Capítulo 8

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Alfonso la miró. Era tan bella. Sus rizos dorados formaban una cascada que caía alrededor de sus pequeños hombros. Sus facciones eran suaves y delicadas. En el momento que su mirada se cruzó con los ojos azul intenso de Anahí, supo que estaba perdido, se acercó a ella, lentamente unieron sus labios para besarse sin reservas.
Posó sus manos en la cintura de ella, pegándola más a su cuerpo, el beso se profundizó a medida que sus lenguas se entrelazaban, después de unos minutos Anahí tomó la iniciativa buscando los botones de la camisa de Alfonso, desabrochándolos uno a uno con toda la calma del mundo, Alfonso por su parte le acariciaba delicadamente la cintura debajo de su blusa. La camisa de él cayó al suelo y sin pensarlo dos veces Alfonso la cargó hasta llegar al cuarto, poco a poco se recostaron en la cama, él sobre ella, y continuaron besándose como si el tiempo no existiera, lentamente se desprendieron de las prendas que los cubrían quedando completamente desnudos, piel con piel, Anahí se estremeció al sentir la notoria erección de Alfonso en su zona más íntima y dejó escapar un gemido de placer. Los besos y caricias no cesaban pero tampoco aumentaban su intensidad. Anahí movió sus caderas contra las de Alfonso impaciente por unir su cuerpo al de él, cuando por fin se conectaron ambos sentían que tocaban las estrellas, la sonrisa dibujada en el rostro de Anahí hizo que Alfonso aumentara la fuerza en sus movimientos para después besarle el cuello nuevamente mientras ella de manera poco sutil le clavaba las uñas en la espalda indicándole que no se detuviera, bañados en sudor y entre sollozos llegaron a la cúspide, ambos quedaron acariciándose lentamente con sus respiraciones agitadas, sintiendo los espasmos producidos al llegar al placer total. Alfonso se quedó al lado de Anahí y ella se acomodó posando su cabeza en el pecho de él y acariciándolo con la yema de sus dedos.
- Anahí: Te amo.
Alfonso agachó su cabeza para encontrarse con una mirada que trasmitía desolación,
- Alfonso: Anahí, yo…
- Anahí: No digas nada,
Con sus dedos le tocó los labios y lo contempló detenidamente,
- Anahí: Abrázame
Se acurrucó entre sus brazos y él la rodeó con ellos, después de darle un beso en la frente miró al techo, a pesar de sentir exactamente lo mismo que ella, no se sentía capacitado para decirlo, definitivamente el corazón le había ganado, aunque se negara a reconocerlo, quería detener el tiempo y olvidarse de todo, pero lo peor estaba por venir.

Se despertó en la madrugada, la vio durmiendo a su lado y la miró detenidamente, se veía tan frágil e indefensa que le provocaba abrazarla y no soltarla jamás, pero al recordar quien era, todo pensamiento se borraba, apoderándose de él una angustia que desconocía.

A la mañana siguiente, Alfonso fue el primero en despertarse, miró a Anahí quien aún dormía a su lado, se levantó con cuidado, cuidando su sueño, así también evitaría hablar con ella, no sabría qué decirle en ese momento, su corazón tenía todo claro, pero no su cabeza, salió en silencio y a los pocos minutos despertó Anahí, nunca esperó encontrarlo a su lado la mañana siguiente por lo que la desilusión no fue tal, se quedó unos segundos abrazada a la almohada, aún podía sentir el olor masculino de Alfonso en ella, aterrizó cuando Derrick se alojó en sus pensamientos, se vistió y antes que Alfonso llegara se había marchado.

Al llegar a su casa antes de bajarse de su auto Manola estaba interrogándola,

- Manola: ¿Dónde te has metido? Me tenías muy preocupada,
Anahí se bajó el auto,
- Manola: Te he dicho que me avises cuando no llegues,
- Anahí: No es para tanto, ya estoy aquí,
Entraron a la casa, Manola detrás de Anahí,
- Manola: ¿Y no me vas a decir dónde has estado?
Anahí pensó la respuesta más adecuada,
- Anahí: Me quedé con Derrick,
- Manola: No me mientas, Derrick te ha llamado desde anoche,
Anahí la miró,
- Anahí: Voy a cambiarme
Se dio media vuelta y subió a su cuarto. No salió de ahí en todo el día, por la tarde llegó Derrick tal como lo había dicho el día anterior, Manola fue a buscarla, al entrar la vio llorar y aunque ella intentó disimular, no pudo,

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