los caballos para disponerlos para el paseo.

—No tenías por qué hacerlo. —Louis cogió las mantas y le alcanzó una a Harry para su caballo; después trajo las sillas.

—Está bien. Me gusta trabajar con los caballos, y a este le encanta que le cepillen. —Harry inclinó la cabeza para señalar a Kirk.

Louis puso la silla en el lomo de Kirk.

—Sí que le gusta, sí; le encanta ser el centro de atención. —Louis le puso a Kirk su mordedor y las bridas, y después le guió fuera de la caballeriza hacia el patio—. He pensado que podíamos cabalgar hacia el río.

—Te seguiré. —Harry montó y guió a su yegua hasta el pasto, Louis siguiéndole unos segundos más tarde.

Kirk estaba nervioso, deseando galopar. Así que Louis espoleó a Kirk, y el caballo empezó a galopar rápido como el viento, a través del campo.

—¡Nos veremos al final del prado!

Kirk volaba y Louis podía sentir su espíritu fundirse con el del caballo, los dos juntos hacia la meta. Según se acercaba al final del prado, tiró de las riendas y se giró para esperar a Harry, que venía galopando un minuto por detrás. Louis observó cómo él y Crepúsculo planeaban por el campo. La verdad era que el chico estaba guapo en su montura... incluso sexy.

Antes de que pudiera reprocharse el pensamiento, Harry se acercó frenando a Crepúsculo. —Qué bien me ha sentado esto —aseguró, sonriendo de oreja a oreja.

—¿Verdad? Y la mejor parte es que volveremos a hacerlo a la vuelta. —Louis se encontró a sí mismo sonriendo también. El entusiasmo de Harold era contagioso—. Vamos a llevarlos hasta el río y después podemos ir hacia el pasto Este un rato. —Louis les guió por el camino, ambos en silencio y perdiéndose un poco en sus pensamientos, bajo la sombra de copas verdes y la alfombra de flores silvestres. Cuando llegaron al río pararon unos minutos, escuchando el agua, y después continuaron por el sendero paralelo al río—. En los veranos, cuando yo era pequeño, me gustaba jugar en el río todo el tiempo.

—¿No estaba frío?

—Claro que lo estaba, pero yo era un niño. Habría estado jugando en el agua durante horas, hasta que me castañetearan los dientes. —Louis sonrió al acordarse—. Solía cabalgar hasta aquí con mi padre y Len cuando hacía calor, y solíamos merendar en un claro que hay un poco más adelante. Yo jugaba en el agua, y ellos hablaban. —Aquellas eran sus memorias más queridas—. Lo que daría por volver a cabalgar con él una sola vez más.

—¿Cuándo murió?

—Hace un mes, más o menos. Tenía cáncer desde hacía tiempo. Solo tenía cuarenta y nueve años. —Louis se atragantó un poco con la emoción, que amenazaba con salir a la superficie. Miró a Harry y casi pudo ver las preguntas dar vueltas en la cabeza del joven.

—Lo siento mucho. ¿Qué le pasó a tu madre?

—Murió cuando yo era un bebé. No tengo ninguna memoria de ella, solo algunas fotos que ahora cuelgan de las paredes del salón.

AMAR SIGNIFICA... NO AVERGONZARSE.|Larry Stylinson|Adaptada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora