La Mentira

Capítulo 14

  A la mañana siguiente, Anahí se despertó tocando el espacio vacío de Alfonso y al abrir los ojos comprobó que estaba sola, como todos los días. Se sentó en la cama buscándolo con la mirada y al no encontrarlo se sintió tonta por haberle creído, siempre después de pasar la noche juntos, tenía alguna reacción que la desconcertaba y al parecer esta no era la excepción, todo había sido demasiado bueno para ser cierto, se dejó caer nuevamente sobre su almohada y con los ojos cerrados intentó no pensar, volvió a abrirlos cuando sintió la presencia de alguien en el cuarto y al sentarse lo vio entrar con una bandeja en las manos en donde llevaba el desayuno para los dos.

- Alfonso: Hola,
Le sonrió,
- Alfonso: ¿Cómo amaneciste?
Se sentó junto a ella y dejó la bandeja en la cama,
- Anahí: ¿Y eso?
- Alfonso: Es nuestro desayuno,
Le dio un beso en la frente y Anahí se quedó mirándolo fijamente,
- Alfonso: ¿Y esa cara? ¿En qué piensas?
- Anahí: En tu cambio ¿A qué se debe?

Alfonso la miró, era lógico que preguntara después de cómo se había comportado con ella, se merecía una explicación lógica y obviamente no le podía decir que en un principio había llegado a ese lugar en busca de una venganza que jamás se había ejecutado, se limitó a decirle parte de su verdad.

- Alfonso: Me di cuenta que he estado desperdiciando mucho tiempo, eres lo más importante para mí, te amo y no hay razón para ocultarlo.

Anahí le sonrió, aún le costaba trabajo entender ese cambio tan repentino en él, pero ya no preguntaría más, el tiempo se encargaría de demostrarle si lo que decía él era verdad o sólo era otro de sus cambios de ánimo.
Él le dio una rosa que había cortado del jardín, ella se la recibió y le volvió a sonreír. Después de desayunar se quedaron un rato más descansando ya que aún era temprano,
Alfonso estaba apoyado en el respaldo de la cama y Anahí tenía la cabeza apoyada en su pecho, mientras él le acariciaba el pelo. Si bien, Ángela no era un tema agradable de tratar, inevitablemente siempre salía a la conversación, la mala relación que las gemelas siempre habían tenido había marcado a Anahí,

- Alfonso: ¿Y siempre ha sido así?
- Anahí: Sí, pero en parte la entiendo, tal vez si a mí me estuvieran comparando todo el tiempo con alguien, lo más seguro es que intentaría estar lo más alejada posible de esa persona,
- Alfonso: Bueno ¿Te propongo un trato?
- Anahí: Te escucho,
- Alfonso: Cuando nosotros tengamos hijos nunca vamos a caer en hacer comparaciones ¿Te parece?
- Anahí: ¿Hijos?
Se separó un poco de él y lo miró con los ojos iluminados,
- Alfonso: Sí ¿O acaso tu no quieres?
- Anahí: Sí, pero yo pensé que tu no querías ¿De verdad quieres tener hijos?
- Alfonso: Si son tuyos quiero tener... Cinco, diez, quince, veinte, veinticinco...
Anahí soltó una carcajada,
- Anahí: No, cómo tantos, estás loco,
- Alfonso: ¿Entonces cuántos? Tú pones el número y yo me encargo de cumplir,
- Anahí: Umm ¿Tres?
- Alfonso: ¿Y qué te parece si comenzamos con el primero?

Se recostó ligeramente sobre ella, y Anahí le respondió besándolo delicadamente en los labios, enredó sus brazos en el cuello de Alfonso y él se dedicó a acariciar cada centímetro de su piel, poco a poco le subió el camisón que llevaba a la altura de la cintura y ella lentamente entrelazó sus piernas alrededor de las caderas de él sin dejar de besarlo. Hicieron el amor de manera calmada, con una entrega única, demostrándose con cada caricia lo mucho que se amaban.

Después de bañarse juntos, Anahí se quedó ordenando el cuarto, que estaba hecho un desastre y Alfonso fue por sus cosas al cuarto de al lado para cambiarlas y comenzar a compartir con Anahí todo, como debió ser desde un principio. Al regresar no la encontró, supuso que estaría en las caballerizas y así fue, ahí estaba lista, lista para montar,

- Alfonso: ¿Te puedo acompañar?
- Anahí: Si tú quieres,

Alfonso le sonrió y Anahí lo miró, desde arriba de su caballo, sacar otro. Nunca habían montado juntos y el paseo se les hizo agradable a ambos,