La Mentira

Capítulo 25

 Después de la última discusión entre Alfonso y Ángela, curiosamente ella había dejado de buscarlo, cosa que lo tenía más intranquilo que antes, no porque le gustaran sus insinuaciones, sino porque si antes podía esperar lo peor, ahora no sabía que esperar. Aunque sabía que la inseguridad que repentinamente había demostrado Anahí no era casualidad, pero tampoco quería provocar a Ángela con una nueva pelea que pudiera hacer que de una vez cumpliera las amenazas que ya le había hecho anteriormente, había estado muy tranquila los últimos dos meses y prefería que siguiera así, sólo le quedaba seguir demostrándole a Anahí que para él solo existía ella.

Al terminar de decorar el cuarto que le habían habilitado a Mía decidieron ordenarle las últimas cosas que le habían comprado,

- Alfonso: No ¿Qué estás haciendo?
- Anahí: ¿Cómo que qué estoy haciendo? Estoy corriendo la cómoda ¿No ves?
- Alfonso: Estás loca, deja eso ahí,
Fue hacia donde estaba ella y comenzó a mover él el mueble,
- Alfonso: Acuérdate que el doctor dijo que tienes que reposar, es más... No deberías estar aquí,
- Anahí: ¿Cuántas veces quieres que te repita que ya me siento mejor?
- Alfonso: ¿Y cuántas veces quieres que yo te repita que no quiero volver a pasar un susto como el del otro día?
- Anahí: El doctor dijo que estoy bien, tú mismo lo escuchaste. Además, recién tengo siete meses y no pienso pasar los dos meses que me quedan reposando,
Alfonso terminó de acomodar el mueble,
- Alfonso: ¿Te gusta como se ve ahí?
- Anahí: No me estás escuchando,
- Alfonso: Claro que te estoy escuchando,
- Anahí: No se nota, estás más pendiente del mueble que de lo que te estoy diciendo,
- Alfonso: Anny, también entiéndeme,
La miró, se acercó a ella y la abrazó,
- Alfonso: No quiero que te pase nada malo,
- Anahí: No me va a pasar nada malo,
Le pasó los brazos por alrededor del cuello correspondiéndole el abrazo,
- Alfonso: Entonces cuídate y ayúdame a cuidarte,
- Anahí: Eres muy exagerado,
Le sonrió,
- Alfonso: Y tu muy porfiada,
Le sonrió también,
- Alfonso: Pero así y todo te amo,
- Anahí: ¿De Verdad?
- Alfonso: ¿Por qué crees que me preocupo tanto por ti entonces?
- Anahí: Está bien, me quedó claro,
- Alfonso: Que no se te olvide ¿Sí?

La besó delicadamente en los labios mientras la abrazaba, sintió una sensación extraña que lo obligó a abrazarla más fuerte aún. Si hubiera sido por él, podría haberse quedado durante horas así, cuando no estaban juntos Anahí era su único pensamiento y sentía la necesidad de protegerla de todo lo malo que pudiera pasarle. Al separarse de ella la miró y le acarició el cabello, Anahí lo miró extrañada,

- Anahí: ¿Y eso?
- Alfonso: Tenía ganas de abrazarte, estoy un poco sensible,
- Anahí: Esas somos nosotras,
- Alfonso: ¿Acaso los hombres no podemos ser sensibles?
- Anahí: Claro, pero no es algo por lo que se caractericen. Pero ya se acabó la conversa, dime qué hago, como según tu no puedo hacer fuerza para correr los muebles,
- Alfonso: No es según yo, pero podrías ir a buscar su ropa para empezar a acomodarla ¿Te parece?
- Anahí: Bueno, ya vengo,
Alfonso le dio un último beso y Anahí salió del cuarto, él siguió ordenando los muebles para acabar con los detalles que faltaban, pero una voz que ya le parecía familiar lo sacó de sus pensamientos,

- Ángela: ¿No te parece que el rosado es muy común para niñas?
Alfonso volteó y la miró,
- Alfonso: ¿Qué quieres?
- Ángela: Venía a ver como estaba quedando el cuarto de la nena,
Entró al cuarto,
- Alfonso: Muy bien, ya viste... Ahora te puedes ir,
- Ángela: Te recuerdo que no te conviene ser tan desagradable conmigo, puedo ir y en un segundo acabar con todo tu jueguito,
- Alfonso: ME TIENES CANSADO CON TUS AMENAZAS,
- Ángela: Shhh, te pueden escuchar,
Alfonso se tomó la cabeza en signo de desesperación y Ángela dejó escapar una risa,
- Ángela: ¿Ves? No intentes desafiarme, porque te tengo en mis manos,

En ese momento Anahí había vuelto, pero antes que la vieran se quedó escuchando detrás de la puerta, no acostumbraba a hacer ese tipo de cosas, pero ya que Ángela nunca hablaba claro, no tenía otra opción para descubrir de una vez que era lo que tantas veces había intentado decirle. El que busca siempre encuentra, y ella en ese momento iba a encontrar lo que estaba buscando. Alfonso se notaba nervioso y esa era razón más que suficiente para pensar que si tenía algo que ocultar, aunque jamás imaginó lo que ahora iba a escuchar,