Capitulo 4: Los Guardianes

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    Un espiral de luz blanca apareció de repente en el estacionamiento del supermercado.

    Una chica saltó de su interior, cayendo bruscamente de rodillas sobre el frio asfalto. Tardó apenas milésimas de segundo para ponerse de pie, y se volvió rápidamente hacia el espiral del que provenía.

– Por cierto, ahora eres invisible para los humanos – una voz masculina parecía surgir del centro del espiral.

– ¡Espera, Daemon! – gritó, pero la luz se desvaneció sin dejar rastro.

    La chica frunció el ceño con todas sus fuerzas, a punto de explotar.

¿Cómo espera que termine el maldito trabajo si ni siquiera se toma la molestia de explicarme nada?, Lilly quería gritar, pero se contuvo. Sabía que no serviría de nada y solo se vería como una lunática dando alaridos a mitad de la noche.

    Se dio media vuelta, tratando de calmarse. El paisaje seguía sin cambios aparentes. El bote de basura seguía tirado en el suelo, al igual que los deshechos que Daemon había derramado.

– Estúpido demonio de pacotilla– cuchicheó molesta, con los ojos clavados en el cubo de basura.

    La ira la carcomía por dentro. ¿Cómo se atrevía a dejarla a su suerte? Después de todo, él era quien necesitaba de su ayuda. Una buena explicación era todo lo que la chica pedía.

    Sentía la necesidad de golpear algo, pero su cuerpo estaba paralizado por la cólera. Su mirada permanecía clavada en el bote de basura, incapaz de moverla. Lo único que consiguió hacer fue cerrar fuertemente los puños, haciendo una rabieta parecida a la de los niños pequeños.

    Pero ocurrió algo inusual. El cubo de basura se dobló por la mitad apenas la chica había cerrado el puño. Eso la sorprendió tanto que logró desvanecersu ira para reemplazarla por una gran curiosidad.

¿En verdad yo hice eso?, se preguntó, asombrada.

    Volvió a concentrar toda su energía en ese gran trozo de metal con forma cilíndrica. Alzó una mano hacia él, como había visto a Daemon hacerlo, y crispó lentamente los dedos. Con forme estos se empezaban a cerrar, la superficie del cubo de basura se iba abollando.

    La chica no pudo evitar esbozar una sonrisa. Al menos los poderes que Daemon le había dado funcionaban bien. Entonces recordó que, además del poder para manipular los elementos, el demonio le había otorgado la habilidad de volar.

    Sintió la necesidad de probar su vuelo, pero recordó el pequeño incidente en la oficina de Daemon y le atemorizó la idea de volver a caer. Esta vez no tendría a nadie que la ayudara si algo salía mal. Pero, por otro lado, no le quedaba mucho tiempo para practicar, y no podía lucir como una inexperta ante los guardianes o sospecharían de algo más haya que de las brujas.

    Tenía que intentarlo. Pero, ¿cómo levantar el vuelo sin nadie que le enseñara a hacerlo? Lilly estaba confundida.

    La chica trató de despejar su mente, pensando solo en volar. Tal vez utilizar la misma técnica que con el bote de basura le funcionaria. Pero por mucho que se concentró, no logró elevarse un solo centímetro.

    Frunció el ceño, frustrada por no saber qué hacer. Tenía el tiempo contado para aprender a utilizar sus poderes y no podía desperdiciarlo en pensar en teorías sobre como volar. En su desesperación, empezó a saltar. Al principio se mantuvo dando saltos en su lugar, pero después decidió empezar a correr para tomar impulso y después brincar.

   Empezó a correr de un lado a otro del estacionamiento, dando brincos de cuando en cuando. Los minutos pasaban rápidamente. Gotas de sudor empezaban a resbalar por la piel de su frente y las piernas le ardían por el cansancio. Aun así, no se detuvo.

Rise of the Guardians: The Key of HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora