Capitulo 15: El aquelarre del Bosque

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    La noche se apoderaba poco a poco del cielo amenazando con cubrirlo todo bajo su negro manto, haciendo desaparecer los rayos de luz solar. Las personas que caminaban fuera de sus casas podían ver como las lejanas estrellas empezaban a aparecer sobre aquel oscuro fondo, brillando con todo su poder, como pequeños faros celestiales en la negrura del Cosmos.

    La chica podía ver entre las copas de los pinos como las nubes se arremolinaban entre ellas mismas. Su color empezaba a oscurecerse, pasando del rosado causado por los rayos de Sol, a un intenso gris frio. Eran las primeras señales de una tormenta.

Esto no se ve bien, se dijo a sí misma.

    Caminó con cuidado entre las raíces alzadas de los árboles que crecían entre los altos pinos, cuidando no tropezar con alguna. Tenía que apresurarse: los guardianes estaban casi a seis metros por enfrente de ella. Se estaba quedando rezagada. Solo Jack permanecía a su lado, paciente ante su lento y tope caminar humano.

– ¿No crees que sería mejor si despejaras el cielo de todas esas nubes?– le preguntó la chica, señalando hacia el cielo sin apartar la vista de las retorcidas raíces cubiertas de nieve.

– Yo no las traje aquí – se defendió el joven. – Fue el viento. Además, yo solo controlo la nieve.

    Lilly brincó sobre una raíz gruesa, perteneciente a un árbol similar a un abeto. Desconocía esa especie de planta. Se apoyó cuidadosamente en ella para pasar un pie hasta una porción de suelo plano, apenas revestido de una fina capa de hielo.

– Si, pero son las nubes las que te ayudan a crear la nieve. Ellas traen el agua que tú transformas en copos, ¿o no? – contraatacó.

– Eso no tiene nada que ver – el chico enarcó una ceja, aunque sabía que Lilly no lo notaría por estar concentrada en ver donde ponía los pies.

– Bien, entonces supongo que moriremos enterrados en la nieve – insistió, mientras subía un pie sobre una piedra plana.

    Jack puso los ojos en blanco.

– No nevará a menos que yo quiera.

– ¿Y no quieres? – preguntó, solo para molestarlo. Levantó la mirada para observar su reacción.

    El chico flotaba tranquilamente a su lado derecho, por encima de las raíces de los árboles.

– No – le siguió el juego.

– Es una pena – bajó la mirada para brincar sobre una pequeña raíz con forma cilíndrica. – Empezaba a gustarme la idea de morir congelada – bromeó.

   Jack dejó escapar un par de risitas entre dientes. La risa del chico repiqueteó en los oídos de la joven cual dulces cascabeles navideños. Le encantaba escucharlo reír.

– ¿Por qué? – inquirió el chico, en tono más serio.

– Por diversas razones – la chica se encogió de hombros y miró tímidamente al chico. – Me gusta la nieve. Me recuerda a alguien – enfatizó la última palabra.

    Lilly se dejó caer de la raíz, aterrizando sobre una porción de suelo despejado. Dio un par de pasos antes de volver a subir, esta vez, a una piedra.

– ¿Te gusta la nieve? ¿O te gusta ese alguien? – se aventuró a preguntar el chico, tratando de no mostrar su nerviosismo por saber la respuesta.

– ¿Hay alguna diferencia? – la chica esbozó una sonrisa, manteniendo el suspenso en el guardián.

– Hay muchas diferencias – el chico se acercó un poco a ella.

Rise of the Guardians: The Key of HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora