Quince

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Andalucía.

La canaria todavía se estaba riendo por la propuesta de su amiga. No se lo creía ni ella misma, Ana tenía un grave problema con el sexo y, si conseguía hacer lo que se proponía, Sara tendría para prácticas durante un tiempo, se iba a volver loca de remate.

Fue con los chicos y se sorprendió al escuchar la risa de Rafa, generalmente solo conseguía arrancárselas ella, aunque se hubiera soltado un poco últimamente, esa carcajada, tan limpia, tan suave, tan de él no era normal escucharla fuera de las cuatro paredes de su habitación o la de ella.

Cuando se incorporó con ellos, se sintió totalmente perdida.

-Dios... ¿Te acuerdas cuando nos fugamos para ese concierto? ¿De quién era? -preguntó Sam.

-Vete tú a saber –respondió Rafa como pudo del ataque de risa que sufría-, sólo sé que la bronca de mi madre fue legendaria.

Sara tan solo podía sonreír, escuchar e imaginarse esas escenas intentando pensar en que ellos no habían compartido algo más allá de la amistad. Los celos habían vuelto. Aunque en realidad, lo que sufría era algo de inseguridad. Sam y Rafa habían vivido mucho más de lo que se podía imaginar.

Las risas cesaron por ambas partes, recordaban esos momentos y ninguno se arrepentía de nada. Habían llegado hasta allí y ambos tenían a personas increíbles y muy importantes a su lado gracias a ese pasado.

-Tus padres fueron geniales... -dijo Sam algo, ¿triste?

-Bah, mi madre te tiene como un hijo más al que alimentar –eso hizo reír incluso a Sara, que intuía más o menos los tiros por los que estaba tomando la conversación-, y mi padre, pues él contento, un chico más en la casa.

-Sabes que siempre les estaré muy agradecido, ¿verdad?

-No te pongas sentimental –relajó algo el ambiente el rubio-, si incluso te echaron de menos el 31.

-La familia de Kevin es como la tuya, me aceptaron al segundo. Además, ¡fui el 24 a tu casa! –Todos rieron.

La canaria creía entender más o menos la situación que, años atrás, debieron vivir. Cuando Sam se fue, Rafa le contó lo que ella más o menos había entendido.

Samuel no supo exactamente su orientación sexual hasta que lo conoció. Cuando se lo confesó a sus padres, eran novios. Estos lo echaron y le dijeron que nunca más querrían saber de él porque sí, todavía había gente así en este mundo.

Rafa se lo dijo a sus padres que lo aceptaron al instante. Toda la familia lo tenía como uno más y poco a poco entre ellos también fue así, se seguían queriendo, sí, pero como hermanos.

Al cortar, Sam se mudó a un piso en la ciudad pero siguió viniendo a la granja los domingos, los cumpleaños de cualquier integrante y para toda clase de festividades. Cuando conoció a Kevin, fue para todos una buena señal.

Sara en ese momento dejó las inseguridades a un lado. Se avergonzó incluso, pero se sintió orgullosa por amar a una persona increíble y tener una familia postiza, como solía llamarla, igual.  

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Muy, muy, muy buenos(/as) días (tardes/noches) y que los tengáis también.

Espero que os guste este nuevo capítulo, ya sabéis como podéis demostrármelo, me hace súper feliz ver un voto y un comentario... Hasta saltando por mi casa puedo estar.

Feliz semana, nos leemos,

jauroand

PD: espero que no tenga muchas faltas porque apenas he podido revisar el capítulo, si es así, no dudes en decírmelo.

Adiós🤗

Sexóloga en apurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora